Hanoi

Alta Montaña Líneas sucesorias. Vera.

Todo concurría en calma desde la cena de bienvenida de Laih a ALTA MONTAÑA, celebrada hace cinco días, exactamente. Aquella madrugada en el dominio, aun cuando los primeros rayos del sol amarillo estaban ocultos y todo permanecía a oscuras en el reino de EL RISCO y en gran parte de HANOI, Roys, jefe de guardia del dominio, se dirigía con cierto rostro de preocupación a la habitación de Rammer, quien aún seguía como encargado del rey ante su ausencia. 
Cruzaba aquellos pasillos iluminados por antorchas de barro y madera que le quedaban a mitad de su cuerpo. Realmente era un viejo bastante alto. 
En su paso, cada guardia en turno tomaba posición de manera automática apenas se percataban del paso de la mayor autoridad militar del ejército Zohn. 
Al llegar a la puerta de la habitación de Rammer se dirigió automáticamente a los guardias que se encontraban custodiándola.
- Descansa. – Les dijo. – No se alejen mucho, estén atentos a mi salida. No demoraré mucho.
- Como ordene, señor. – Respondieron ambos mientras hacían aquel gesto común de respecto a la autoridad, giraban a la izquierda y se retiraban por el mismo pasillo por el que Roys había llegado.
En ausencia de aquellos, dio algunos golpes en la puerta roja de la habitación. No se percató del tocador de puerta que estaba casi que a la altura de su pecho.
- Señor. – Llamó.
En el cuarto, Oli comenzó a moverse al percibir levemente el sonido de los golpes en la puerta.
- Señor. Soy Roys. – Volvió a decir más fuerte.
Ambos despertaron al escuchar al jefe de guardia. 
- Es Roys, amor. – Dijo Oli mientras tocaba el pecho de Rammer.
- Algo anda mal. – Pensó Rammer. – No acostumbra a molestar a nadie siempre sea un problema que no pueda resolver, amor. – Dijo a Oli.
- Entiendo. – Respondió la mujer. – Hazlo pasar, lo que necesita decirte debe tener un grado de urgencia mayor.
- Claro, amor. – Dijo. – Entra, Roys. – Gritó mientras Oli se arropaba hasta arriba de los senos.
El jefe de guardia desajustó el cerrojo de la puerta, la abrió y al entrar, colocó nuevamente el seguro. Entonces caminó hasta el lado izquierdo de la cama, con la mirada postrada en frente, tratando de no incomodar a la pareja.
- Es una pena, señor. Con su permiso, señora. – Dijo inicialmente. – Su hermana menor ha llegado al dominio. Lo espera en la sala Zohn. Necesita verlo con urgencia. Me ha dicho que te avisara lo más pronto posible. Es algo importante. Ha estado muy impaciente.
- Entiendo, Roys. Agradezco hayas venido tú mismo a avisarme. – Dijo Rammer mientras se levantaba totalmente desnudo y se ocupaba en encontrar su ropa para vestirse. 
- ¿Qué pasa? – Preguntó Oli.
- Vera ha llegado. – Respondió Rammer. – Iré a verla. No es de armar revueltos, le ha pasado algo grave.
- Entiendo, amor. – Asintió la joven esposa. – Conozco muy bien a Vera, y sé que de no ser algo importante no estuviera aquí en el dominio. – Dijo esto último con la seguridad total que había generado el vivir la mayor parte de su vida con Vera, por lo que son primas.
- Cuando acabe la reunión podrás hablar con ella. – Dijo mientras se colocaba el pantalón negro. - ¿Quién ha venido con ella? – Preguntó a Roys.
- Llegó con guardias que la custodiaron desde LA CUIDAD VIEJA. 
- Te lo agradezco, Roys. Puedes retirarte. – Dijo Rammer mientras ajustaba su cinturón de cuero de bisonte gigante. – Avísale a Lander que Vera ha llegado. 
- Su hermano Lander está con ella en salón Zohn. - Respondió Rays, captando la atención de Rammer, quien había dejado de vestirse automáticamente al enterarse que Lander se encontraba en el salón.  – No tengo nada más que decirle, señor. Ahora con permiso, me retiro. – Dijo mientras hacía una pequeña venia de despedida y se retiraba de la habitación.
- Espera, Roys. – Dijo Rammer.
- Señor. – Objetó Roys. 
– Avísale también a Reinar y Laih. Diles que su tía ha llegado y que los espera en el salón. Procura que no demoren.
- Como ordene, señor. Con permiso. 
Cuando Roys cerró la puerta de la habitación, Oli, quien se encontraba arropada hasta el cuello, se deshizo de aquellas sabanas que la cubrían y se dirigió a aquella esquina donde se encontraba su esposo colocándose aquellas botas negras.
- ¿Qué le habrá pasado a Vera? Amor. – Preguntó mientras comenzaba a abrazar a Rammer por la espalda.
- No lo sé, amor. Iré a ver qué sucede. – Respondió Rammer al sentir aquella sensación que ocasionaba el cuerpo de su mujer rosando en su espalda, haciendo excitar cada vez más.
- No es el momento, amor. Vera sigue esperándome. – Decía Rammer mientras agarraba suavemente las manos de su esposa y las llevaba a su pelvis.
- Lo sé, amor. – Oli respondió a medida que besaba suavemente el cuello de Rammer mientras que sus manos hacían lo correspondiente en la pelvis de su esposo.
- Sabes, no perdonarías que hiciera esto. – Dijo Rammer al voltear su tronco y tomar a Oli por la cadera y de regreso la sentaba entre sus piernas. – No quisiera que esperaran mucho. – Seguía diciendo mientras levantaba un poco a Oli por la cadera e introducía su pene en ella.
Oli comenzó a gemir suavemente mientras comenzaba a moverse. Le colocó sus manos en el pecho de Rammer y lo empujó hacia la cama a medida que se aumentaba progresivamente su movimiento pélvico. Rammer subió sus manos y agarró los seños de su esposa, haciéndola agarrar sus manos automáticamente.
Un tiempo después, Reinar y Laih llegaban al Salón Zohn. 
Lander y Vera al percatar que sus sobrinos los príncipes gemelos se encontraban en la puerta se levantaron automáticamente, como símbolo de respeto hacia la familia. 
La silueta de una de las águilas arpías que blandía sus alas en el ventanal superior era reflejada por el primer rayo del sol amarillo en la pared posterior. Todos se percataron de ello y quisieron apreciarlo hasta que la misma se tiró por aquel ventanal. 
Vera fue la primera en bajar la mirada, salió de la silla y se acercó fraternalmente a los gemelos.
- No lo digan, queridos. No quisiera tener problemas con ustedes tan temprano. – Dijo jocosamente Vera mientras les daba un abrazo fraternalmente. 
- Es un gusto tenerla aquí, tía. – Dijo Laih.
- Nada de tía, querida. – Respondió Vera. – Acabas de ganarte un problema mayor, así que nada de tía. Por el bien de todos. 
Todos se reían mientras se saludaban. 
Reinar y Laih se sentían muy a gusto con aquellos dos. Vera Zohn, de apenas unos siete años mayor que los gemelos, tenía una experiencia y astucia igual que respetables que Lander y el Rey, quienes, desde hace tiempo, tienen en cuenta sus aportes particulares. 
Era realmente hermosa, tanto que su belleza era la única que podía ser comparada de alguna manera con la de Oli, quien se ha mantenido como la mujer más hermosa de todo el reino de EL RISCO.
- ¿Cómo has estado? Tía. – Preguntó Reinar.
- Veo que es inútil, corazón. – Respondió riendo nuevamente. – Vengan, luego les hablo sobre como he estado. Hay algo que es de mayor importancia y que requiere toda atención. Vamos y tomemos asiento. – Seguía diciendo mientras los hacia caminar a la mesa real. – Me alegra tanto que por fin puedan ser integrados a estos asuntos.
- Tío Rammer fue quien nos citó. – Respondió Reinar.
- Padre nunca nos llamaría para nada. – Dijo Laih embravecida.
- Ya no es de importancia, corazón. – Dijo Vera mientras le tocaba las puntas del cabello a Laih. – Su padre aún está en ALTO VERANO, y aunque lo necesitamos aquí es mejor que permanezca allá. – Seguía diciendo.  – Además, nunca comprendí la razón por la que su padre los ha excluido de las reuniones esas que en un futuro cercano ustedes lidiarían... El problema con los “No Directos” ha sobrepasado todo límite, y es una pena que no tengan conocimiento de esto. A la primera reunión que asistí era una con el anterior rey de ALTO VERANO. No entendía ni putas lo que hablaron, ni siquiera recuerdo el tema en discusión, pero padre nos dijo que debíamos mantenernos informados de todo lo que pasa, así fuera tan solo un pequeño problema, por más diminuto que fuera, y no solo aquí en el reino, nos decía que hasta cierto punto los problemas externos, de otros reinos, pueden llegar a ser más importantes que los internos... Y posiblemente agarre a golpes a Rammer si no se le ocurre llegar ya. – Dijo impaciente.
- ¿Permanecerán de pie hasta que Rammer se digne a entrar al salón? – Preguntó Lander desde la mesa al ver que se habían mantenido desde hace un tiempo de pie hablando entre ellos.
- Claro que no, hermano. Siento habernos olvidado de ti. – Respondió Vera mientras que retomaba con los gemelos el rumbo hacia a mesa.
Todos tomaron asiento una vez llegaron a la mesa. Reinar ocupó el asiento que estaba a mano derecha de su tío, mientras Vera y Laih ocuparon los del lado izquierdo, respectivamente. 
Para ese momento un espeso silencio ocupó el salón Zohn. Todos miraban hacia la puerta hecha de madera roja, con tallados únicos del reino, incluido una nube en cada una de las puertas que integraban el emblema de la Familia Zohn. 
Laih al notar aquel momento de silencio que le generaba un zumbido acosador en los oídos y al notar que los demás se mantendrían en ese son de pacientes mudos, aprovechó para decir algunas verdades vergonzosas de su hermano gemelo.
- Nunca ha salido del dominio. – Dijo jocosamente, dejando a todos en una inquietante decisión, o reír o mantenerse como si no hubiesen escuchado lo anterior.
- Cállate. -  Gritó Reinar con cierta cara de querer en lo más profundo de su interior darle una bofetada a su hermana por el vergonzoso comentario. - ¿Fue lo único que se te ocurrió decir? Hermana. – Replicó,
- Nunca ha salido del dominio. – Volvió a decir con un tono más elevado de burla.
Esa frase retadora fue la esquirla que desencadenó risas ahogadoras en sus tíos, por lo menos para Lander, a quien parte del vino que mantenía en la boca se le salió por la nariz al no poder aguantar esa carcajada que le salió automáticamente. 
Vera le pasó a Lander, también entre risas, su servilleta para que Lander se limpiara la cara y parte de la ropa que había salpicado.
- No era necesario exagerar tanto, tío. Casi te ahogas. – Dijo Reinar con cierto tono que mezclaba lo avergonzado que llegó. – Que te quede de escarmiento, hermana. Podrías estar matando a un anciano por ese chiste tan ridículo que siempre dices. – Seguía diciendo mientras tomaba un trago de vino y tocia unas dos veces.
Lander dejó de reírse automáticamente.
- Sé precavida, Laih. – Dijo Lander.
Las dos puertas que conformaban la puerta del salón Zohn comenzaron a abrirse, cada una por un guardia Zohn.
- Bienvenido, señor. – Dijeron ambos guardias.
Rammer entraba por ella desde el lado izquierdo, que se supone conduce a los niveles siguientes. Llevaba aquel pantalón y zapatos negros que Oli le había obligado a quitar un tiempo antes en su habitación, y un chaleco grueso color café oscuro que abrigaba hasta los falange antes de las uñas.
- Buen día a todos. – Dijo. – Siento haberlos hecho esperar. Ha sido una mañana agitada desde el principio. ¿Cómo estás? Hermana. Pensaba que aun te encontrarías en ERIE. – Siguió diciendo mientras saludaba con abrazo a su hermana primeramente. – Es un gusto que estés aquí con nosotros. 
- Gracias, hermano. También te he extrañado. – Respondió Vera con una sonrisa en su rostro. – Es complicado, así que toma asiento, no es necesario redondear más el asunto.
- Claro. – Respondió Rammer nuestras saludaba con una tocada en el hombro a Laih, a Reinar y a Lander, quien le llamó la atención aquella mancha roja en la ropa. - ¿Con quién te peleaste? Hermano. – Preguntó.
- Es vino rojo, tío. -  Respondió Reinar. – Se le ha complicado beber últimamente.
- Lo es. – Dijo Rammer después de ver reparado las manchas en la ropa de su hermano mientras se sentaba en su asiento. - ¿Qué ha pasado? Hermana. – Preguntó.
- Sai ha desaparecido. – Comenzó a decir Vera en voz baja, respondiendo directamente la pregunta de su hermano. – Todo su escuadrón de guardia también. No se ha visto una cabra gigante de montaña de su escuadrón. Nunca llegó a “La Puerta Del Este”. Nunca logró entrar a LA TIERRA DE LOS MUERTOS.
Todos quedaron en silencio por la noticia.
- Se supondría iría al reino de EL DESIERTO DE HIELO. ¿Cómo has confirmado la información? – Preguntó Rammer con su mirada postrada en lo plano de la mesa y sus hombros hincados en la misma.
- Los Espectros que aguardan la “Puerta Del Este” nunca la vieron llegar, ni el campamento Erie que está cerca de ese mismo punto en la frontera. – Respondió Sai. – Sabían que Sai pasaría por allí.
- Estaba con nosotros en ERIE cuando partió al reino de EL DESIERTO DE HIELO. – Afirmó Laih. – Vimos cuando tía salió camino al reino de LA TIERRA DE LOS MUERTOS.
- Claro que sí. – Confirmó Vera. – Se supondría que una semana después llagaría a la “Puerta Del Este”. La reina Niam dió aviso a todos sus escuadrones en ERIE de que Sai pasaría con su guardia el camino que conduce a la “Puerta Del Este”, y efectivamente los primeros tres escuadrones reportaron su paso, pero el reporte del último confirmó lo contrario. Efectivamente ni ella, ni sus hombres, ni sus cabras pasaron ese segmento del camino.
- Es un lugar netamente pantanoso y solo existe ese único camino para llegar a LA TIERRA DE LOS MUERTOS. – Dijo Lander. 
- La reina Niam también solicitó información en AC, pero los Espectros afirman que no hay reportes de que Sai haya entrado a su reino. – Siguió diciendo Vera. 
- ¿Hay sospechas? ¿Algún grupo? ¿La “Zona Libre”? – Preguntó Rammer.
- Ya tendríamos conocimiento de ello, tío. La Zona Libre no se anda con rodeos. – Dijo Laih. 
- Solo podemos afirmar que los Erie no han sido. Me he mantenido por mucho en ese lugar y no tendría sentido que lo hicieran. Sus intenciones se mantienen ocupadas en ganar aliados. Su situación con Los Hombres de BAHIA cada vez es peor. Alegan ha alimentado el odio de Los Hombres hacia las grandes familias. – Afirmó Vera. – Sin embargo, no se descarta el hecho de que esté BAHIA detrás de todo esto, pero tampoco tendría sentido echarse de enemigos a otra familia poderosa. Están a punto de provocar una guerra civil, es inminente, por cierto. – Seguía diciendo. 
- Aun así, debemos tener presentes que estamos tratando con personas bastante astutas, tan astutas y lo suficientemente fuertes como para no dejar huellas sobre la desaparición de más de cincuenta guardias Zohn. – Dijo Lander. – Siendo así, puedo afirmar que lo último que pretenden hacer, sea quien sea que esté detrás de esto, es matarla.  Aún está viva en algún lugar de ERIE o EL RISCO. No está ni en EL BOSQUE DE LOS ARBOLES, ni en los reinos occidentales.
- LA CUIDAD VIEJA. – Sugirió Reinar. – Es lo bastante grande como para ocultar a alguien.
- El efecto es el contrario, sobrino. – Respondió Lander.
- ¿Todos estamos de acuerdo con esta misma conclusión? – Preguntó Rammer en relación a la que había llegado Lander sobre los posibles lugares donde tendrían a su hermana.
Todos asintieron con la cabeza. 
Rammer al notar apoyo unánime en lo que se trataba llamó automáticamente a uno de los guardias que se encontraban custodiando la puerta.
- Mi señor. – Respondió uno de ellos mientras abría la puerta.
- Avísale a Roys que lo estamos esperando. – Ordenó Rammer mientras tomaba papel y pluma, y comenzaba a escribir. – Avísale también al tío Fen y al jefe de mensajería.
- Como ordene, señor. Me retiro. – Dijo el guardia mientras salía y volvía a cerrar la puerta.
Al parecer Rammer ya había organizado un plan mientras los demás se mantenían en silencio, tal vez asimilando la situación aún. 
Pronto se abrió nuevamente la puerta y entró el jefe de guardias Roys, con su paso acelerado, como es de costumbre.
- Aquí estoy, señor. Buenos días a todos. – Dijo.
- Toma asiento. – Ordenó Rammer.
Roys se sentó sin decir una palabra. 
Un par de minutos después llegó el viejo Fen, tío menor del Rey Lang y sus hermanos.
- ¿Para qué me han llamado? – Preguntó el viejo mientras entraba despacio por la edad.
- Tome asiento, tío. – Dijo Rammer.
El viejo, de algunos ochenta años aproximadamente, había tardado más de la cuenta en sentarse en la mesa, tanto así que justo cuando apenas logró hacerlo, se escuchaba aquel millar de aves detrás de la puerta de la sala. Había llegado Certha, el jefe de mensajería. 
A excepción del viejo Fen, quien apenas se concentraba en sentarse, todos habían notado la llegada de Certha, de la familia de Las Aves, del reino de EL NIDO. Era el jefe de mensajería del dominio, quien ha permanecido trabajando por muchos años para la familia Zohn. 
Nuevamente los guardias abrieron la puerta y Certha entró, envuelto en su ropa de hierba verde, con sus típicos guantes negros puestos.
- Pasa, Certha. No es necesario que tomes asiento, seremos breve con lo que te pediremos. – Dijo Rammer.
El jefe de mensajería entró y se quedó de pie a diagonal de Roys.
- Le harás copia a esta carta. Una para cada rey, a excepción de ERIE y AC. – Dijo mientras le entregaba aquella carta a Certha después de ponerle el sello del Rey. – La entregarás tú mismo, a cada uno de ellos, directamente. Con total discreción.
El jefe de mensajería asintió con la cabeza y se retiró automáticamente. 
Una vez se cerró la puerta Lander se dirigió a Roys.
- Sai ha desaparecido en el camino hacia la “Puerta Del Este”. – Comenzó a explicarle. 
- Complejo. – Respondió Roys, asintiendo con la cabeza.
- Necesitamos en disposición cincuenta guardias Zohn para la madrugada. – Solicitó Lander. 
- La situación se agrava con los “No Directos”, señor. – Objetó Roys. – No podemos dejar indefenso el dominio. El Rey mantiene a los mejores con él en ALTO VERANO. 
– Si deseas reponlos llamando a algún escuadrón que custodie la CUIDAD VIEJA, pero necesito que sean los mejores, y que estén cerca. – Dijo Lander.
- ¿Qué sería de ALTA MONTAÑA si al Rey le ocurriese algo? ¿Del reino? – Preguntó el viejo Fen. – Hemos escuchado que Sai ha desaparecido con cincuenta hombres, aquellos no dejaron rastro alguno en el camino. – Siguió diciendo.
- Entiendo claramente la situación. Tanto el dominio, como los pueblos de la Montaña de Roja y la CUIDAD VIEJA, y los demás pueblos del reino necesitan permanecer custodiados. No podemos bajar la guardia, señores. – Dijo Roys. – Aun así, necesitaré toda la mañana para reorganizar los escuadrones, así que por lo pronto tendrán a treinta de los setenta guardias que custodian EL BRAZO DEL PICO. Son los que se encuentran más cerca al dominio. Y veinte de los que se encuentran aquí.
- Te agradezco, Roys. – Dijo Rammer. – Partiremos en la madrugada siguiente.
- Entonces si no es más, me retiraré. – Dijo Roys levantándose de la mesa y dirigiéndose hacia la puerta.
- No entiendo como nuestro jefe de guardia es un No Directo. – Dijo Laih al cerrarse nuevamente la puerta.
- Es la persona más honorable del reino. – Respondió Fen. 




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