Guardianes: Los héroes aztecas.

CAPITULO 29

No sentía hambre, sentía tristeza y desesperación al ser el causante de eso, la voz en mi cabeza estaba casi nula, pero no en su totalidad, mi hermana me pone un tazón con algo de verdura al vapor, mientras espera que hable.

—¿Qué haces aquí? — Le pregunto ella se voltea enojada.

—No me has mirado en tanto tiempo y eso me preguntas… — Me arroja el trapo a la cara, así era ella agresiva, pero a la vez quería ocultar que estaba preocupada por mí. Se limpia la cara con sus manos para verme —. Estaba preocupada por ti, como los mensajes no decían mucho. Le pedí a Michael que me ayudará a buscarte.

—¿Me doxeaste? — Ella asiente mientras me doy cuenta de lo inteligente que era ella.

—Ambos llegamos a una tienda de antigüedades pensando que estabas metido en algo de dinero, pero la tienda estaba quemada, ya no respondías. Pensé que estabas debajo de esas cenizas… — Se compone para seguir hablando —. Un anciano nos indico como llegar a la casa de Adeline escuchamos gritos entramos para verte….

Su cara se distorsiona.

—No era yo… — Le tomo la mano a mi hermana estaba asustada —. No se como explicarlo… Enserio Rosa… Vuelve a casa.

—¿Cómo lo haré sabiendo que estas en peligro?... — Michael entra junto con James con baldes de agua helada. Sabía que era para Adeline, pero allí no había nada, ella había agotado toda su mana en defenderse de mí, me sentía culpable de alguna manera. Ayudo a cargar uno de los baldes para ponerlos en la tina, su madre, no se despegaba ni un segundo de ella. El agua esta lo suficientemente helada como para pescar un resfriado.

Daarick la toma en brazos para ponerla en la tina, meto mi mano en el agua para saber que tan mal estaba ella.

—Ittilia micquetonahuiz — Al decir eso el agua se vuelve de un verde reluciente, James me jala de la camisa impidiéndome ver todo. Un dolor de cabeza se potencia por la interrupción del evento, dejándome ver solo un poco de ella, caminaba en una ciudad llena de arena, sin llegar a ningún lado. Sangre comienza a salir de mi nariz —. Ella aún no esta muerta. El problema es traerla de vuelta.

—¿Qué necesitas? — Me dice Samuel, dándome un pañuelo para mi nariz.

—Ir a donde están los demás, necesito ir con ellos — Malak me toma de la mano para ponerme una pulsera hecha de la soga que me impedía salir.

—Esto te ayudara a mantenerte en raya mientras no estas con nosotros — Me revuelve el cabello mientras sonríe —. Albert acompáñalo.

Mi hermana solo mira desde la entrada, mientras Michael la toma del brazo. Yo solo quería que ella regresara, pero era egoísta pedirle hacer algo que su corazón no le decía.

—Rosa, espérame — Le pido mientras ella asiente, no quería verme como un héroe por que claramente no lo era, era todo lo contrario pero quería remediar mis errores. Al salir noto como esa no era la casa de Adeline, si no la casa del padre de Adeline, estaba en un lugar totalmente diferente, era más sofisticado. La madre de Adeline cierra la puerta dejando su hija allí.

—¿Puedes salvar a mi hija? — Me pregunta, agacho la mirada por vergüenza.

—Podría decirlo, pero no se si podría hacerlo — Mis zapatos estaban sucios, y algo desgastados, si alguien me hubiera dado esa respuesta me hubiera ido contra esa persona pero en cambio recibo un abrazo, era tan cálido, me toma de sorpresa al hecho que la señora comienza a sollozar.

—Entiendo que esto es difícil… pero por favor salva a mi niña — El verla de esa manera me hace vulnerable y el comenzar a llorar igual es inevitable, pero al ver que los chicos se acercan me obligo a mantenerme fuerte —. No siempre tienes que ser fuerte… Eres un niño jugando con cosas que no alcanzas a comprender.

—Señora, ¿usted sabía de todo esto? — Era la pregunta del millón.

—William hablaba mucho sobre profecías… Nunca le creí y esas fue nuestras principales cosas de divorcio, hasta que hace unos meses comencé a tener pesadillas, pero no sabía que mi hija lo había provocado.

Albert me lleva hacia a donde estaban los demás, en el camino estábamos demasiado callados, no hablábamos, pero una corriente fría hace que mi piel comience a arder y a ponerse roja. Albert me pone su chamarra para evitar que tome frio.

Tenia muchas cosas que decirle, pero no sabía como decirle.

—Siento no haberte creído cuando regresaste — Me dice mientras cruzamos una calle demasiado transitada a pesar de ser algo noche era concurrida. No tenia idea de cuanto faltaba para llegar, pero me sentía cansado —. Solamente no parecías tú, era como si hubieras tenido una revelación.

—De alguna manera fue así… Estuve viviendo una y otra vez mis pesadillas hasta que pude controlarme, aún hay cosas que no conozco de mi mismo. Sobre estos poderes hay mucho que desconocemos — Le digo mientras veo como su nariz se pone roja por el frio.

—Primero tenemos que despertar a Adeline para saber que hacer — Albert trata de seguir manteniendo conversación conmigo, nos paramos a un lado de un puesto de comida china al exterior, tomando un poco de calor. Pedimos algo de comer para llevar a los demás.

—Nosotros somos capaces de llevar nuestros propios asuntos, somos culpables de orillar a Adeline a llevar nuestras responsabilidades… Desde este momento quiero ser un buen guardián...




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