¿En dónde estoy?
Sentí un escalofrió en mi cuerpo, era extraño estaba en mi cama, no debería sentir esto, un viento soplaba fuerte haciendo que me despertara, abrí mis ojos y estaba acostada en una terraza de un edificio por su altura diría que es de unos veinte pisos o más. Es un sueño ¿por qué Aquí? hace mucho frio, voy a cerrar mis ojos y a volver a mi camita 1, 2, 3… volví abrir mis ojos y seguía en ese lugar. ¿Qué está pasando? Era extraño no despertaba del sueño.
— ¡Ayuda¡ —una voz fuerte. Esos no son los gritos de Celi aunque la intensidad si murmuré.
— ¡Ayuda¡ —otra vez los gritos.
El frio hacía temblar todo mí cuerpo, caminé en dirección de la voz, por su intensidad alcancé a encontrar a la persona que necesitaba ayuda, a su alrededor estaba un charco de sangre, corrí a su lado, era un chico yo diría un desconocido su mirada impregnó a la mía unos ojos verdes cautivaron mi corazón, su cabello castaño despeinado, vestía un pantalón negro que estaba manchado por su sangre al igual que su camisa color crema, su piel pálida aún más con el frio, tenía un cuchillo impregnado en el muslo derecho de la pierna.
—Hay que detener el sangrado —dije retirando su camisa para romper y envolver alrededor de la pierna. Puse en práctica las habilidades de primeros auxilios que enseñaron en el instituto.
—Mi celular esta allá debajo de ese bote —caminé rápido y fui en busca, trayendo lo más pronto, entregué el celular y realizó una llamada, él se quejaba del dolor, no podía hacer nada más.
—Ya vienen ayudarnos —dijo retorciéndose de dolor.
En pocos minutos de haber llamado llegaron una multitud de agentes, me atraparon como un rehén, sentía miedo, nunca había experimentado algo así, este sueño no me gustaba para nada, cerré mis ojos y conté 1, 2, 3… despierta los abrí y seguía ahí detenida por esa multitud de agentes.
—Rápido necesita un médico —dijo un hombre con su voz fuerte, dando una orden, se llevaron al desconocido —.La sospechosa llévenla al palacio —ordenó a los demás. Ahí era yo un rehén a mis diecisiete años, era injusto yo le ayudé para que no muera desangrado.
Cubrieron mi rostro, no sabía a dónde me trajeron, por lo que escuché menciono un palacio, palacios en mi ciudad no habían, este sueño seguía siendo muy extraño y no me gusta para nada, quiero estar en mi camita, unos paso se escuchó en ese cuarto frio en el que me dejaron.
—Identifícate —murmuró el capitán retirando la bolsa que cubría mi rostro. Lo había reconocido al momento que ordenó para que llevaran al desconocido.
— ¿En dónde estoy? —susurré con la voz quebradiza, las lágrimas caían por mis mejillas.
—Identifícate —volvió a repetir.
—Alana Miller —murmuré con mi cabeza recaída sobre la mesa. Una vez más cerré los ojos y conté 1, 2, 3.. Despierta no funcionó. El maldito sueño no desvanecía, estaba confundida. Porque a mí, las lágrimas corrían por mis mejillas, mis ojos comenzaron arder.
—Intentaste matar a nuestro príncipe —dijo con un rostro furioso, sus manos formaron puños y golpearon la mesa.
—Yo lo ayudé para que no se muera —grité con toda mi fuerza las lágrimas seguían presentes, sentía debilidad en mi cuerpo, las manos con las esposas contra mi espalda dolían. Solo quiero regresar a mi cama tengo miedo Celi ayúdame, tengo miedo, me están haciendo daño, papá, mamá ayúdenme tengo miedo repetía en mi pensamiento. El temor siempre estaba presente pero nunca pensé experimentarlo de esta manera dentro de un sueño, pero no cualquier sueño, un sueño doloroso.
El capitán había salido de la habitación dónde me tenían de rehén por haber atacado al príncipe, el desconocido era un príncipe, es el único que me puede ayudar pero ahora debe estar en el hospital, necesito que venga y me saque de aquí.
—Come un poco —escuché la voz de una mujer. Alcé mi mirada era una mujer mayor por su cabellera blanca y sus arrugas.
—El príncipe sabe que no le hice nada, soy inocente, déjeme salir —grité desesperada moviendo el cuerpo y al mismo tiempo caí al piso frio.
—Cálmate muchacha el príncipe está bien, muy pronto vendrá —la mujer me ayudó a sentar otra vez en la silla, desató mis manos para que pudiera comer, no tenía ganas de nada solo quería despertar.
— ¿En qué lugar estoy? —pregunté desesperada a la anciana.
—Estás en Groandelia, cálmate muchacha —dijo limpiando mi rostro con un pañuelo.
No entendía nada de Groandelia que diablos es eso, estaba enojada del coraje, fui a dormir tranquila el día de mi cumpleaños y ahora estoy en este lugar extraño. El frio recorría mi cuerpo me estaba congelando, cansada de tanto llorar y suplicar que me dejaran ir, quede dormida, esperanzada de despertar en mi cama y que esta pesadilla haya terminado.
Desperté aun no abrí mis ojos, esperé los gritos de Celi pero en ningún momento los escuché, abrí mis ojos lentamente seguía en ese cuarto encerrada, otra vez entro la mujer anciana trayendo agua, no quería nada, la comida seguía en el plato.