Grimorium- El Despertar

Capítulo 7 "Dolor a fuego"

Los días pasaban rápido en aquel lugar. Aunque debía ser por la cantidad de horas que me mantenía ocupado. Ya que dedicaba prácticamente todo el tiempo a entrenar con Shinji en el campo de combate sin descanso alguno. Nos poníamos  "trabajar" como llamaba él a pasarse desde el amanecer hasta que se ponía el sol sin salir de aquel recinto.

El fruto del entrenamiento se asomaba tímidamente por la ventana del esfuerzo. En mi vida había utilizado la magia, y por mucho que me esforzara, no era capaz de concentrar suficiente maná como para lanzar un hechizo decente. Lo máximo que había conseguido en aquella semana, fue quitarle el sombrero al espantapájaros de entrenamiento con un triste conjuro de viento. Shinji se mofaba comparando mi hechizo con el pedo de una vaca de las Montañas Pardas. –Tienen la misma fuerza –me decía mientras me mostraba aquella irritante sonrisa burlona.

La tensión diplomática entre los Países empezó a ser notable. Las sospechas de que los cuatro libros habían vuelto, casi se volvieron realidad.

El País del Agua rápidamente nos informó sobre el retorno de su libro mágico. Sin embargo, quienes no informaron, fueron los del Hielo y el Viento.

Se enviaron reducidos grupos de espías por parte del Agua y el Fuego, pero no regresaron. La inmensa fortaleza natural que formaban las montañas alrededor del País del Hielo, dificultaba una entrada sigilosa por mar, ya que desde la cima de las montañas, podían detectar el aproxima cualquier embarcación sospechosa. La única vía de entrada era a través del Paso de magma, desde el País del Fuego.

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–Creo que deberías descansar un poco – dijo Shinji señalándome uno de los bancos de madera para que me sentara.

Su mirada, reflejaba la decepción, tras no conseguir que su aprendiz estuviera a la altura de las expectativas. Pues él, había sentido en sus propias carnes la crueldad y el poder de los magos de los otros reinos. El peso de las esperanzas de la gente, me forzaba a llegar al límite.

 A pesar de no ser capaz de materializar los conjuros, el gasto de maná no perdonaba, y varias veces, acabé perdiendo el conocimiento a causa del agotamiento. Pero no podía rendirme. No mientras tuviera una gran responsabilidad a mis espaldas.

–Aún me queda maná Shinji, y tu sabes mejor que nadie que no tenemos tiempo para descansos.

Bajó la mirada y lanzó un suspiro que parecía sacar todo rastro de esperanza que pudiera quedar en su cuerpo.

–Es mejor que nos sentemos –insistió.

Nos sentamos en uno de los bancos de madera que había en el campo de entrenamiento. Se sacó su cantimplora de la bolsa de cuero que siempre cargaba y me ofreció un poco de agua.

–Bebe, te sentará bien. –intentó mostrarme una sonrisa, apagada, pero al fin y al cabo era una sonrisa.

Acerqué mis labios, secos y áridos como el desierto mas hostil, para beberme de un trago todo el contenido de la cantimplora.

–Las cosas cada vez están peor Pablo. –Me informó mientras se secaba el sudor de su frente. –Los del Hielo y el Viento está claro que se han aliado, creemos que buscan venganza.

–¿Y que hacemos descansando? –le pregunté mientras me levantaba a duras penas del banco.

Me agarró del hombro y me obligó a sentarme de nuevo.

–En dos días, nuestro ejército se reunirá en el Paso de magma con los soldados del Agua. Asaltaran el País del Viento e interrogaremos a los altos cargos. Si todo va bien, serán dos ejércitos contra uno.

–¿Como que se reunirán?¿No me estás incluyendo? –le pregunté extrañado.

–No estás preparado Pablo, y creo que eso lo sabes tu mejor que nadie. –respondió de nuevo. Esta vez sin rastro de aquella sonrisa. Forzada, pero por lo menos un gesto positivo.

Dentro de mí, noté algo que se hacía pedazos paulatinamente, era mi autoestima. El hecho de no haber cumplido con mi tarea después de todo aquel esfuerzo, derrumbaba por completo mi razón de ser.

Por primera vez en mi vida me había sentido importante, servía para algo. Aquella pesada carga, en el fondo, avivaba mis ganas de esforzarme y de demostrar que podía hacerlo. Pero solo conseguí decepcionar a quien confió ciegamente en mi. No no era capaz de conseguir nada. Estaba condenado a ser un fracasado en cualquiera de los mundos a los que me pudieran enviar.

–¿Y si los del Hielo y el Viento tienen magos capacitados? ¿Cómo pensáis hacerles frente? –le pregunté

Shinji se levantó del banco y lo rodeó para acercarse a unos arbustos de flores azules que teníamos justo detrás. Se bajó los pantalones y empezó a orinar.

–Los del Agua dicen que tienen a un mago que llegó del mismo mundo que tú. Tampoco conocía la magia, pero por la información que nos ha llegado, domina el uso del maná –Me informaba mientras se sacudía las últimas gotas de cerveza que su cuerpo estaba expulsando.

El corazón me dio un vuelco. La única persona aparte de Celia que fue borrada del mapa de un flechazo fue mi hermano. Pero debido a la sangre que me saltó a los ojos, no pude distinguir con claridad el tipo de flecha que utilizaron. Pero mientras hubiera una mínima posibilidad de que fuera él, no podía quedarme de brazos cruzados y demostrarle una vez más que era un inútil.




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