Guerra de Dioses Vol. 1 (el Guardián de los Mundos)

Capitulo 20 (Una Magia muy Extraña)

CAPITULO 20

Una Magia Muy Extraña.

 

E

n la pequeña y oculta villa de Pocus la tarde comenzaba a teñirse de aquel peculiar tono pintado de añil y ocre, en el magistrado de ese lugar se encontraban Keres y las Hadas Salamandras, ellas tenían al alcalde, a algunos líderes de Pocus y ahora a la Princesa Demerise como prisioneros, ellas esperarían hasta el anochecer, si los Alders no aparecían con Meridian mataran a Demerise y destruirían el pueblo con todos sus habitantes, quienes desconocían que dentro de aquel lugar se escondían esas malvadas criaturas y sus prisioneros.

--¡Espero que tus amigos traigan a la Princesa, o usaremos tu piel para hacernos pequeños abrigos!—Le Dice Melusina a Demerise amenazándola con su pequeño cetro.

--¡Mis amigos acabaran ustedes, somos Alders y ningún Caído de Balcifer podrá detener nuestra misión, salvaremos a los Dioses del Ocaso!—Decía la pequeña mientras mencionaba que ella también era un Alder y era encerrada en una celda construida con la magia de Keres.

--¿Tú eres un Alder?, ¡Ahora que te veo bien te reconozco, vi unos carteles en las afueras de otra aldea, eres la Prionsa de Terranova, tus padres te buscan y ofrecen una recompensa, tal vez si le digo a los aldeanos de este lugar que tu estas aquí ellos mismos se destruyan tratando de atraparte!—Le dice la Diosa Keres a Demerise mientras la niña trata de tocar los barrotes de su celda, pero al hacerlo una descarga de electricidad la golpea y la avienta hasta la pared.

El alcalde y los otros líderes observan lo ocurrido, ellos están aterrados por la presencia de sus captoras, jamás pensaban que las Hadas o una Diosa los atraparían, solo eran mitos, pero ahí estaban amenazando con destruir su pueblo, un pueblo que permanecía virgen y oculto ante el resto del mundo, el acceso por el bosque era muy complicado y los habitantes o visitantes de Pocus se trasladaban por barco a través de un rio que se comunicaba con el lago de esta villa.

--¡Tengo entendido que tus amigos tienen magia, te acompaña el Guardián, la bruja y el chico de flechas de luna!, ¿Pero que tienes tú?, ¡Solo eres una Princesita malcriada!—

--¡A pesar de ser una niña yo tengo mucho conocimiento, conozco de criaturas mágicas y de mitología, y sé que eres un parasito, una Diosa carroñera que solo busca sobrevivir, y por lo poco que he visto eres una caza recompensa, que bajo haz caído en regatear un Speráre a cambio de un Hada!, ¿Qué acaso no eres lo suficientemente poderosa para encontrar el fragmento tu misma?—Le gritaba la niña mientras trataba de levantarse, pero la descarga que había recibido al tocar los barrotes fue muy fuerte y no podía levantarse del suelo.

--¡No podemos permanecer aquí, mientras tu esperas a los Alders nosotras iremos a cazarlos, no confío en los mortales!—Dice la altanera líder de las Salamandras mientras ella y su tribu salen por la chimenea del magistrado dirigiéndose de nuevo al Bosque Hocus.

--¡Hagan lo que se les plazca, ya atrape un pez más gordo, el Speráre a cambio de la Princesita de Terranova!—Se reía Keres mientras le lanzaba rayos a Demerise haciendo que la pobre niña gritara y se retorciera de dolor.

El sol se ocultó en un santiamén y la carreta seguía en las profundidades del Bosque, aun con Meridian guiándolos era difícil encontrar un camino a Pocus, la Princesa de las Hadas no podía volar y esto le dificultaba usar su magia para abrir el camino, además de encontrarse muy triste por la destrucción de toda su estirpe, todas las Hadas tenían a la Diosa Gea como protectora, pero por si mismas estaban esparcidas por toda Carema en tribus de Hadas que usaban diferentes elementos, Melusina era la líder de una tribu de las Hadas Salamandras, manipuladoras del fuego, y Meridian era de una tribu de Hadas de luz y destellos, cada 100 años la corona pasaba a un Hada de una tribu distinta, esta vez le correspondía el turno a la joven Princesa, pero al sentir celos de ella las Salamandras atacaron el Bosque Hocus y destruyeron a todas las Hadas Anjanas. Jana trataba de consolar a la pequeña niña Hada ya que aunque tenía 500 años su apariencia era la de una niña de 6 años en miniatura.

Ahora Lux sostenía el libro de Jana en una mano y una linterna de aceite en la otra, el también estaba en búsqueda de alguna poción que pudiese ayudar a Kotór, al parecer la enfermedad de la fiebre se estaba esparciendo por varios pueblos de Cázzerin, el Dominio de donde él provenía, los aldeanos y pueblerinos la empezaban a llamar la fiebre roja, esta fiebre era incontrolable, a medida que la temperatura de aquel que la padeciera subía, sus ojos se tornaban rojos, su piel parecía arder en llamas hasta que ya no soportaran más el dolor y morían. En el libro había pociones para aliviar varios malestares pero ninguno hablaba de tal enfermedad, Kotór le cierra el pesado libro a Lux y le pide que voltee su mirada hacia los oscuros árboles, veía pequeñas luces revolotear, parecían un enjambre de luciérnagas, una sonrisa se dibujó en su rostro, tal vez se trataban de las mariposas de alas brillantes, pero sus rostros cambiaron cuando Meridian grito y les dijo que se trataban de las Salamandras.




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