CAPITULO 17
La Aldea Fantasma.
E
n el temible Reino de Narakas, Kalima y Hades finiquitan el plan contra los Alders, estos dos Caídos no han atacado contra los chicos desde que Balcifer se los ordeno, pero eso estaría a punto de cambiar. Dentro de un oscuro templo con una pequeña torre puntiaguda en uno de sus lados, se levanta una enorme puerta de madera negra y chamuscada, en la entrada de ese lugar se erguía una alta columna, un templo sucio y misterioso adornaba aquel paisaje desértico cerca del lago que tenía el agua tan roja como la sangre. Varios animales flacos y larguiruchos como unos galgos con rayas en su pelaje y largos colmillos, luchaban entre sí por el dominio de unos huesos en las desoladas tierras de aquel templo. En el interior traspasando un par de grandes salones oscuros, fríos y desolados están los dos Dioses sentados en una mesa, en ella se encontraba una pequeña maqueta de una aldea, las casas, los árboles y los caminos estaban esculpidos perfectamente, era como si una aldea se hubiese encogido y se hubiese ubicado en aquella vieja mesa.
--¿Crees que es momento de actuar?, ¡Hemos estado varios días analizándolo, ya debemos atacarlos, estoy ansioso por poner mis manos en el cuello de ese Guardián!—
--¡Recuerda que por mucho que lo deseemos no podemos hacerle nada al Guardián, debemos traérselo al Ser Oscuro, aunque queramos vengarnos de Anastasia no podemos hacerle nada a ese tonto recién llegado!—Le decía Hades a su desesperado amigo. --¡Debemos mantener la calma Kali, podremos degollar al resto de los Alders, pero el Guardián es de nuestro amo!—
--¡Quiero llevar la desesperanza a este lugar, creo que ya es momento de participar!—Se reía Kali señalando la maqueta en la mesa mientras tomaba un sorbo de vino de una copa con pequeñas calaveras como de ratas incrustadas en ella.
--¡Decidamos quien se encargara de este lugar, me encanta jugar!—Decía Hades apareciendo un circulo con una mira y un par de dardos.
A Kali le divertía la idea de debatir el destino de un pueblo por medio de un juego. --¡Olvidemos los dardos y usemos nuestras propias armas, yo voy primero!—Dijo Kalima apareciendo un puñal con la hoja puntiaguda como una aguja y de un color carmesí, cerro un ojo y lanzo el puñal a la mira clavándolo a solo escasos centímetros del centro.
--¡Maldición!, ¡Espero que falles!—Repetía tomándose todo el vino que quedaba en su copa.
--¡No desesperes, esa es tu perdición, debes tomar las cosas con calma… observar y luego atacar!—Grito el Dios Caído conjurando una bola de fuego lanzándola directamente al centro de la mira dejando un agujero quemado en él, chamuscando y dejando una mancha en la pared.
--¡Eres un tramposo Hades, dije que solo usaríamos armas!—
--¡Sabes que yo no uso armas, mi fuego es todo lo que necesito, así que gane, esa aldea será la antesala para recibir al Guardián, ese poblado y todos sus habitantes serán míos!—Reía a carcajadas el malvado Caído mientras levantaba su copa y observaba la maqueta de la Aldea Társis.
En las afueras del laberinto los jóvenes Alders bajan del pedazo de cráneo y se tumban en el fresco pasto observando las estrellas del cielo ya anochecido. Keiko se desata el látigo de su cintura y respira con agitación, Dobitak regresa y lame la cara de su amo, relinchando de alegría al verlos de nuevo.
--¡Jamás volveré a ver los laberintos de la misma forma, en mi castillo tenemos uno en el jardín, jamás volveré a entrar a él!—
--¡Estas lastimada, debemos curarte esa herida, las garras del Wendigo pueden estar infectadas!—Dijo Jana tocándole la espalda a la pequeña niña mientras ésta se queja del dolor.
--¡Cada golpe que recibo me hace más fuerte!—Se reía el cazador tocándose un golpe que le salió en medio de su frente.
--¡El poder del Speráre es muy fuerte, es el primero que tocamos, en el estado en que esta ahora es muy peligroso, ya que su poder esta contenido ahora cualquier Caído puede obtenerlo!—Explica Lux entregándole el fragmento a Jana para que lo guarde en su bolso, ya que el pedazo de cascaron era del tamaño de un libro.
--¡Salgamos de aquí, sé que ese monstruo está encerrado en ese lugar, pero tenerlo tan cerca me da un poco de miedo!—Dice Demerise mientras todos se ponen de pie y se dirigen en la oscuridad de la noche hacia donde estaba la carreta con todas sus pertenencias.
A la mañana siguiente el grupo de jóvenes despierta de una noche un poco incomoda, las heridas de Demerise mejoraron muy rápido después de un ungüento elaborado por Lux, el grupo vuelve a encaminar su marcha a la aldea Társis antes de continuar a Terranova. Los Alders admiraban el hermoso paisaje a su alrededor, podían ver a sus espaldas las montañas Espinel muy lejos dejándolas atrás, y frente a ellos campos y arboles con un aire primaveral, pequeños y juguetones animales salían de sus madrigueras para corretear los campos. Jana seguía leyendo el libro intentando aprender nuevos hechizos, había docenas de capítulos repletos de pociones, muchos otros eran dedicados a describir las distintas criaturas mágicas de Carema y otros hablaban de historias recopiladas por los anteriores Wizardzor, el libro estaba hecho para aprender y por tal motivo había muchas hojas en blanco para que las futuras generaciones agregaran nuevas vivencias que aportaran sabiduría a los próximos brujos.