Guardianes Del Destino

OSCURA PRISION

La oscuridad iba desapareciendo vertiginosamente y su reinado estaba llegando a su fin, nada podría hacer para evitarlo. Sus enemigos se volvieron increíblemente más poderosos y él, por más que los combatía, nada conseguía y lograr conservar el poder que tanto tiempo tuvo empezaba a ser una tarea imposible.

Hubo una época en la que él fue el soberano indiscutido de todos los de su raza y nadie se atrevía a hacer algo que esté en contra de su voluntad pero ahora...

Siendo el soberano del tiempo nada podía hacer contra aquel implacable destino que se cernía sobre su persona. La furia y el odio por lo que estaba sucediendo le lo envenenaban. ¿Cómo fue posible que todos sus enemigos hayan descubierto la forma de poder derrotarlo? Pero si tenía que caer, no lo haría solo.

Salió de su habitación envenenado de rabia, sabía que dentro de nada entrarían allí todos sus enemigos exigiendo su rendición. Sin embargo tenía una idea del por qué de la victoria de sus enemigos pero quería confirmarlo

Furioso se adentró a la biblioteca más conocida como " el hogar del saber", la respuesta estaría allí mismo. Se detuvo en la sección gris donde se guardaban las más recientes informaciónes sobre los hechos que aún se sucedían. Extrajo del estante el libro oscuro y abrió sus páginas negras. Las letras blancas comenzaron a dibujarse frente a sus ojos extendiéndose por toda la página. Ávido por el conocimiento que allí se depositaba comenzó a leer:

"...aquel que poseía el control del corazón de los hombres y los inmortales optó por intervenir en el destino de los mismos. ¿Cómo podía seguir manteniéndose al margen de todo si quien reinaba se había vuelto un tirano? Semejantes pensamientos golpearon su mente convenciendolo de actuar. Empleó sus habilidades y liberó al único capaz de destronar a quien controla y manipula el tiempo, liberándolo de su oscura prisión tanto a él como a sus hermanos y demás compañeros de celda.

- ¿Por qué nos ayudas? - quiso saber el que es capaz de controlar el trueno y el clima
- Porque no resisto seguir contemplando la i justicia de quién es capaz de gobernarnos
- ¿Y por qué recién ahora te revelas? ¿Por qué no lo hiciste antes? 
- Porque creí en él - fue la sencilla respuesta sincera de aquel que estaba inclinando la balanza del destino

Así sucedió lo inevitable y el manipulador del trueno y el rayo quedó en libertad junto a los demás prisioneros. Todos huyeron de ese lúgubre lugar, ocultándose en las profundidades de la tierra a planificar una estrategia que los conduciría a la victoria.  Varios días con sus noches deliberaron hasta lograr dar con el mejor plan. Ahora llevan la ventaja y el soberano del tiempo nada puede hacer ya. Será destronado y eliminado definitivamente.

Cerró el libro sintiendo que la sangre le hervía ¿Cómo pudo traicionarlo así? "El que es capaz de manipular los sentimientos de los hombres e inmortales, se refería a Eros". Ese detestable inmortal con sus locas ideas era el verdadero responsable de su desgracia. Dejó el libro negro en su lugar y abandonó la biblioteca para buscar al traidor. 
No tardó en localizarlo y al hacerlo lo atacó sin previo aviso, empleó todo su poder en ello.

Eros nada pudo hacer para librarse de la crueldad de Cronos quien ahora era su enemigo pero no estaba dispuesto a dejarse arrastrar hacía las sombras, sin embargo su poder no funcionó. Aunque se salvó de desaparecer, no pudo evitar el castigo. 
- Traicionaste a tu soberano y lo pagarás
- Quien se deleita con el sufrimiento de los demás no merece ser llamado soberano. 
- Tu castigo será peor que la muerte misma. Permanecerán en la oscuridad eterna sin poder llegar a la luz por más que lo desees.

El poder oscuro de Cronos fue destructivo y fatal para Eros quien acabo encerrado en una negra jaula cuyo tamaño era de dos metros de altura y cinco metros de ancho. Ni siquiera su grandioso poder lograría destruirla, mucho menos abrir la puerta. La única llave se encontraba en el Tártaro ya que él no estaba allí.  En ese sitio jamás lo encontrarían, Eros lo sabía. Estaría eternamente envuelto en las sombras de la soledad. Sus habilidades no traspasaban los negros barrotes de esa jaula, por lo tanto nunca consiguió comunicarse con nadie del mundo exterior.

Cuando el tiempo fue pasando su desesperación fue en aumento y al no poder hacer nada su esperanza fue convirtiéndose en desesperanza y la confianza de ser rescatado por alguien en desprecio y envidia hacía los seres que gozaban de la libertad que a él le fue arrebatada. Sin embargo su furia nunca llegó a dañar su alma.

La jaula se ubicaba sobre una colina y bajando por la misma podían verse las aguas negras que la rodeaban, en cuyo interior se encontraban singulares criaturas de increíble belleza pero con una maldad extrema. Eran los guardianes que Cronos había colocado para evitar que el prisionero sea salvado. Un día, una de estas criaturas le dijo que habían dos llaves en realidad que abrían esa puerta. Una estaba efectivamente en el Tártaro pero la otra yacía en el mundo humano. Esto le dió esperanzas nuevas a Eros porque en ese mundo tenía un amigo que seguramente lo ayudaría. Solo debía hacerle saber qué le sucedió. Él era su única esperanza. Cerró sus ojos implorando que encuentre la llave y lo busque porque definitivamente estaba agotado de seguir encerrado allí.

Tiempo después Eros supo que por sus guardianes  que Cronos había sido asesinado por Zeus y sus hermanos y este era ahora el nuevo líder de  la raza de inmortales. Pero ninguno pareció preocuparse por su paradero ya que nunca se molestaron en buscarlo. Ni siquiera su hermana melliza, Afrodita, parecía importarle su persona.

El amor había sido encerrado y aislado del mundo tanto humano como de los inmortales. Más de mil años transcurrieron desde entonces y aún nadie se aventuró a liberarlo.

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.