La cosas se habían salido de control, Kenna respiraba pesadamente mientras aventaba sobre la cama su casaca de cuero, la camiseta blanca sin mangas estaba manchada de sangre el sudor aún le recorría las sienes pero aun mejor, la emoción del momento corría como una corriente eléctrica por todo su sistema nervioso.
Su pecho subía y bajaba una y otra vez, se había sentido tan bien , había gozado cada grito, y cada llanto. Su mente viajaba hacia las épocas cuando era la Reina del mundo, cuando una sola mirada suya causaba tanto miedo.
Rápidamente se quitó la ropa reemplazandola por una limpia, lo había hecho bien, Había valido la pena ¿No?
DOS MESES ATRÁS
Damian llevaba dos semanas sin poder conciliar el sueño por las noches, traía unas marcadas ojeras que adornaban una mirada preocupada. Por cuatros años había soñado con recuperar a su amada diosa pero nunca imaginó que la tendría encerrada en una habitación ingiriendo más antibióticos que comida.
Con tres costillas rotas, luxación de su hombro izquierdo y un esguince en la pie, a eso sumemosle los múltiples moretones en su cuerpo; su pobre diosa se había convertido en un pobre despojo humano que se limitaba a comer pocas veces al día y llorar por su hijo.
Ese era otro tema, Apolo; o Maika ,como lo llamaba Samaira. El niño llevaba desaparecido dos semanas y Damián había buscado bajo cada piedra pero no había logrado dar con él, era como si hubiera desaparecido de la faz de la tierra. Los malditos estaban pidiendo demasiado por él, una cantidad de droga que no podría y una suma de dinero que su padre no soltaría pero eso no era lo peor; una parte de él le gritaba que dejara todo de lado y se relajara, a fin de cuentas ni conocía a aquel niño lo suficiente como para decir que sentía algo por el.
Con un fuerte suspiro se levantó de su escritorio y caminó hasta el pequeño minibar de su oficina, saco un poco de whisky de la parte de atrás una bolsita con un Par de gramos de Cocaína, la acomodó en finales líneas sobre la mesa, sería solo un momento de paz de tranquilidad pero antes de que acercarse la nariz Ayham entró a su oficina tirándole un almohadón en la cabeza.
— Uno no te puede dejar solo ni cinco minutos — alzó la voz — No seas pendejo Damián —
¿Que estaba haciendo? Llevaba limpio casi cuatro meses y lo iba a arruinar ,justo ahora que su Diosa estaba con él, está por retornar al vicio que la alejó de ella pero todos estos problemas lo superaban, sentía que se derrumbaría en cualquier momento.
—¿Por qué no vas con ella? — Ayham se acercó a él — ambos se necesitan, están sufriendo lo mismo —
— No puedo — se sirvió un trago —cuando estoy a su lado es una mezcla de culpa y odio, ella me ocultó a mi hijo y se q lo izo por mi actitud pero — se pasó la mano por el cabello — pudo habèrmelo dicho —
— ¿Cuando? — Ayham se estaba enojando — ¿Cuando estabas con alguna puta en Rusia o mientras te bebías medio Mónaco? — lanzó un bufido — No hubieras sabido qué hacer con él, aún dudo que sepas que hacer con él pero —
— A eso me refiero — Lo interrumpió — No lo conozco, se que es cincuenta porciènto mío ¡Pero no lo siento como mío! —
— Pero lo es — le pasó un brazo por los hombros — tal podría contarte sobre su vida pero sería peor, ve con ella y que te cuente sobre TU hijo —
Odiaba cuando Ayham tenía a la razón, tomo un último trago de su whisky y fue hasta la habitación de la morena, cuando llegó vio la puerta entre abierta y estaba a punto de tocar pero un golpe lo alertó, entró en la habitación y encontró a Samaira en el suelo con el pantalón a medio poner.
— déjame ayudarte — se acercó a ella — creí haberte dicho que no te apoyaras sobre ese pie —
La cargo y la subió a la cama, colocó correctamente su pantalón, esperó a que se acomodara un rato y luego se sentó a su lado.
— No puedo ni ponerme la pijama, así nunca podré traer a Apolo devuelta — se lamentó
— Lo mejor que puedes hacer es descansar Samaira, yo me encargo de èl — habló desinteresado
— ¡Pues entonces haz algo! — estaba furiosa — llevo dos semanas lejos de mi Hijo Damián estoy a punto de perder la cabeza —
— Ya hablamos de esto, no es tán fácil como crees tengo mucho que pensar y .. —
— Me vale un comino lo que cueste, tienes el dinero y los medios — como pudo se colocó frente a él —no me importa si tienes que destruir toda Grecia solo quiero a mi hijo conmigo —
La furia la estaba consumiendo, se sentía inútil postrada en aquella cama con Hades teniendo a todo su personal cumpliendo sus peticiones, no podía ni darse un baño sola. Él era otro de su grandes problemas, en las semana saque llevaba ahí él no había ècho lo más mínimo por buscar a su hijo, si fuera la de antes ya habría teñido la ciudad de sangre con tal de encontrarlo.
— No es tan fácil como crees Samaira, te juro que lo intento pero — su voz se fue apagando — no es fácil para mí —
— si no lo haces por él hazlo por mí — rogó — Hades, el es todo lo que tengo —
Como pudo se arrastró hasta el regazo de él, tomó su camisa con sus puños mientras escondía su rostro en el pecho de él, de sus labios salían susurros que le rogaban recuperar a su hijo.
Hades podía ser muy rudo cuando de negocios se trataba, pero aquella pequeña mujer se había convertido en su debilidad, si ella le pedía la luna el mataría a quien sea por dársela, deposito un suave beso sobre su cabello para dejarla descansando mientras el iba en busca de Ayham; el árabe lo veia confundió no nací más de dies minutos que Damián había salido de ahí, herido y destrozado y ahora regresaba decidido a acabar con el mundo.
— llama al aeropuerto — su voz salió autoritaria — si esos bastardos quieren droga a cambio de mi hijo les daré la mejor, nos vamos a Colombia —
***
A la mañana siguiente Kenna se removió en la cama despertando su sueño, la luz del día le está pegando directo al rostro, inhalo profundamente y un perfume ácido terminó por quitarle todo su sueño. En una silla frente a ella estaba sentado Zeus con las cejas fruncidas y los ojos llenos de reproche. Se levantó de la cama con facilidad dejando de lado su lastimen curación de anoche.