CAPITULO 13
La Magia del Bosque.
E
l pedazo de ese cascaron era un poco más grande que una hoja de papel, estaba hecho de un material solido bañado en oro y escarcha, tenía un diseño irregular y su brillo parecía palpitar con los destellos purpura del brillo de los ojos de Lux.
--¿Es un Speráre?— Vocaliza Jana con asombro ante aquella extraña y hermosa pieza.
--¡Miren los ojos de Lux, su destello va a la par con el brillo del Speráre!—Dice Keiko mirando al Guardián quien parece hipnotizado por aquel pedazo de cascaron.
--¡El Guardián es como una brújula, los Alders me contaron que cuando un Speráre está cerca los ojos del Guardián titilan de esa manera, él siempre será atraído por estos fragmentos, y este aún no ha sido tocado, ellos hablaban de una profecía y decían que los Dioses no debían tocar estos fragmentos sin que fueran entregados por su propia voluntad por manos mortales, mi misión era resguardar este sin tocarlo, era la única seguridad de que los Caídos no lo obtuvieran, pero ahora se los entregó a ustedes!—
Lux aun con sus pupilas brillantes estiraba sus manos para tocar aquel hermoso tesoro pero justo cuando sus manos rozaban la cercanía del cofre las velas de la cabaña se apagaron y el fuego de la chimenea se extinguió, el único brillo en ese lugar era el de los ojos del Guardián los cuales también se opacaban hasta que la habitación quedo totalmente a oscuras. Risas y golpes se oyeron por toda la habitación y quejidos sonaban en varios puntos de la cabaña, parecía haber una pequeña batalla en aquella densa oscuridad, Jana logra realizar el hechizo Lucernáre Mánu y arroja esa pequeña esfera de energía parecida al fuego a las leñas de la chimenea encendiéndolas nuevamente, cuando la iluminación regresa a la habitación todos están desconcertados por lo que había ocurrido y observan al anciano tirado en el suelo sin el cofre del Speráre en sus manos.
--¿Qué ocurrió?, ¡No entiendo lo que paso!, ¿Dónde está el cofre?—Pregunta la pequeña Demerise.
--¡Me lo arrancaron de las manos, no sé qué ocurrió, por muchos años he estado guardando ese cofre y nunca le había ocurrido nada!—Decía Adolfus mientras Keiko lo ayudaba a levantarse.
--¡Esas risas y golpes, parecían provenir de animales, y también escuche ruidos afuera!—
--¡No eran animales, nunca pensé que se atreverían a salir del bosque, creo saber quién se llevó el Speráre, fueron los Duendes!—Informaba Adolfus levantando un pequeño gorro puntiagudo y remendado del suelo de la cabaña.
--¿Duendes, también existen los Duendes?—
--¡Te estas adentrando en un mundo lleno de magia jovencita, todas las leyendas de nuestro mundo son ciertas, debes creer en todo lo que pensabas que no existía, ustedes son los nuevos Alders, juntos harán que todos en Carema vuelvan a creer en la magia, todo tipo de criaturas han estado escondidas por cientos de años en los bosques de nuestro mundo, creo que su presencia está haciendo que salgan de sus escondites, algo está por suceder, tal vez sientan que el Ocaso está más cerca de lo que jamás han pensado!-- Le Respondía el sabio anciano a la pequeña Demerise quien se asomaba por la ventana intentando ver algo.
Aun llovía un poco y las lunas se veían en el oscuro cielo atenuado con varias nubes grises. El anciano les indica a los chicos que deben ir al bosque para recuperar ese cofre, no podían permitir que el objeto el cual había resguardado y protegido con recelo ahora esté en manos de unos Duendes del bosque. Se cubren con unos abrigos que Adolfus tenia y los cuatro jóvenes salieron hacia el bosque, Umbra y Dobitak se quedaron en la cabaña acompañando al anciano mientras ellos salían en la oscuridad de la noche y caminaban por el pastizal lleno de lodo para seguidamente internarse en un pequeño bosque donde deberían utilizar a Lux como una brújula y hallar el Speráre.
Después de varios minutos en el oscuro bosque y solo alumbrando su camino con una lámpara de aceite, Lux guía a los chicos intentando sentir esa conexión y sensación que tuvo cuando vio el Speráre, Jana y Demerise lo siguen observando con cautela todo a su alrededor y más atrás esta Keiko llevando su espada desenvainada y caminando a hurtadillas atento a cualquier criatura que les apareciera frente a ellos.
El frio de la noche parece abrigarlos hasta adentrárseles en los huesos, la oscuridad de aquel bosque solo era interrumpida por aquella luz de la lámpara. El cuarteto de jóvenes caminaba asustados sin saber que encontrarían en las profundidades de ese lugar. Poco a poco se adentraban más y más, era un bosque mucho más denso que el de Ávalon, los ruidos de los grillos y los sapos era lo que predominaba y la lluvia y la luz de la luna no podía llegar a ellos por las densas copas de los árboles. Lux levanta la linterna y observa un gran símbolo en un árbol como hecho con sangre, parecía una gran letra “U” con colmillos, Demerise observa el pictograma y lo reconoce, era un símbolo que había visto en los libros para niños que leía en su castillo, era el símbolo de unas criaturas encantadas pero malvadas que según los cuentos se encargaban de jugarle bromas pesadas a los mortales y hurtaban objetos de valor para que sus dueños los fuesen a buscar al bosque y allí eran atacados por estas criaturas, ella explicaba que solo eran cuentos, que solo eran historias para niños, pero después de lo que había presenciado en la cueva de Las Grayas y todo lo que había oído por parte de sus nuevos compañeros de viaje ya no estaba segura que solo se tratara de un simple cuento, ese extraño pero escalofriante símbolo era el que identificaba a una tribu de Trolls.