H2o

Capítulo XXIII

Francisca comenzó a preocuparse. Había paso mucho tiempo desde que Charlie había salido a ver que podía encontrar “por ahí”. Le parecía extraño que no hubiera regresado. Comenzó a pensar que era lo único que podía hacer en ese momento y en ese lugar, sola y desamparada. Lo primero que pensó fue que se había perdido, ya que había tomado para un lugar al que nunca habían ido. O que tal vez se hubiera topado con un animal salvaje y que lo habría herido o directamente muerto. No quería pensar en nada grave más allá que su cabeza pensaba y pensaba y no paraba. Aunque era de noche, salió sola en busca de Charlie. La oscuridad era casi total, solo podía orientarse un poco por le brillo de  la luna y de las estrellas. Comenzó a caminar con mucho sigilo. Iba pensando cada paso y cada movimiento. Miraba muy bien el suelo antes de pisar firme. Aunque le miedo le había colonizado todo su cuerpo no la paralizaba. Sabía que si Charlie había muerto a ella no le quedaría mucho tiempo de vida. Camino sin un rumbo fijo hasta que empezó a escuchar un murmullo, sin dudas era gente hablando. Al principio no lo creyó, pensó que se estaba volviendo loca o que simplemente lo alucinaba. Como había comido vegentación del lugar, pensó que alguna podría ser alucinógena. Igualmente siguió caminando hasta que llegó al precipio de donde se podía ve la tribu. Cuando miró para abajo no le daban los ojos para ver todo lo que tenía frente (y bajo) a ella. Fuego, gente danzando, riendo, hasta que vio a Charlie en la celda como si fuera un animal. A pesar de verlo encerrado, lo veía de buen ánimo. Francisca comenzó a mirar para abajo y a su alrededor, quería ver la forma para bajar. Igualmente sabía que si la veñia correría la misma suete que Charle. EN un momento vio esa especie de ascensor. Sabía que era la única manera de bajar sin lastimarse. Hasta que sintió dos brazos que la tomaban de los suyos. Eran los guardias de la tribu. Francisca pensó que correría la misma suerte que Charlie. Bajaron por el ascensor. Pero a Francisca la pusieron en otra celda a unos diez metros de Charlie. Cuando este la vio no lo podía creer y le recriminó pro haberlo ido a buscar.

  • Tendrías que haberme esperado, Francisca…
  • Estaba desesperada, yo no sabia que hacer. Estaba preocupada.

Uno de los guadias pidió silencio. Charlie y Francisca callaron. El jefe de la tribu se sentó en su trono y dio su veredicto sobre Charlie. Sería sacrificado al amanecer junto con Francisca. Les cortarían las venas de de sus brazos y los desangrarían. Luego se bañaría toda la tribu con esa sangre. Mamula se acercó al jefe y le susurró algo al oído. Enseguida el jefe le dijo a Charlie que pasaría la última noche con Mamula. Abrieron la jaula y la bella india ingresó. Charlie comenzó a hablar con ella como podía. Mamula no entendía del todo. Charlie quería pasar la noche con ella y Francisca. Cuando Mamula le entendió se enojó mucho y le  pegó un cachetazo y le pidió al jefe que la saque de la celda. Chalie le suplicaba que no se vaya. Luego los gurdias sacaron a Francisca de la celda y la metieron en la de Charlie. Ya ahí estaban ellos, cara a cara.

  • Veo que no perdiste el tiempo…
  • No seas tonta, no ves que al final se fue, yo quiero pasar la ultima noche con vos.
  • Si…

Charlie y Francisca lo último que querían hacer era tener sexo. No solo porque tenían gente alrededor, sino también por el miedo que tenían. Tal vez fuera la última noche con vida de ambos. Eso los ponía mal porque aparte no veian la salida. Lo único que podía hacer era intentar romper los barrotes de la celda, que aunque eran fuertes eran de madera, de alguna manera los podría quebrar, el tema era no hacer mucho ruido. Deberían esperar que todos se duerman. Mamula estaba observándolos con odio. No les sacaba los ojos de encima. Era la guardia más atenta. Charlie trataba de disuadirla, la quería como su aliada, pero ella estaba demasiado enojada con él  como para recoinciliarse tan pronto. A francisca la situación no le gustaba nada, pero confiaba en Charlie, sabía que tenía que tener a algún indio de su lado, le molestaba un poco que justo fuera la india más linda de la tribu. Mamula se fue acercando lentamente a la celda. Charlie se comunicaba como podía. Hasta que Mamula abrió la celda. Entró y comenzó a besar a Charlie frenéticamente. Francisca se fue acercando lentamente por detrás. Tomo la cabeza de Mamula y la estrelló contra uno de los barrotes. Una y otra vez. Luego la tiró contra el suelo.

  • ¿Qué hacés? La mataste
  • Si, era nuestra única salida. Ahora tenemos que irnos.
  • Vos estás loca.
  • No, no estoy loca. Tenemos que sobrevivir.

Francisca había tomado el mando de la situación. Salieron de la celda. Francisca tomo uno de los palos que los indios usaban como antorchas y lo acercó al fuego y comenzó a encender una a una las chozas de la tribu. Luego fueron corriendo hacia el ascensor. Subieron. Una vez que bajaron desde arriba vieron como se iba consumiendo la vida de esa tribu. El fuego consumió todo. No quedó ninguno vivo.



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En el texto hay: distopia, romance

Editado: 28.05.2018

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