Como mi hermana predijo me dieron de alta a los tres días, y mi madre tan solo fue 2 veces a verme, no me daba miedo volver a mi casa, si no a la escuela, las voz estaba callada por completo, pensaba si bien era producto de mi imaginación me extrañaba que si me había cumplido el hecho de que estaría callado, solo que lo dejara salir, supongo que seriamos 2 personas coexistiendo en el mismo cuerpo, tal vez podría asimilarse con el trastorno disociativo algo así había dicho mi hermana, pero casi nunca le ponía atención.
Mi hermana me deja en la entrada, se miraba preocupada.
—¿Todo bien? — Le pregunto a lo que ella me sonríe.
—Sí, hoy no voy a poder recogerte, así que ve directo a casa — Mi padre estaría allí, y era lo que menos quería, estar con mi papá. Las conversaciones eran densas y siempre cargadas de algún regaño o alguna orden.
—Iré a casa de Diane para ponerme al corriente — Le miento, la verdad es que iría a cualquier lugar menos a casa, veo como las personas me quedan mirando, mientras todos me señalan y murmuran a mis espaldas.
—Te quiero — Me dice y yo solo cierro la puerta pues voy hacía mi salón donde me señalan no quería que me vieran, quería hacerme más pequeño, cuando siento la voz.
"Puedes hablar" Menciono en mi cabeza, mientras siento un frío recorrer mi cuerpo.
"Siento una presencia como nosotros... Nathan no vayas a hablar de mí..." Me dice mientras veo a Diane y a Silas acercándose a mí, ambos estaban juntos, lo cual era raro, ni siquiera se conocían, solo de mirada.
Sentía algo que no me gustaba.
"Huye de ellos" Le hago caso a la voz, mientras le saco la vuelta a ambos.
Aunque llego tarde entro al salón de física, donde me siento en el único lugar vacío, y por alguna razón era con Marcos. Dejo las cosas sobre la mesa y cuando trato de sentarme este patea la silla, provocando que casi me caiga, todos se ríen, mientras Diane entra mirando toda la escena, yo solo miro alrededor enojado, analizando el evento.
—¿Qué no sabes que este lugar es de mi chica? — Me dice burlándose.
"¿Puedo salir?" Me pregunta la voz, mientras asiento con la cabeza, ahora veo como me convierto en espectador, mi cuerpo se separa para verme, me miro realmente nunca me había visto de esta manera como si estuviera en tercera persona, sonrió ante la broma, para volver a poner la silla en su lugar, y cuando este vuelve a tratar de patear la silla, lo empujo haciendo que se caiga, mientras se escucha un sonido sordo en todo el salón provocando que todos guarden silencio y me miren.
—Que sea la última vez que me tocas dedos de manteca — Lo miró fijamente retando con la mirada, jamás había mirado a alguien de esa manera en mi vida, me daba miedo mirar así pues sabía que mínimo era una cachetada.
—¿Qué dijiste imbécil? — Me dice poniéndose de pie.
—Aparte de gordo sordo, me vuelves a tocar y seré tu ruina ¿Me entendiste? — Me acerco sin miedo a Marcos, ojalá fuera así en la vida real, Diane me jala, mientras yo la sostengo con mi mano. "Hey no la toques" Me digo a mí mismo, y este la suelta. Ella me mira, y mágicamente vuelvo en mí, todavía no era tiempo de volver.
Trato de mantener la compostura, para dejar de ver los nervios, mi piel ardía mientras que el maestro entra yo salgo no me quería quedar a su clase, a este le importaba poco, pues era uno menos, siento que mi pecho sube y baja, me dolía el respirar, me abro la camiseta del uniforme para respirar mejor.
—Nathan, ¿Qué demonios hiciste? — Me dice Diane, mientras camino lentamente. Ella se pone delante de mí, trato de moverla, mientras escucho una voz dentro de mi cabeza, este no era el trato.
"¿En verdad crees que una vez que me dieras poder te dejaría ir tan fácil?" Sentía como mi boca se secaba mientras comienzo a gritar una luz verde sale de mi interior lanzando a Diane contra una pared, eran varias voces en mi cabeza, que me decían cosas que no entendía, veo como llega una chica de cabello corto, me tapa la boca, mientras un chico rubio toma a Diane, ayudándola, solo eran 2 personas.
—No hables, ¿Aceptaste el trato? — Me pregunta la chica, como es que ella sabía, no entendía nada —. Dime.
—Adeline, cálmate lo estas asustando — Le dice el chico, se llamaba Adeline, recuerdo la voz que me decía que no le dijera a nadie —. Niño, tienes que decirle la verdad, o no podremos ayudarte.
Asiento con la cabeza, y en su cara hay una expresión de terror absoluto.
—Te dije que llegamos tarde. Tenemos que salir de aquí — Dice ella, sin soltarme la boca.
—¿Qué hacemos con ella? — Pregunta el rubio, ayudando a levantar a Diane.
"No los dejes, ellos te van a lastimar" Me susurra la voz, miro sus caras deformarse, eran monstruos, trato de soltarme, pero en mi defensa la pateo, ella me suelta rápidamente, agarrándose la cara, me quedo paralizado para ver su cara de enojada, mientras una gota de sangre se resbala de su nariz.
—Nathan Wayne, ordeno que te quedes quieto... — Me dice haciendo que me quede paralizado.
—¿Quién eres? — Le digo mientras la miro.
—Soy Adeline Allen, y él es Owen Cliveliux, ambos venimos a ayudarte — Ambos se miraban como super héroes, asiento con la cabeza. Pero la voz vuelve "Ellos te van a lastimar, así que déjame encargarme por ti"
No tengo decisión cuando este actúa por su cuenta, veo como se acerca a la chica y la empuja, mientras la mira para pisarla pero esta gira, haciendo que no se concrete.
"Detente" Grito en la conciencia pero todo es negro, no responde y solo miro como actúa por su propia cuenta, este se abalanza por segunda vez. Ella levanta sus piernas golpeando mi estomago mientras el chico que la acompaña me sostiene, trato de zafarme pero quería quedarme quieto. Diane se pone delante de mí.
—Nathan, basta — Me dice pero son demasiados sentimientos, voces de varias personas que querían cosas de mí, querían mi cuerpo, porque me querían a mí —. ¿Qué está pasando?
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Editado: 05.04.2023