Estoy en la habitación del orfanato, una habitación que aprecio.
—Thea ven—me llamó alguien desde la puerta, cuando volteé observe a Carla y Adrián esperando impacientes a que me reuniera con ellos.
—¿Qué hacemos aquí dije confundida—. Hace nada estábamos. ¿En dónde estábamos?
No puedo recordar dónde estábamos antes, ¿Qué está pasando?
—¿Estás bien? No hemos salido del orfanato en años—contestó Adrián preocupado.
—Ustedes ni siquiera son de este mundo, el bosque, vamos al bosque—dije frenéticamente empezando a caminar hacia el bosque.
—Claro que no, tenemos clase, mundos paralelos, tu favorita—dijo Carla tomándome por los hombros sonriente. ¿Desde cuándo Carla sonríe tanto?
—El niño, el niño necesita mi ayuda, debo ayudar al niño—dije casi gritando, voy a enloquecer si no salgo pronto de aquí.
—¿Qué niño? Thea estas empezando a preocuparnos.
—El del bosque—respondí como si fuera obvio.
Sabía que no me dejarían ir porque están actuando muy extraño así que pase en medio de ambos y corrí.
Corrí tanto como pude para ir al bosque. Cuando estaba por salir, Carla se interpuso en la puerta.
—Estás actuando como loca, no te dejaré ir al bosque así—dijo con enfado.
—Tú no decides lo que hago—contesté. Sentía como si observara las acciones de alguien más, como si mis palabras y acciones no estuvieran conectados a mi mente.
—Tendrás que matarme antes de que te deje salir.
Y de nuevo fue como si mis movimientos los hiciera alguien más. Empujé su cabeza con fuerza contra la puerta, Carla cayó desmayada o eso quiero creer.
Me paralice por un segundo pero luego reaccione y empecé a correr hacia el bosque.
Cuando llegue estaba agotada, lágrimas rodaban por mis mejillas. Asesine a Carla, lo hice, ¿En qué monstruo me convierte eso?
Me percaté de que había un cuerpo atado a dos árboles
Era un niño, un niño apuesto de rulos rubios brillante y esta muerto. Encima de él en el árbol está tallada la frase:
Llegaste tarde Thea.
Sentí como el aire empezaba a irse de mis pulmones. Asesine a Carla y ni siquiera fui capaz de salvar a este niño.
—Eh, ¿Qué sucede?—era Demian, estaba detrás mío. Me giré lentamente con miedo de lo que mi cuerpo hiciera.
Demian se acercó a mí y tomó mi rostro entre sus manos.
—¿Estás bien?—preguntó y asentí porque no quería decir nada más. Dejo un beso en mi frente y luego un casto beso en mis labios.
Cuando beso mis labios sentí como si una alerta se activará, algo no estaba bien.
Grité tan fuerte como pude.
Esto no es real. No está pasando.
—Tu mente es un lugar peculiar Thea Chevalier.
La mataré. A esto se refería con jugar.
—¿Qué acaba de hacer? ¿Le parece que mi mente es una sala de juegos?—pregunté acercándome a ella dispuesta a atacarla.
—Tranquila, lo que te enseñé son tus peores miedos y ni pienses en atacarme. ¿Quién crees que les ha estado dando las pequeñas revelaciones de información? Soy mucho más poderosa de lo que dice la leyenda, así que no quieras iniciar esta guerra conmigo de enemiga.
Mis peores miedos, estaba tan asustada que no me había dado cuenta. Miedo a matar a alguien que quiero, a traicionarlo. Miedo a no ser capaz de salvar a alguien.
Decidí que lo más sensato era quedarme donde estaba cuando noté que Adrián, Carla y Demian estaban en una especie de trance.
Adrián Cruz
—Adrián, ve a arreglarte—dijo Demian desde la puerta.
¿Qué carajos está pasando? Hace nada estábamos en el bosque y ahora estoy en mi habitación. En mi mundo.
—Si claro—dije siguiéndole la corriente, me cambié y bajé de forma rápido hacia donde él se encuentra.
Esto es muy extraño, debe ser producto de una ilusión, un sueño o algo parecido. Decidí seguirle la corriente hasta que despierte o descubra cómo salir de aquí.
—Vamos al bar—dijo alegre. Mi cuerpo y mente se paralizaron.
No quiero ir a un bar, no quiero ir nunca.
—No quiero ir—dije tajante.
—Venga vamos—contestó y me empujó hasta la puerta. Confirmé que esto no es real cuando pasamos de mi habitación al bar con tan solo cruzar la puerta.
El olor del bar, el alcohol, el sudor y el sentimiento de euforia evocaron recuerdos en mí, recuerdos que había intentado enterrar en lo más profundo de mi ser.
—Ten, te conseguí algo de beber.
—Gracias—dije aceptando la bebida que me ofrecía.
Esto no es real, no pasará nada si bebo un poco. Pase varios minutos bebiendo y riendo con Demian.
De repente unos tipos extraños entraron. No quería problemas así que dejé de verlos pero Demian no.
—Deja de verlos—susurre a Demian.
—¿Qué?
Los tipos lo escucharon y notaron que los estaba observando.
—¿Se te perdió algo, niño?—dijo uno de ellos corpulento de al menos 1.80 de altura.
—¿Qué quieres?—pregunte interviniendo por Demian.
—Que tu amigo nos deje de ver.
—¿Y quién te crees tú?—exclamó Demian colocándose de pie.
Al parecer Demian no valora su vida tanto como creí. Tal como esperaba el tipo no tardó ni tres segundos en golpearlo, empuje con todas mis fuerzas al tipo y empecé a golpearlo.
Después sus amigos acudieron a defenderlo y empezaron a golpearme también. Todo mi cuerpo dolía. Al final terminaría igual que todos los hombres de mi familia.
Muriendo en un bar borracho y golpeado hasta la inconsciencia.
—Lo siento, intenté que te dejara libre cuando tu cuerpo empezó a removerse pero no me escucho—era Thea. De vuelta estaba en el bosque.
Entendí a lo que se refería, la vidente provocó que viera eso. Hizo que viera mis miedos.
Demian Muñoz
Estoy en la cabaña, todos estan reunidos en los sillones de la sala. No entiendo que esta sucediendo, hace nada estábamos en el bosque naranja presentándonos a la vidente.
—¿Qué sucede?—cuestione.
Cuando me acerqué noté que había un espejo que no vi antes. Me vi en el y vi que era el chico que había sido durante mi infancia, un chico con sobrepeso, un chico raro.