Habitad

3. Dion

Mm, delicioso

Mm, delicioso. La mejor barra de chocolate que había comido en mi vida. Escuche el sonido de la puerta abrirse y la guarde con rapidez.

- Qué haces, cerdita?- hablo Tiana, mi compañera de cuarto- Comiendo de nuevo? No me sorprende.

- Solo era un bocado - dije limpiandome las manos por mi jeans.

- Claro, si eso te deja tranquila - rió buscando algo en el armario. Saco una remera lila. Cambiándose-la. Su cuerpo era de envidia y aquello me entristecía.

No era una novedad que estuviera gorda. De hecho, desde niña ultra-pasaba el peso normal y con el tiempo fue aún peor tratar de controlar mi ansiedad.

- Oī, oī, baby pig- y así era como ella se despedía de mi, es un amor, cierto?. Me levante de mi cama dirigiéndome al pequeño espejo. Ni siquiera mi reflejo cabía en el.

Bufé probándome la nueva bata que había comprado. Estudiar medicina había sido siempre mi sueño y al fin lo estaba cumpliendo. Solté un gruñido al darme cuenta que la bata no se me cerraba. Genial!! Había subido de peso. Volví a sacarme-lo dejándolo de lado. Mi melena pelirroja caía a los costados. Un pitido proveniente de mi teléfono logró captar mi atención. Era un mensaje de mi mejor amigo Keleb, el cual me recordaba que habíamos quedado de vernos hoy en una cafetería, no muy lejos del campus.

Luego de un breve baño y vestir la ropa que había elegido, me retiré del cuarto. Camine a paso firme hacia el local. Divise Donuts Time a la vuelta de la esquina. Una vez en frente, tome asiento en la una escalerilla observando los alrededores. Por el rabillo del ojo, alcance a ver a un muchacho intentado acercarse sigilosamente, abrí una grande sonrisa.

- No lograras asustarme - sonreí cínicamente

- Eres imposible, Dion - negó con la cabeza

- Es que eres muy ruidoso- mentí- Tal vez la próxima.

- No habrá una próxima - dijo tomando asiento a mi lado

- Como así? - dije algo extrañada

- Me aceptaron en Cambridge - mis ojos se abrieron ante la sorpresa

- Demonios -salte a sus brazos- Te dije que lo lograrías, tonto - el me devolvió el abrazo

- Gracias por nunca dudar de mí - susurró en mi oído- Quieres dar una vuelta? -preguntó una vez que nos separamos

- Claro - sonreí. Colgué mi bolso por mi brazo y lo seguí.

El campus era enorme, lleno de flores y árboles, con restaurantes y cafeterías de alto nivel. Keleb era mi mejor amigo desde la secundaria, solo que antes no era tan apuesto. era muy flaco, usaba gafas y tenía muchos granos, quien lo viera ahora nunca le creería que alguna vez fue...normal. Mientras él evolucionó durante la pubertad, yo pues me estanque, ya no crecí y mi peso aumentó. Así que si, era una enana pelirroja con algo de sobrepeso, sin mencionar los problemas de autoestima.

- Que tal te está yendo en tus clases?-pregunto curioso. Puse mis ojos en blanco.

- Una mierda -me encogí de hombros- Como siempre.

-Deberías dejar de ser tan negativa, Dion- negó con la cabeza- Eres una mujer inteligente, fuerte y hermosa -sonreí tímida- Deberías dejar de creerle el cuento que tu cabeza se inventa- un nudo en la garganta se hizo presente

- Detente -pedí- No quiero llorar, Keleb- el me sonrio

-Te voy a extrañar

- Iré a visitarte tonto -revolví su melena- No te librarás de esta gordita tan pronto

Estaba cansada, habíamos caminado mucho por el parque y mis pies dolían. Entre a mi cuarto y lo primero que hice fue sacarme los malditos zapatos. Al fin, esto era magnífico. Deje mi bolso en la cama y me dispuse a cambiarme de ropa por una mas comoda.

Caí al piso por el temblor en el edificio, se podía oír un gran bullicio que venía de las calles. Mi corazon latia a mil por hora, desde la altura en la que estaba,se podía apreciar todo el caos y mucho más. Mis piernas temblaron al ver a personas siendo atacadas por otras, sería esto una invasión terrorista? Esta teoría hubiera sido muy posible de no ser por un hombre, uno que se levantó luego de que otra la hubiera derribado y prácticamente arrancado el brazo de un solo mordisco. el edificio volvió a temblar y todos mis sentidos me gritaban que el pavimento sedería, tenía que salir de aquí.

Sin pensarlo dos veces me di en fuga, pase por los pasillos donde la gente se abarrotaba intentando agarrar el elevador. Están locos? El elevador era peligroso. 

- Oye, no debes entrar ahí - tome el hombro de una muchacha que estaba temblando- Sígueme anda - está me miro con cierta duda pero al final de cuentas, me siguió.

Bajamos por las escaleras de emergencia, una que quedaba muy escondida. El edificio se volvió a sacudir por otra explosión. 

- Que está sucediendo? - de reojo mire a la chica, era pequeña y estaba tremendamente asustada

- No lo sé- continúe bajando las escaleras.

Logramos llegar a la planta baja. Estaba intentando pensar en que hacer. Seguíamos caminando entre la gente, que comenzaban a acelerar el paso. El estruendoso ruido me sobresaltó, miré detrás mío y la chica seguía junto a mi. Entonces me fijé en un señor que estaba convulsionando en el piso, lo miré extrañada. Aquella no era una convulsión normal

- Corre - dije dando pasos hacia atrás- Corre!!- chille, el señor en el piso se levantó de una manera deshumana y comenzó a correr detrás de nosotras.

Empujábamos a la gente en nuestro camino, mi mente maquinaba a mil por hora, buscando una solución rápida. Una de esas personas deshumanas alcanzó a la chica que está a conmigo, ella gritó pidiendo ayuda. Me acerqué y comencé a empujar a aquella cosa. Esta la soltó y se acercó a mi, sus ojos tenían demasiado sangre inyectada, sus pupilas estaban demasiado dilatadas. Soltó un gruñido que estaba segura que jamás olvidaría, era incapaz de controlar la baba que salía de su boca. Daba pasos hacia atrás, esa cosa estuvo a punto de lanzarse sobre mi si no fuera porque la chica de la cual no sabía su nombre aún, se abalanzó sobre el.




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