Emma.
Suspiré pesadamente, O'connor no solo se había tomado una semana de descanso por el décimo aniversario con su mujer, sino que el muy descarado me dejó obligada a entrenar muy duro con un plan de entrenamiento totalmente diferente al que practicaba y a un idiota que no me quitaba la mirada de encima con la excusa de que me vigilara para que hiciera todas sus órdenes. Al finalizar el tercer día de la semana arroje el estúpido libro motivacional de "Cómo no rendirse para las olimpiadas".
Nuevamente suspiré. Al final después de todo la llegada de Alexander me ha sentado de maravilla, no solamente todo iba de acuerdo al plan, sino que Christian ha tenido sus peores días, bueno.. el bendito Karma me lo ha devuelto todo gracias a O'connor. Aún recuerdo la discusión de hace unos días. El muy idiota casi se muere cuando le dije que supuestamente no vine a dormir a la casa por quedarme con Alex.
Flashback
Arrojé el bolso deportivo al entrar a la cocina llevándome la sorpresa de encontrarme allí con mi hermanito— Emma, que sorpresa ¿Qué tal te fue ayer? —Murmuró moviendo el periódico causando el típico ruido de las hojas viejas al moverse, sin alguna pizca de simpatía, aunque sabía que había cierto interés en sus palabras.
En eso, cogí una tostada de linaza y metiéndomela en la boca, levante el pulgar. Sentándome en la isla, frente a él, hablé:—Súper, luego de eso fuimos al departamento de él. Ya sabes, me quedé allí.
La taza que se había llevado a los labios, había caído directamente sobre la mesa de cerámica, llamando mi atención.
—¿Qué? Yo pensé que te habías vuelto muy de noche, y dormiste aquí.
Sonreí y volví a morder la tostada.
—No mi querido hermano, me quede con él en su departamento. —Aclaré hablando de lo más tranquila con la boca llena. Este me miro con ira a lo que yo sonreí.
—¿Te acostaste con él? —Gruñó, sorprendida por su pregunta, me la pensé un momento antes de responder.
¿Tan mala soy como para dañar a mi queridísimo hermanito? Mmmm...
—Sí.
—¿Es broma, cierto? —Cogi ahora mi licuado mañanero y negué.
Ante la atenta mirada, simplemente sonreí sinceramente y le hablé con la verdad.— Es broma, no me entregaría tan fácilmente a una persona que a lo mejor y solo es por un tiempo. No soy tan fácil como tú te lo imaginas.
—Sí, claro. —Susurró
—No haría lo que tú si hiciste.
Una vez termine de tomarme de un solo trago el licuado, me levanté ante aquella mirada llena de miedo. Deje el vaso en el lavaplatos y me volteé al escucharle.
—¿De.. ¿De qué hablas? —Titubeó.
Hice una mueca. La verdad hubiera preferido que no me estuviera viendo la cara de estúpida, como siempre lo hacía, en especial cuando todo se sabe siendo nosotros los hijos favoritos de todo el país, los hijos de la familia Bradley.
Aún cuando más escondas las mierdas, siempre salen a la luz las cosas. Sentándome nuevamente frente a él, le miré.
—Habló acerca de cuándo te fuiste a acostar con Jiraffany y tuvieron una placentera noche de pasión, si mal no recuerdo después de verme a mi, —Hice una pausa para tomar aire.— luego dejaste a la mitad de la noche a esa desesperada a lo mejor cuando ya habían terminado de hacer sus cochinadas. En otras palabras querido hermanito, tratándola como un juguete. Cualquiera que lo viera diría que solo jugaste con esa "pobre e indefensa" estúpida y quizá a mi me trates así mismo —Nuevamente dejándolo en jaque, sonreí mentalmente—. Es por eso que no te escogí.
Levantándome de la mesa y dispuesta a salir de allí, sentí su silla el ser levantada bruscamente y cayendo a los segundos después, al igual que sus fuertes pisadas viniendo en mi dirección. Cogiéndome bruscamente del brazo me giró y me pegó a la pared.
—Mira Emma, deja de cabrearme. —Vociferó
Reí cínicamente, mirándole.
—Y tú mira bien las gilipolleces qué haces antes de verme la cara de tonta, todo sale por las noticias. Infórmate para la otra. —Y nuevamente dejaba a Christian en jaque mate, la verdad no había pasado mucho tiempo desde el último, esto se sentía bien.— ¿Acaso se te olvido que eres un empresario famoso, hermanito?
Dejándome libre, salí de esa casa. Tenía entrenamiento y la verdad necesitaba desquitarme un rato, más bien... Todo el día.
Christian.
Azoté la cabeza contra el escritorio de mi oficina una vez más, mis días junto a Emma habían empeorado desde que tuvimos cierta discusión por culpa de pensar con la polla antes que con el cerebro.
Para mi desgracia me había metido con Tiffany y no solo eso sino que efectivamente, toda la noche de pasión entre ella y yo estaba en la página de un canal de pura farándula, que luego los medios se encargaron de difundirlos por todo el país. Arroje mi laptop lejos de mí con ira.— ¡Diablos!
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Editado: 04.01.2021