Luca vivía junto a su familia a las afueras de la ciudad. La familia estaba compuesta por su padre, el líder del clan; sus hermanos mayores, que, se independizaron de la voluntad de su padre y abandonaron el nido para encontrar su propio camino; seguía Luca en la línea jerárquica, y luego Tobías, Dante, y Santiago, que eran como sus hermanos. Niza aun no era aceptada como parte de la familia, ya que no había demostrado ser digna de confianza.
La familia vivía en el viejo hotel llamado "El Europeo", cerca de la ruta n° 11 que une Mar del Plata con Miramar por la costa. Este hotel fue abandonado luego de que se escondieran allí algunos inmigrantes europeos que escapaban de la Segunda Guerra Mundial. Según la leyenda, estos se escondieron en el sótano con la protección del gerente del hotel, mientras esperaban que se aprobaran los permisos para que pudieran entrar en la ciudad. Pero por las noches, una extraña y desconocida peste atacaba a los refugiados y, al cabo de una semana, murieron todos. En ese entonces se manejaban dos teorías para explicar lo sucedido. La primera era más racional pero improbable: que los inmigrantes trajeron consigo una enfermedad de Europa, y que las autoridades aduaneras decidieron dejarlos en cuarentena hasta comprobar si lo que tenían era mortal. La segunda teoría era más fantasiosa, pero, dados los hechos que se narran a continuación, se puede inferir que es más acertada: que los inmigrantes fueron asesinados por vampiros sedientos, y que encontraron en aquellos las victimas perfectas, ya que nadie reclamaría por sus vidas.
Luego de este desafortunado hecho, el edificio se vio acechado por los espíritus de los inmigrantes que no hallaban descanso, los turistas dejaron de visitar el paraje por esto, y el hotel debió cerrar permanentemente. Aun hoy se trasmiten diversas historias de apariciones, por eso nadie se anima a acercarse, ni siquiera para demoler la construcción. Pero, a pesar del abandono y del deterioro ocasionado por las condiciones climáticas, la familia de Luca se instaló allí y se ocupó de levantar las ruinas y de reconstruir la antigua gloria del lugar. Es ahora su refugio y su fortaleza.
Antes de vivir en el hotel, y desde que la familia llegó a la ciudad, a principios del siglo pasado, vivieron en la hacienda Malal Hue, el castillo de Mar del plata, obra maestra de Don Martínez de Hoz; esto es al sudoeste de la ciudad. Pero debieron abandonar su hogar cuando el gobierno nacional expropió todas las propiedades de los Martínez de Hoz, y tomó posesión de ellas. Es imposible comparar Malal Hue con el hotel El Europeo, no le hace justicia. Antes tenían lujos, hacían las mejores y más ostentosas fiestas, con convidados de la alta sociedad; y ahora debían habitar una edificación espantosa para mantener el perfil bajo, donde cada día deben esforzarse por mantener la apariencia de embrujada.
El padre se ausentaba durante largos periodos, por lo que Luca era el que se ocupaba de la casa y de los asuntos familiares, como ser la alimentación de sus hermanos. Los demás lo obedecían en todo lo posible, pero si hubiera una regla que contradijera sus instintos e impulsos, no podría ser acotada. Niza, la más joven del clan, tenía problemas para adaptarse; estaba obsesionada con Luca y creía que estaban destinados a estar juntos para siempre. Pero para Luca ya se había convertido en un estorbo. La única razón de su presencia era un capricho de su padre, el cual quería controlar y vigilar a Luca, bajo la sospecha de que podría hacer algo estúpido que perjudicara a la familia. Por esto Luca excluía a Niza de todas las conversaciones importantes.
Era viernes por la noche y los hombres de la casa se reunieron para decidir cuáles serían sus próximos movimientos, debían planearlo todo con precaución para no cometer errores ni ser descubiertos (por supuesto, Niza no estaba invitada). Debían decidir a quienes le ofrecerían el regalo de la vida eterna y, ya que tenían un gran número de adeptos que estaban dispuestos a hacer los que ellos les pidieran, no sería difícil hacer la elección.
—Yo creo que es hora de agrandar la familia. Debemos recuperar los hermanos que perdimos —dijo uno de los gemelos.
—Yo estoy de acuerdo —agregó el otro.
Luca se hallaba parado frente a la chimenea del hall central, observando fijamente a las llamas que danzaban. No prestaba atención a lo que sus hermanos decían. Los demás estaban sentados en sillones muy antiguos, alrededor del fuego. La estancia estaba iluminada apenas por la luz del fuego y algunas velas que habían dispuestas cerca de ellos. No necesitaban más, se conocían de sobra y, además, estaban hastiados de la luz.
Santiago se acercó a Luca, preocupado por saber qué pensamientos lo mantenían cautivo.
—¿Qué pasa, amigo?
—Estoy pensando —dijo al salir de su letargo—. No estoy seguro de que sea buena idea convertir a alguien justo ahora.
—Ah, ¿no? ¡Pero me prometiste...! —Santiago se sintió traicionado.
—¡Escuchen! —Luca se dirigió a todos— Ya sabemos que tenemos enemigos en la ciudad, lo que no sabemos es quienes son, así que debemos proceder con cautela.
—Siempre lo hicimos así, estás hablando con expertos —le respondió uno de los gemelos, muy orgulloso.
—Hace meses que hacemos todo con cuidado. ¿Cuánto tiempo más vamos a seguir con tus caprichos? —se quejó Santiago, desafiante— Nos obligás a ir en contra de nuestra naturaleza.
Luca alzó más la voz para hacerse escuchar:
—Por favor, ya conocen mis planes, y estuvieron de acuerdo conmigo. Logramos mucho ya, no podemos volver atrás ahora. —Se hizo silencio en el lugar.—. Hoy les comenté mis sospechas. Si todo sale como debe ser, muy pronto haremos lo que nos plazca, sin restricciones. Si esta chica es lo que creemos que es, entonces llevaremos a cabo nuestros planes muy pronto.
—Pero ella no puede ser, no tiene las características necesarias —protestó el otro gemelo.
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Editado: 09.02.2021