Vanessa.
— Señorita Campbell. —levanté la mirada temerosa y algo dudosa. La enfermera que amablemente me había esperado durante la última hora me dio una sonrisa a manera de disculpa haciéndome saber que el tiempo de espera había llegado a su fin. —La doctora Robinson espera por usted.
Asentí, intentando colocar una sonrisa en mi rostro que al final salió mas como una mueca, mi mano pasando en círculos por mi vientre de cinco meses de embarazo. —Supongo que simplemente no llegó.
Al igual que a las últimas dos citas.
— Solemos verlo mucho por aquí. —si intentaba hacerme sentir bien con sus palabras, estaba fracasando en el intento. —Por eso es bueno que las nuevas mamás sepan que aquí tienen un apoyo que va mucho mas allá que una simple consulta. —asentí, esquivándole la mirada y manteniendo la sonrisa.
Habíamos hablado de esto y mantuve la esperanza, pero lo estaba perdiendo. La primera cita fue el viaje a Los Ángeles, la segunda simplemente se quedó atascado en el tráfico y ¿ahora qué sería? Entendía que su trabajo era importante, pero nuestro bebé también.
Apenas si hablamos un par de palabras en el ultimo mes desde que me mudé de nuevo al departamento y yo realmente estaba comenzando a pedirle un préstamo a Val para comprarme un departamento para mí en lugar de seguir viviendo con él. Gaia estuvo al tanto siempre y él cumplió su palabra de no hacerme sentir mal con sus palabras. No obstante, en este caso, su silencio era mucho peor que ellas.
Le importaba el bebé, eso era seguro. La esperanza brillaba en sus ojos cada que preguntaba como estaba él o ella. Y eso debía ser suficiente para mí.
— ¿Lista para conocer el sexo? —la amplia sonrisa de Ashley desde su escritorio me recibió nada más entrar. Fuimos a la escuela secundaria juntas y fue un alivio encontrarla como mi nueva obstetra. —¿Todo bien?
Asentí, caminando hacia ella para abrazarla. —¿Cómo está Lena? —su pequeña de dos años estuvo por aquí la ultima vez que vine y era un pequeño solecito que irradiaba el lugar y el rostro de su madre.
— Demasiado intensa. —sonrió. —¿Qué hay de este pequeñín? —su mano fue a mi vientre dándome conforte. —¿Solo seremos tú y yo? —solo me limité a asentir. —Entonces comencemos, linda.
Hice lo mismo que había estado haciendo en las ultimas consultas. Mi peso fue medido, su boca soltó un par de recomendaciones en mi dirección que escuché con atención y luego me recosté en la camilla lista para cumplir el sueño de saber que era mi pequeño.
— Podemos esperar a la próxima si lo crees conveniente, Nessy. —sus palabras quedaron en el aire mientras se acercaba con el gel en su mano.
— No. —solté de golpe y apresuradamente. No quería seguir esperando. —Quiero saberlo.
— Hagámoslo entonces. —levanté mi blusón holgado y recosté mi cabeza mirando el techo mientras ella hacía lo suyo.
— ¿Puedo viajar? —sus ojos se encontraron con los míos asintiendo en el proceso. Iría con Val una vez saliera de aquí, mi pequeño sobrino de apenas un par de días de nacido estaba llamándome a conocerlo y yo no había podido tomar un vuelo a Boston hasta que no tuviera la seguridad y el aval por parte de esta mujer.
— ¿Es cierto lo que dicen las revistas? —reí un poco ante su pregunta mientras movía el transductor por la parte baja de mi abdomen. —Así que miss cuerpo perfecto tuvo un bebé. —sonrió con los ojos fijos en el monitor. —Dile que dije felicidades, es una maravilla que se haya dado la oportunidad de ser madre. Pensé que su lema era...
— No bebés, no pañales. Solo fiestas. —terminé por ella. Sí, para mí aún era difícil de creer que ese pequeño niño hubiese salido del cuerpo de mi hermana, pero como lo amaba.
Ethan Campbell. Su razón de vivir desde hace unos días.
— Deberías venir en un mes. —me encogí de hombros. —Nos reuniremos Emma, Elena, Val y yo. No estaría mal que nos alegraras con tu presencia.
Bufó y me miró horrorizada. —¿Elena y Val en una misma habitación sin matarse? No me lo perdería por nada del mundo. —plantó sus ojos en mí. —Traten de que sea un fin de semana, por favor. Convenceré a Jordan que se quede con Lena.
— Claro.
— Bueno, parece que tendremos por aquí a...
— ¡Señor, ya le dije que no puede entrar! —la frase de Ashley quedó a medio salir cuando los gritos llenaron el pasillo llegando a nuestros oídos.
— Con tu permiso o sin él voy a pasar. —la inconfundible voz de Elijah cargada de desespero puso una inevitable sonrisa en mi rostro. —La madre de mi hijo está dentro y yo debería estar con ella, así que déjame pasar porque no me interesa pasar por encima de ti. —sí, el estaba notoriamente molesta.
— ¿Por qué esa voz se me hace tan conocida? —no dije nada, solo esperé el estruendo de la puerta al abrirse dejando ver a un hombre completamente ofuscado plantando sus ojos en mi vientre descubierto y luego en el monitor junto a mí. Mi ceño se frunció al notar la sangre manchando su ceja. —No me jodas.
— ¿Robinson? —sus ojos pasaron de mí a la rubia con sus manos cerca de mi barriga.
— Así que a esto te referías con que no me lo imaginaba. —Ashley soltó una carcajada y apuntó a Elijah con su dedo índice. —Siéntate y ven a saber el sexo de tu bebé. —aún cuando estaba algo perdido, hizo por primera vez lo que alguien le pidió y se sentó en el pequeño banco junto a la camilla.
Sus ojos miraron fascinados el monitor, mi mano viajando preocupada a su rostro sin dejar pasar el golpe. Me detuvo a medio camino y tomando mi mano la apretó con las suyas, mirándome. —No te preocupes, estoy bien. La persona que se meta en mi camino a partir de mañana lo pensará dos veces antes de impedirme estar en la vida de nuestro hijo.
— Hija, de hecho. —ambos posamos nuestras miradas en el rostro sonriente de la mujer esperando por nuestras reacciones que solo soltó una carcajada al notar como Elijah se quedaba completamente pasmado y sin palabras. —Pobre niña. —sonrió.
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Editado: 18.08.2024