Hanoi

Alta Montaña. Líneas sucesorias. Un sentido múltiple.

La temperatura en la zona de calderas hacía que aquel entrenamiento sobre esforzara física y mentalmente a los gemelos, que se mantenían atentos ante los ataques sorpresivos de Rammer, quien no atacaba de manera continúa. 

Sus ataques duraban solo unos segundos mientras ocultaba en la espesa capa de vapor una y otra vez, hasta esperar el momento justo para lanzar otro ataque físico o de vapor. 

Laih estaba a punto de caer al piso del sobreesfuerzo. Su respiración se dificultaba por aquella capa densa de vapor. Sangraba en la ceja derecha a causa de un golpe que recibió al tratar de despejar el espacio en el que se encontraba. Entonces cayó semiarrodillada, sosteniéndose de una mano y un pie en el piso. 
 

Reinar por su parte logró esquivar los dos últimos ataques de su tío. Al parecer estaba entendiendo el verdadero propósito del entrenamiento. Sin embargo, recibió una patada en las costillas izquierdas que lo hizo caer en el suelo a unos metros de donde estaba. 
 

Nuevamente todo quedó en silencio, los gemelos se encontraban bajo cierto estrés y desespero aparente, situación que Rammer quiso aprovechar emprendió un ataque directo hacia el chico.
 

- Es solo un instante, es solo un instante. – Decía Reinar entre dientes cuando una patada de su tío se asomó por su lado derecho, a la altura de su cara. 
 

Esta vez el chico había sentido previamente la presencia de Rammer precisamente en su lado derecho y reaccionó a tiempo.  Antes de que aquella patada tocara su cara la bloqueó y avisó a Laih de un grito.
 

- Laih, ya. – Gritó mientras aventaba a su tío hacia su hermana con ayuda de la fuerza que había aplicado en aquella patada. – Atácalo.
 

La muchacha concentró una cantidad de vapor en sus dos manos de manera exagerada, que incluso logró despejar de cierta manera su zona. Sin embargo, Rammer, al notar aquel posible golpe que le esperaría, generó automáticamente un escudo de vapor en frente de él y la chica. 
 

- Punto de presión. – Pensó Rammer. – No está nada mal.
Tanto el ataque de Laih como el escudo de Rammer prontamente chocaron, pero la chica tenía un haz bajo la manga. El choque generó una explosión de vapor que Rammer pensó en utilizar para reorganizarse y ocultarse de los chicos, pero no contaba con que Laih haría un ataque sorpresa apuntando y haciendo estallar el punto de presión contra el piso, lo que hizo retroceder a su tío, que quedó en evidencia frente a Reinar, quien lo esperaba con un ataque armado de vapor de mediano alcance. 

El chico lo lanzó automáticamente.


- Una fecha de vapor. – Pensó Rammer después de lograr generar un punto de presión en su mano derecha y lo hacía estallar, haciéndolo esquivar aquel ataque que logró generar una pequeña vibración en las paredes internas de la bodega de calderas.
Rammer cayó en pie a unos metros con las manos unidas, generando una capa de vapor extremadamente densa en la sala. 
-  No debieron dejar de atacar. – Dijo Rammer mientras desaparecía en el vapor. – En una batalla solo puede que tengan una oportunidad. Si dejan de atacar perderían esa posible oportunidad.  

Reinar cayó al piso de un golpe en la parte trasera de la rodilla de la pierna izquierda, haciéndolo gritar del dolor. Laih intentaba ganar espacio en su visión aun sabiendo que estaba prohibido en el entrenamiento, pero Rammer se le apareció en frente y la hizo volar al ponerle la mano en la barriga y expulsarla con un punto de vapor suave, haciéndola golpear con una de las columnas.
- Mañana los estaré esperando en el jardín antes del atardecer. – Dijo Rammer dispersando en su totalidad el vapor en la sala. – No lograron entender nada, espero por el bien de ustedes que mañana si lo hagan, hijos del rey.
- ¿A qué se refiere? Tío. – Preguntó Reinar levantándose del piso.
- El vapor no es un arma, es una parte de cada Zohn. Y como tal, cada parte de nuestro cuerpo tiene una utilidad y una funcionalidad en esta vida. – Respondió Rammer. – El Vapor es eso, es simplemente otra extremidad de nosotros. Una bastante funcional. Una diferente a cualquier otra familia de HANOI. No sirve solo como una piedra que puedes arrojar a cualquier idiota. Va mucho más allá de eso. – Siguió diciendo mientras se acercaba a puerta que conecta con el túnel. -  Ahora mírense. Están todos hecho mierda, y no fue gracias a mí. Nunca la utilizaron. Estaba en todos los lados. Hasta les hacía daño, que ironía tan estúpida... No lograron ver nada cuando pudieron fácilmente ampliar su visión. En cambio solo lograron cegarse más... Mírenme, no estoy agitado o lleno de sudor.  – Terminó de decir mientras cogía rumbo por aquel túnel.
Reinar y Laih se miraron fijamente, apenados entre ellos.
- El maestro Cela nos habló muchas veces de ello. – Dijo Reinar una vez su tío tomo aquel túnel.
- El maestro Cela no es un guerrero, es un maestro. – Exclamó Laih. – Solo fueron lecciones teóricas, hermano. Además, ni siquiera fue un Zohn. 
- Sea lo que sea, acabamos de actuar somos unos idiotas. – Dijo el chico.




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