Estaba viviendo las imágenes tan rápido en mi mente que no note como el tiempo pasaba, cuando volví en mí ya el cielo se había oscurecido y yo estaba aún en el auto, pero mi acompañante no estaba, fui al puesto del conductor, pero no había llaves. Maldije para mis adentros y salí del auto, me adentre en la casa en donde todo estaba como lo recordaba, nada estaba fuera de su lugar, me adentre a la cocina, el bar, la sala de juegos y nada, por último revise las habitaciones y como me lo esperaba estaba en la que más recuerdos agridulces me traía.
-por fin llegas querida-dijo de manera burlona mientras me miraba, estaba recostado en la cama con los brazos flexionados sosteniendo su cabeza
-sácame de aquí-dije con lo poco de voz que me quedaba
-no escucho muy claro tu petición, ¿qué quieres? ¿Que te deje aquí toda la noche?, pero mi amigo viene en la mañana, no quieres conocerlo, es muy diferente a mí, más ... rudo, por decirlo así.
-yo te sacaré de aquí-dijo una voz a mi espalda, un chico dorado, cabello y ojos a juego-confía en mí-dijo tomando mi mano, de inmediato sentí cierta paz, pero ya no permitiría que nadie me mangoneara, moví mi mano y me solté de su agarre
-la última vez que confíe en alguien llegue aquí, además ni siquiera te conozco ¿por qué crees que me iría contigo?, sé que puede parecer que soy una damisela en apuros, pero lo podré resolver yo sola.
-ya la oíste, lárgate-dijo Luke a mi espalda mientras me apretaba los hombros en tono protector
-ya basta los dos-dije haciéndome un espacio entre los dos-déjenme en paz-dije agitando mis manos frente a ellos y aunque ellos no se movieron ni un centímetro.
-yo te protegeré, mi nombre es Justin Linch-me miro muy serio-soy su hermano, dijo señalando a Luke, pero vengo por ti a salvarte de él como la última vez.
-pues vete al infierno por mí-dije para salir corriendo de allí sin rumbo fijo al bosque que tanto tiempo me atemorizo, tanto me fascinó y que nunca recorrí