Habitad

4. Marcus y Robin.

Deje el humo salir por mi boca, mientras observaba a los niños salir del jardín de infantes al lado de sus madres

Deje el humo salir por mi boca, mientras observaba a los niños salir del jardín de infantes al lado de sus madres. Rei, alguna vez fui yo uno de ellos.

- Buh- puse mi atención en el pequeño niño de ojos azules que estaba detrás de mi- Te asusté, Marcus?

- Casi me matas de un susto, enano - dije apagando mi cigarro para luego tomarlo en brazos- Qué tal la escuela?

- Genial!! -exclamó- Hice cuatro casitas de papel - sonrió mostrando el espacio libre en su dentadura- Tengo hambre, Marcus - dijo una vez que estuvo en el piso, tiro de mis manos guiándome a quien sabe donde

- Qué haces, Robin? - pregunte deteniendo el paso

- Quiero una hamburguesa - dijo juntando ambas manos- Por favor

- Bien, pero solo por esta vez, campeón -revolví su cabellera rubia

Cruzamos la calle, ya que frente al jardín de niños había un pequeño restaurante de comida rápida. El lugar estaba casi repleto de niños de la misma escuela que Robin, imaginaba que todos los padres los traían a comer aquí y sería el mismo motivo por el cual mi pequeño hermano estaba tan animado en venir a comer unas hamburguesas. Robin movía sus pies en una clara señal de ansiedad, el tiro de mi mano para llamar mi atención.

- Quiero la de doble carne - chilló aplaudiendo. Reí, este niño era un mar de energía.

- Dame una doble king- pedí. La chica me miró de arriba a bajo con cara de pocos amigos.

- ¿Sería con papas y refresco? -su voz sonaba irritantemente lerda.

- Si, por favor -medio gruñí cuando exploto una goma de mascar.

- Son doce dólares con cincuenta centavos- le di el dinero- Puede esperar su número -dijo entregándome un recibo. Encontramos un lugar para sentarnos y en pocos minutos Robin se removía en su lugar. Me fijé en como pasaba sus ojos de mesa en mesa, observando a los niños que comían con sus padres, sus ojos se detuvieron en una mesa en específico donde una mujer limpiaba la boca de un niño regordete.

- Marcus - pose mi mirada sobre sus ojos color café sabiendo lo que se avecinaba- ¿Por qué se fue mamá? - escuche atento, sus ojos marrones me miran con algo de tristeza.

- Mamá tuvo que irse a trabajo, Robin - suspire- Ya te lo había dicho- curva sus labios , estaba insatisfecho con mi respuesta.

-¿Por qué? -mis venas comenzaron a arder. ¿Como explicarle a un niño que nuestra madre era una prostituta que nunca nos quiso?

- Porque si, Robin -sentencie.

-  ¿Por que si?- volvió a preguntar. Inhale profundamente.

- Porque yo lo digo y ya termino el interrogatorio, enano- agradecí al cielo que llegó nuestro pedido. Robin decidió callar y comer su gran hamburguesa. Rei viéndolo intentar meterse todo aquello a la boca- Lento, te vas a atragantar - el medio una sonrisa de boca llena.

Mi atención se desvió hacia el ruido de las sirenas, eran una mezcla de ambulancias y policías pasando a toda velocidad, todo indicaba que hubo un accidente, pero en cuanto la ambulancia se volvía y la patrullera se estrella contra ella me levanto rápidamente acercándome a la ventana de vidrio, había mucho bullicio afuera, no lograba comprender a qué se debía tan repentino ataque de histeria, puesto a que parecía ser que el reciente choque era lo de menos, entendí cuando una explosión se hizo presente logrando que el establecimiento temblara, todo comenzó a moverse muy rápido, logre llegar hasta Robin empujando a la gente que se me atravesaba enfrente.

- ¡Robin! - grite. El estaba debajo de la mesa- Ven, rapido- lo estiré del brazo y lo alce en los mios

- ¿Qué pasa? -su voz estaba al borde del llanto

- Solo sujétate de mi cuello y no te sueltes por nada del mundo - supliqué.

Luego de que aquella oración saliera de mis labios una explosión muy cercana al restaurante me puso los pelos de punta. Con un brazo sujetaba a Robin y con la otra apartaba a la gente que se cruzaba en mi camino, las calles estaban muy agitadas y la gente pasa por encima de otros que se encuentran desplomados en el piso. Deje de empujar personas por un segundo para buscar dentro de mi chaqueta, mi arma estaba allí, fiel como siempre. No sabia que sucedía pero era mejor estar prevenido.

- ¡Marcus! - gritó Robin en mi oído. Sonaba muy asustado, giré mi rostro para saber que había visto y entendí su temor.

Una masa de gente ensangrentada corría detrás de nosotros. Fije mi vista en uno que al alcanzar a una mujer comienza a morderla y a arrancar su piel con sus dientes, lucia completamente deshumanizado.

- No mires campeón - dije cuando noté que Robin estaba llorando- Cierra los ojos - pedí. El asintió levemente, su pequeño cuerpo temblaba de miedo.

Comencé a correr lo más rápido que conseguía, empujando a todo aquel que se metiera en mi camino. Uno sujeto de apariencia demacrada cae justo frente a mi, intento saltarlo y este sujeta mi pie con fuerza. Baje la mirada y lo vi intentando encajar sus dientes en mi tobillo, apunté mi arma disparando si dudar. Robin suelta un chillido que me hace sujetarlo con más fuerza, sus pequeños brazos se agarraban de mi cuello casi asfixiandome, pero eso era lo de menos. La ciudad era un completo caos, levante mi cabeza a lo alto y vi caer más bombas por el centro de la ciudad. ¿Que putas estaba sucediendo? ¿Acaso todo esto era una maldita pesadilla?

- Marcus, tengo miedo- susurró.

- Tranquiló, estaremos bien - estaba logrando alejarme de la ciudad. Aún no tenía ni idea de a donde iría. Mi mente andaba en mil por hora tratando de que nada nos sucediera pero al mismo tiempo buscando una maldita salida. Mis ojos se fijaron en una callejón que conocía muy bien.




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