Halliester Bay Academy (academia para chicos problemáticos)

47. La madre de todas las desgracias.

        Justo cuando pensé que sobrevivir a base de una dieta de golosinas era imposible, yo lo he conseguido, pero dudo mucho que vaya a aguantar esta situación por más tiempo

        Me despierta el sol ardiente en el rostro y la turbulencia del autobús al frenar de golpe, aunque no es como que con estos dos simios gigantes roncando sobre mi cabeza pueda moverme demasiado de todas maneras.

        Landon levanta su cabeza repentinamente y casi me provoca un paro cardiaco del susto, de verdad que este tipo es rarísimo. Mira a nuestro alrededor como si por un par de segundos hubiese olvidado quien es y donde esta, sin embargo, tan pronto ve por la ventana, su rostro se ilumina y eso es todo lo que necesita para sentirse nuevamente con la batería llena. Se levanta de un brinco y en cuestión de un pestañeo ya está prácticamente fuera del autobús, casi me cuesta creer que de verdad se ha teletransportado.

       El despertar de Axton es mas sutil, a pesar de que Landon nos ha volado por encima para salir. Suelta un ligero suspiro que mueve un par de mechones de su cabello, abre sus ojos despacio y me mira desde arriba. Mi corazón sufre otro mini ataque cuando el maldito rubio sonríe un poquito al momento en el que nuestras miradas se encuentran; no planeo mentir, la vista es buena desde aquí, neuronas me quedan pocas, pero de hormonas estoy muy bien suplida y de paso revolotean.

       Muy bien, pero, ¿Por qué no habla este hombre? Solo me mira, no sé si sigue dormido, si sufrió alguna contusión cerebral en el camino o que, pero mas le vale que diga alguna cosa y que deje de ser un raro de una vez, aunque lo segundo posiblemente le cueste más. Juro que quiero golpearlo en la cara, pero tengo las manos entumecidas, por el viaje, claro, nada tiene que ver que toda yo esté congelada de pronto sencillamente porque este neandertal me ve como si yo fuera lo único habitando la tierra ahora mismo.

       —C-creo que ya llegamos —balbuceo.

       No pronuncia ni media silaba, empiezo a dudar que me haya escuchado, o que yo realmente haya dicho algo.

       Suelta un suspiro gracioso. ¿Acaso le he hecho algún chiste? ¿O es que tengo cara de payasa? Nunca lo descubriré, puesto que se levanta de lo más despreocupado, me agarra de la muñeca y me lleva a rastras entre los locos amotinados en el pasillo, hasta que finalmente me golpea en la cara el sol y el aire fresco, dejando detrás la peste a testosterona en la que nos estábamos ahogando.

        Sí, justo como me lo sospechaba, no tengo la mas remota idea de donde estamos o por que estamos aquí, si la nada es un lugar en la tierra, es definitivamente este. No veo mas que bosque y montañas en kilómetros, y lo único en lo que puedo pensar es en la variedad de especies de mosquitos que me van a atacar aquí, aunque esa debería ser la menor de mis preocupaciones en estos momentos.

       Todos empiezan a coger su equipaje, yo haría lo mismo, pero paso de ser aplastada por esta manada de anormales, así que me resigno a esperar detrás hasta que terminen de matarse entre ellos.

       —Jorden —escucho detrás de mí.

       —Shawn.

       —¿De verdad necesitabas traer todo esto? —Dice Liam, al ver como Axton suelta mi mochila delante de mis pies, lleva la suya al hombro y mi demás equipaje en la otra mano.

       —Perdón, pero sin importar de cuanto sea la estadía, debo empacar por lo menos para un año, tú sabes, cosas de chic... ¡Shawn! ¿Cómo estás? Que bueno que te animaste a venir. —parece que adopto el don de teletransportación de Landon, puesto que llego a Shawn en milésima de segundo.

        El pobre Shawn se espanta un poco con mi reacción, pero se ríe de mí por lo rara que me he puesto. Se limita a asentir y aferrarse mas del tiro de su bolsa.

        —¡Que empiece la fiesta! —el grito de guerra de Landon llama la atención de todos, esta dando vueltas y bailando como un loco alrededor del grupo. Le miramos como el bicho raro que es, pero poco le importa, porque su danza no se detiene.

         —¡Miller! —lo regaña una de las mojas, eso es lo único que lo hace recapacitar en el hecho de que hay mas gente a su alrededor.

        —Perdón —masculla, deteniéndose, aunque su expresión de alegría no se desvanece ni un poco.

        Todos nos combinamos para poner los ojos en blanco a la vez, como un gran equipo en campaña de "todos contra la intensidad de Landon, detengamos al loco, salvemos al mundo"

       La mirada perdida de Shawn llama mi atención, esta muy concentrado en el hecho de que otro autobús se acerca a lo lejos, y lo mismo se roba mi interés. Los dos nos quedamos quietos observándolo llegar y estacionarse. Detrás viene otro más, la verdad es que no pensé que éramos tantos, todos los otros también han empezado a interesarse por el asunto, aunque no se ven sorprendidos, de hecho, pareciera que esto es lo que han estado esperando por mucho.

        Del primer autobús que se ha detenido, empiezan a salir más chicos y más monjas, pero no reconozco ni un solo rostro. Soy consciente de que Halliester Bay Academy es bastante grande y que no conozco ni a un cincuenta por ciento de los estudiantes, pero podría jurar que con estos no me había cruzado ni una sola vez. Quizás sean de primer y segundo años, aunque hasta donde tenía entendido, este campamento era solo para los de penúltimo y último año.

       Suelto un suspiro de resignación cuando siento que el brazo de Landon me rodea del cuello, al menos esta vez no me está ahogando.




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