Habitad

2. Axel

La música me dejaba sordo y extasiado

La música me dejaba sordo y extasiado. Sentía las cuerdas de mi guitarra vibrar a través de mis dedos. Mi corazón latía cada vez más rápido en cada nota que salía de aquel instrumento tan maravilloso.

- Axel - oí a lo dejos- Axel - el sonido de mi guitarra se detuvo, mi mirada se dirigió a mi padre quien sujetaba la el cable que había desconectado- ¿Quieres dejarme sordo?

- Que va - gire los ojos retirando mi instrumento de mi cuerpo- Lo siento, papá - dije ante su mirada amenazadora.

- Haz algo de tu vida, Axel - llevó su mano a su rostro, fregándolo exasperado- Tienes casi veinte años, deberías elegir una carrera seria, formarte y trabajar, un trabajo serio- allí venía el con su mismo discurso siempre- Tal vez acompañarte de alguna muchacha - giré los ojos.

- ¿Para que me deje igual a como mamá lo hizo contigo? - pregunte con una sonrisa cínica. Su cara se contrajo.

- No hables así de tu madre - me levante de la cama acercándome a él

- Nos abandonó para estar con otro hombre y debes aceptarlo - me sujeto con fuerza del antebrazo

- Tu madre es una buena mujer a la cual no supe darle lo que necesitaba - bufé ante la misma respuesta de siempre.

- A otro perro con ese hueso, papá - dije retirándome del lugar al que llamaba hogar para dirigirme al bar en donde trabajaba.

Monte mi bicicleta con los auriculares puestos rumbo al parque de la avenida principal. Allí, cantaba en un bar de buena linda donde me pagaban lo suficiente y de vez en cuando me daban unas hamburguesas gratis.

- Hola, Axel- saludó Jerry detrás del balcón, el era mi supervisor.

- Hola - dije acercándome a él, me lo quedé viendo como quien no quiere nada pero todo a la vez.

- Escúpelo- Jerry me invito a hablar.

-Oye, se que aún no es el momento pero necesito un adelanto del mes, quiero mudarme de la casa de mi padre, ¿sabes? Y necesito ese dinero- baje la cabeza algo apenado.

- Axel, muy bien sabes tú que no pagamos por adelantado - dijo limpiando unos vasos- Y ni siquiera tienes un contrato fijo con nosotros -solté un resoplido- Pero hay un señor que ha venido a preguntar por ti hoy y creo que te podría agradar su sugerencia - dijo cabeceando hacia la dirección de un hombre trajeado.

- ¿Lo dices en serio? - inquirí emocionado.

- Ve, muchacho - asentí con una sonrisa en el rostro. Si era lo que yo creía que era, este sería un buen día.

- Buenos días - salude. El hombre dejó su taza de café nuevamente en la mesa y me ofreció asiento.

- Por favor - señaló la silla frente a él- Soy el Señor Kaliman - observe su mano extendida y la tome rápidamente- Usted debe ser el joven Richards.

- Efectivamente, señor - trague saliva- Soy Axel Richards

- Muy bien - aclaró la garganta- Tengo personal que frecuenta bastante este bar que me han comentado acerca de usted, dicen que es un muy buen guitarrista - asentí efusivamente.

- También soy cantante - el me otorgo una mirada indiscreta- Es decir... -carraspee- Toco bastante bien la guitarra - me rasque la nuca.

- Soy representante de la banda Wild Youth - sacó una tarjeta del bolsillo en el  interior de la chaqueta- Estoy muy interesado en usted, joven - me tendió la tarjeta.

Quede estático por una fracción de segundos que podrían haber sido horas, si un estruendoso estallido no me hubiera sacado del trance.

- ¿Que sucede? -oí decir a una mujer a lo lejos.

Todos los presente en el bar, se acercaron a los ventanales, yo solo me había quedado sentado en mi lugar. El humo negro era gigantesco en el cielo. Se oyó un silbido y luego nuevamente otra explosión. Entonces, los autos comenzaron a chocar, la gente comenzó a correr desesperada y todo sucedió en cámara lenta, un nuevo estallido.

Humo por todas partes, mi cuerpo voló atravesando el vidrio, mi oído zumbaba, mi vista era borrosa y mi boca tenía un sabor a sangre insufrible. Me dolía todo, la gente pasa por encima de mi, aterrorizada. Logre levantarme con cierta dificultad.

Observe a mi alrededor, todo era un completo desastre, personas corriendo, llorando, más y más explosiones. Mi atención repentinamente se vio desviada hacia el bar, el cual se había hecho casi cenizas. Me acerqué lo más rápido que pude y comencé a retirar los escombros. No puede ser, no puede estar pasando, un quejido llamó mi atención.

- Jerry - mi voz se rompió.

Yacía en el piso con un gran pedazo del techo aplastando casi todo su cuerpo. Intente retirarlo pero era imposible, tome su mano y el me otorgó una mirada tranquila, una que ya sabía lo que le deparaba, me dio una sonrisa ladina que se desvaneció enseguida

- No, no, no. Respira, por favor- entrelace mis manos y comencé a darle R.C.P., pero era en vano el ya se había ido.

Cerré sus ojos con la mano temblorosa y me puse de pie, un gentío enorme se acercaba, corrían desesperados. Un hombre, tomó mi brazo y siguió corriendo lo más veloz que su cuerpo le permitía.

- Corre más rápido- incentivo, comencé a agarrar ritmo, no entendía exactamente por qué estaba corriendo, pero presentía que no era nada bueno.

El hombre soltó mi brazo, no porque él quisiera, sino porque algo había jalado al piso. Me volté a mirar, un cuerpo lleno de sangre estaba encima de el, mordiéndolo, como un perro, uno que no comía hacía semanas

- Veté - gritó cuando me vio intentando acercarme.

Lleno de miedo, solo logre acatar sus órdenes. No entendía nada, solo sabía que debía llegar a casa, así que acelere el paso.




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