Reinar y Laih Zohn, hijos gemelos del Rey Lang, del reino de EL RISCO, se encontraban en el jardín del dominio. Reinar practicaba el "arte suave del vapor" mientras que su hermana Laih le platicaba sobre su viaje con su padre el Rey y dos de sus tías al reino de ERIE. La chica había llegado unas horas antes al dominio después de un largo tiempo fuera.
Mientras mantenían aquella conversación, Laih, a medida que seguía adornando algunos macetones llenos de flores, notaba que su hermano gemelo estaba algo más fuerte físicamente, por lo menos desde que partió al vecino reino.
- En realidad es lo único hermoso que tiene este mugroso pico. ¿Qué sería de nuestra infancia si no existiera este jardín? – Exclamaba Reinar Zohn, algo agitado mientras seguía practicando el "Arte del vapor" en la zona del jardín con espacio amplio.
- Le encontrarías más sentido a la vida si realmente saldrías de ALTA MONTAÑA, hermano. – respondió Laih, quien alzó su vista para verlo a los ojos. – No puede ser que vivas en una montaña y le tengas miedo a ellas. – Dijo esto último con el mismo tono extraño con el que siempre le recuerda lo mismo.
- Tal vez no sea eso, hermana. Tal vez sea el hecho de que si alguna vez caigo de una cabra de montaña me dejaran pudrir en ese asqueroso lugar, incluso tú ¿No es así?
Laih siguió adornando aquellos macetones mientras su hermano seguía hablando, sin decir una palabra.
- ¿Qué tal quede medio muerto? Moriría lentamente, con mucho dolor. Los cuervos, no entiendes lo que es pensar que los cuervos me quitarán los ojos. Aun así, sé que eso no me mataría por completo. Con el tiempo sentiría como los gusanos comen mi carne mientras se mueven dentro de mí, o en el mejor de los casos lo pumas de montañas desgarrarían mis manos o pies, o mi cuello, sin poder defenderme. De igual forma todos se traducirían a dolor y sería una lástima para mí. Estúpidas leyes. – Siguió explicando Reinar algo agitado mientras seguía practicando.
- Seria una tristeza que fuese así. – Confirmó Laih entre risas. - ¿Sabes que es hermoso? Hermano. Esos lugares, los lugares allá abajo son hermosos. ALTO VERANO y ERIE son hermosos, más que nuestro querido dominio, aunque me duela admitirlo.
Reinar soltó una carcajada al escuchar eso último.
- Eso último es mentira, hermana. Ambos sabemos que no te duele admitir nada.
Seguían riendo mientras hablaban. Ambos, de la misma estatura y edad, mantenían los aspectos físicos de la familia Zohn bien marcados. Ojos azules claro, cabello negro y cierto aspecto semiacuoso en su piel.
- Ven, hermano. – Dijo Laih mientras caminaba hacia una de las banquetas que miran hacia el horizonte.
Reinar no objetó al respecto. Al contrario hizo caso a su hermana, por lo que dejó de practicar y se sentó al lado de ella.
- ¿Iras? – preguntó Laih.
- Cuando aprenda a volar. – Respondió irónicamente.
- No es necesario salir de este puto lugar cuando aprendas a volar... Es una estupidez lo que dices, no eres un Monje, imbécil. – Dijo Laih mientras notaba que la capa de vapor que cubría todo el jardín no dejaba ver el horizonte.
- ¿Por qué no te interesa aprender el arte? Hermana. – Preguntó Reinar. – Podría enseñarte muchas cosas que he aprendido.
- Digamos que no es lo mío, hermano. Se hacer mejor otras cosas. – Respondió. – Mejor mira esto. – Dijo mientras se levantaba de la banqueta, saltaba y despejaba con un movimiento brusco el vapor que cubría el jardín. – Es hora el crepúsculo.
Aquel movimiento bastó para que gran parte del vapor que cubría el jardín se dispersara y dejara ver el impresionante crepúsculo, que solo se puede apreciar desde ese lugar, en el que pocas nubes se entrecruzan con la cadena de montañas gigantescas e infinitas, y los rayos casi apagados del sol amarillo permiten disfrutar de todo ese paisaje real.
- Es hermoso, hermano.
- Lo es. - Respondió. – Aunque me gustaría saber una cosa. ¿Por qué padre se desvió hacia ALTO VERANO? – Preguntó manteniendo su mirada hacia el paisaje.
- La razón la desconozco. Dijo que era importante estar allá.
- ¿Eso es lo único que te dijo? – Preguntó algo inquieto.
- Sabes cuales son las respuestas de padre, hermano. "No hagas más preguntas" Es un estúpido. – Respondió con algo de amargura al remedar a su padre el Rey. – Sabes, ambos sabemos que pasa algo, esa es la respuesta que utiliza cada vez que pasa algo... En su rumbo a ALTO VERANO ha llevado muchos hombres con él, a casi todos, tanto así que antes de partir de ERIE solicitó al Rey Atari que permitiese que varios de sus soldados me escoltaran hasta La CUIDAD VIEJA. Pero en realidad no es lo que me preocupa, una semana antes de salir noté que después de una reunión enviaron cartas a todos los reinos, y a nuestros tíos, directamente.
- Tío Lander se ha mantenido reuniendo más seguido, varias veces al día, con Roys. El día en que salió al Norte del reino duraron toda la mañana reunidos en la "Sala Roja". – Dijo Reinar. – Las cosas no están bien, hermana. Y presiento que debes hacerte fuerte, no soportaría que nada malo te pase.
Laih concentró su mirada hacia el paisaje al tiempo que suspiraba. El sol amarillo estaba a punto de guardase entre las nubes. El cielo se tornaba color naranja, rojo y rayos amarillo pálido. Realmente era un momento hermoso, en el que, contrario a la mayoría de los reinos, se podía ver directamente al sol amarillo sin ser afectados.
La chica lo apreciaba cada vez que permanecía en ALTA MONTAÑA.
- Es hermoso, queridos primos. – Dijo en voz alta Ram, prima de ambos, de solo ocho años, quien se acercaba por detrás de la banqueta. – Padre y los viejos han mantenido la sala ocupada y no quiero estar donde ellos están, me aburren completamente.
- Claro, preciosa. Ven, siéntate a mi lado. – Dijo Laih mientras se volteaba, pasaba a la niña encima de la baqueta y la sentaba entre ambos.
- Llegaste un poco tarde. – Dijo Reinar.
- Padre nunca me deja subir sola al jardín. Dice que es peligroso para mí, aunque en realidad no lo entiendo, es nuestro hogar. – Dijo la niña vaneando sus piernas.