Aquella tarde siguiente a la llegada de Eli al dominio de CASCADA DE ARENA, Yare, la cocinera del dominio y madre afectiva de la hija menor del rey Ajhons, Lena Ajhons, y de Are Ajhons, hijo de Are Ajhons, hermano de Lena e hijo del rey, se mantenía mostrándole parte del interior del dominio a la pequeña. Ya habían caminado muchos de los pasillos de los primeros dos niveles del dominio.
Para este entonces se encontraban en uno de los niveles intermedios del dominio, más o menos en el centro del mismo, cerca de la sala central por donde pasaba el gran ducto de arena, por el cual se conducía la arena que se expulsaba arriba del dominio y mantenía semejante estructura protegida.
Eli estaba cubierta de pie a cabeza con sábanas de distintas tonalidades color pastel escuchando a aquella vieja mientras caminaban por los amplios pasillos llenos de pinturas y esculturas muy finas.
A pesar de estar casi que totalmente cubierta, se le alcanzaba a notar un semblante muy distinto al de su ingreso, seguramente había descansado lo suficientemente la noche anterior.
El final del pasillo conectaba directamente con la sala central. Eli al notar lo que había en ella quedó totalmente sorprendida, pensaba que era una sala común, como la de EL DOMINIO SUBTERRANEO DE SOHA, con amplios comedores, en cambio notó un lugar realmente espacioso, con esculturas gigantes de hombres Ajhons en batalla cercanas a las paredes de bronce. Se preguntaba cómo es que era posible que la recreación del movimiento de arena que suponían hacía las esculturas fuera tan real, tanto así que caminó hasta una de ellas y tocó las partículas de arenas en suspensión, que se desplazaron unos centímetros en el espacio por la transferencia de fuerzas al tocarlas.
- Es increíble. – Dijo sorprendida a la vieja Yara una vez volteó nuevamente su cuerpo y caminaba hacia la vieja.
- Lo es, querida. – Respondió Yara.
Al pasar las esculturas de los Ajhons se encontraron con el espacioso lugar en el que en su centro se encontraba el gran ducto de arena, de más de cinco metros de diámetro, rodeado por aproximadamente veinticinco maestros Ajhons que mantenían una danza con manos y pies de frente al ducto.
- Es la danza de la arena querida. – Dijo Yara. – ¿No creerás que la arena que sale en la cascada sale de forma mágica, o sí? – Dijo entre risas. - Ahora quita esa estúpida cara de asombro y toma compostura, recuerda lo que hemos hablado la noche anterior.
Eli no apartó la mirada de asombro del ducto y de los maestros Ajhons, solo la ocultó un poco. En cambio, comenzó a caminar hacia el ducto, y mientras más se acercaba, más fuerte escuchaba el sonido y más sentía las vibraciones que generaban las partículas de arena.
- Es impresionante la cantidad de arena que pasa. – Dijo una vez estando a menos de dos metros del ducto, entre la danza de los maestros.
- Son cinco metros de diámetro, querida. Necesita la cantidad suficiente de arena para bañar todo el gigantesco dominio. – Respondió Yara a unos dos metros detrás de ella.
- He leído que es el más pequeño de todo HANOI. – Dijo Eli sin apartar su mirada del paso de la arena.
- Lo es, tesoro. Aun así, es gigantesco. - Dijo la vieja, que aparentaba unos setenta años de edad, aproximadamente.
- Ciertamente. – Respondió. – Y son muy jóvenes los que practican la danza de arena. – Dijo al notar que uno de los maestros apenas podía tener su edad, juzgando por su aspecto físico.
- Mantener A CASCADA DE ARENA hace parte de la practica e los nuevos maestros Ajhons, querida. Tal vez no lo notaste en los niveles anteriores, pero en todos hay una sala central parecida a esta con la misma cantidad de maestros danzando, todos jóvenes como tú, y como ellos… Tal vez si le preguntaras a uno de tus tíos comprenderías mejor.
Eli subió su mirada hacia la vieja Yara.
- ¿Alguno de ellos vendrá a verme?
- Recuerda algo hermosa. – Comenzó a decir Yara mientras se agachaba hasta ponerse a la altura de la pequeña. - Tus tíos, al igual que tus padres, saben todo lo que significa aquel escape de las leyes de Los Monjes, y saben igualmente lo que significa el asesinato de un Monje, sea cual sea su estrato en LA CUIDAD SUBTERRANEA, entiendes que puede desencadenar en una guerra, claro que lo entiendes, y entiendes muy bien lo que significa eso para las familias en general y para Los Hombres que vivimos en este reino. Será todo un caos en el caso en el que se desate una. Ellos, tus tíos, todos deben actuar bajo cierta sigilosidad frente a este tema, querida. Es por esto que no los has vuelto a ver, y es por esto que debes imaginar y tener presente lo tan valioso que eres para ellos, y sobre todo para Are.
- No creo que sea valioso para él. – Dijo Eli al recordar lo patán que puede llegar a ser.
- Los Monjes solicitarían la cabeza de Are, por ser quien te saco ilegalmente de SOHA… y en SOHA la falta…
- Se paga con la muerte. – Terminó Eli viendo a Yara a los ojos.
- No vuelvas a confundir personalidad con afecto, querida. Tienes mucho que aprender. – Dijo Yara.
- Comprendo. – Dijo. – Extraño mucho a papá y mamá.
- Me preocuparía si no los extrañaras, hermosa. – Dijo Yara mientras le secaba con sus huellas las primeras lágrimas de la pequeña. – A ver, respóndeme algo. ¿Cuántos años crees que esta linda mujer tiene? – Preguntó a Elis refiriéndose a ella misma.
- No lo sé. ¿Setenta? - Respondió.
- Ay, niña. Me sonrojas. Pero no, tengo apenas cincuenta y cinco años. – Dijo Yara dejando impresionada de cierta manera a Eli. – Y si, querida, es una edad que fácilmente no concuerda con mi aspecto físico, ciertamente tengo la piel muy arrugada, y no has visto en esta parte de los brazos. – Dijo señalándole la parte superior del brazo que mantenía arropada con la vestimenta. – Si que es arrugada. - Dijo entre risas. – Pero no fue mi culpa, por lo menos no lo fue… Cuando tenía apenas diez años, un poco más joven que tú, por cierto, fui raptada por esta familia en “Las Minas de Los Hombres”, al oeste del reino de LA TIERRA DE LOS MUERTOS. Pero no solo fue eso, mi madre desapareció en aquella ola de arena con la que entraron a saquear el pueblo. Pero ¿Sabes porque estoy viva? – Preguntó. – Porque mi madre logró subirme al tejado de una de las casas, y cuando por fin me puso a salvo resbaló y cayó desde aquella altura antes de que pasara la ola de arena. Yo como puede me arrastré para poder ver a madre, estaba convulsionando por los golpes y no podía levantarse. Yo le gritara que lo hiciera, pero en eso momento pasaba por alto las posibles fracturas que tuviese. Le gritaba que apurara a abrazarme, aunque no sabía si me escuchaba, por eso gritaba lo más fuerte que pudiese… Esa desagradable ola de arena ocultó el cuerpo de mi madre… Actualmente ni siquiera sé dónde quedó su cuerpo. Nunca más volví a ese lugar… Lo vieja y arrugada que me veo fue gracias al rencor y al desespero que tuve durante gran parte de mi vida… Y bueno, aquí estoy, trabajando y viviendo en el dominio de esas personas que destrozaron mi vida y mi familia, pero justo aquí, una vez me desapegué de aquel rencor y desespero, encontré personas que estuvieron aquí mismo por mucho tiempo que me ayudaron a volver a creer… Ahora tengo hijos y puede decir que soy feliz gran parte de mi día.
- ¿Tienes hijos? – Preguntó Eli.
- Los tengo. – Respondió Yara. – Lena y Are son dos de ellos.
Eli se mantuvo en silencio por unos segundos hasta que nuevamente apuntó su mirada a la de Yara.
- ¿Cómo lo lograste? – Preguntó refiriéndose a como pudo llegar a amar a miembros de la familia que destruyó su infancia y su visa.
- Superando, querida. – Respondió. – Mira, no hay una forma específica o una secuencia de pasos, solo cuando superes un evento cualquiera te darás cuenta… Tienes personas que te quieren y te guardan, así que utiliza bien esa herramienta.
Eli se mantuvo en silencio, pensando sobre lo que le había dicho la cocinera. Yara dio el espacio para que la niña lo hiciera, y después de un momento le dio aquella noticia de que su tía Lena la visitaría en ese momento. La niña cambió totalmente el semblante al saber que conocería a una de sus tías.
- Allá está, ve y salúdala. – Dijo Yara señalando a Lena, quien estaba ubicada al otro lado de la sala central.
Eli dirigió su vista automáticamente a donde Yara le señaló. Vió a una mujer alta, de piel blanca, cabello medio rojizo, con una túnica color piel que le llegaba a los pies con tallados dorados, que la esperaba con un sonrisa que apenas se notaba al otro extremo de la sala.
La pequeña cruzó entre los maestros Ajhons danzantes de manera muy delicada, tanto así que hacía pensar a Yara, quien la veía alejarse, que realmente esquivaba los espacios que había entre ellos. Cuando llegó al otro extremo se posicionó en todo el frente de su tía Lena, quedando a poco más arriba de las enormes caderas de su tía, quien la reparó por un instante sin decir una sola palabra o un mínimo gesto.
- Aunque no te has atrevido a saludarme, apuesto a que todos los que te han visto en este lugar dan por sobreentendido que eres de SOHA, querida. – Dijo Yara. – Pero tranquila, aquí no tienes por qué temer… ¡Kak lava! Hermosa. – Dijo mientras se agachaba y le daba un fraternal abrazo.
Eli solo pudo llegar a tocar los omoplatos de su tía cuando esta recobro su posición enérgica, quien, además, no dejó que la niña dijera una palabra cuando nuevamente siguió hablando.
- Me alegra verte. Estas preciosa con toda esa ropa encima. – Dijo en un son irónico. – No se te ve absolutamente nada, mi amor. ¿Quién dijo que te vistieras de esa manera? De seguro fue la vieja. – Refiriéndose a Yara. – Siempre tan melodramática… Déjame darte otro abrazo, querida. – Dijo mientras ya abrazaba nuevamente a Eli. – Estás en un buen lugar. – Dijo en un semblante más serio. – En uno muy acogedor. Sé que eres una niña muy inteligente, eres parte de la familia Ajhons, claro, y no esperaría algo menos que eso. Así que debes entender también que este no es tu lugar final, supongo tu padre y tu madre te hablaron de ello, y también te dijeron sobre todas las precauciones que deberías tener, pero mientras estés aquí eres libre, así que la próxima vez que te vea prométeme que no vendrás vestida de esa manera.
Eli mantuvo viendo los ojos penetrantes de su tía segunda y solo dijo lo siguiente.
- ¡Kak lava! Lena. – Dijo tartamudeando aquel saludo en el idioma particular de los antiguos nómadas Ajhons.
Ambas siguieron mirándose fijamente hasta que automáticamente todas rompieron en carcajadas de poco volumen.
Eli por fin pudo notar un ambiente familiar desde que había llegado al dominio de CASCADA DE ARENA. Yara, aunque había pasado cierto tiempo con ella desde que llegó el día anterior, no había conectado tanto como con Lena, y al igual estaba en desventaja por el vínculo de sangre que subjetivamente daba una razón de peso para que Eli sintiera tanto apego, tanto así que recordó a sus papás en ese instante y no dejó escapar el momento para preguntar por ellos.
- ¿Sabe algo de padre y madre? Señora Lena. – Preguntó apresurada.
- Sé que la vieja Yara no permitió que la llamaras señora, querida. Y ¿qué te hace pensar que yo sí? - Dijo descontenta Lena. – Lena, mi amor. Llámame Lena… Ven, caminemos. – Dijo tomando por la mano a la niña. – Lastimosamente no sabemos noticias sobre tus padres en LA CUIDAD SUBTERRANEA, pero sé que eres lo suficientemente consiente como para entender que lo más probable es que una vez sepamos algo, no sean noticias tan agradables ¿Entiendes? – Preguntó. – No estoy diciendo que sea imposible escuchar una buena noticia, lo que te quiero dar a entender, por tu propio bienestar emocional, es que no es bueno aferrarse a una sola opción, no a la más esperada sentimentalmente. Mantén un umbral abierto de posibles escenarios, tanto desagradables como agradables o ideales, tal vez eso te ayude a sobrellevar mejor las cargas… ¿Entiendes que es lo que puede ser lo más probable para el caso de tus padres? ¿Cierto? – Preguntó.
- Entiendo, Lena. – Respondió cabizbaja, dejando en evidencia sus ojos llenos de agua.
- Lo siento, mi niña, pero tampoco debo generar falsas expectativas. No sería bueno para ti. – Dijo Lena. – Sé lo difícil que ha podido ser para tu edad todo esta situación lamentable, y tal vez pueda que no lo entiendas, que no entiendas todo esto que han hecho tus padres por ti, pero no debes sentirte mal por nada, no ha sido tu culpa… Es lo único que me gustaría pedirte que entendieras, solo eso.
- Tengo miedo. – Dijo Eli.
- Es bueno que lo tengas, quiere decir que comprendes la situación. – Siguió Lena. – Ven. – Tomando nuevamente a Eli por el hombro. - ¿Quieres tocar la arena? – Le preguntó.
- ¿Es posible? – Respondió Eli extrañada.
- Claro, mi niña. – Respondió Lena mientras acercaba al ducto de arena y asintió con la cabeza ante cada maestro Ajhons que mantenía la danza de la arena.
A medida que se acercaban al ducto, miraba profundamente a la arena pasar entre los niveles del dominio, a tal velocidad que la fricción entre las partículas de arena emitía un sonido penetrante y una viento que movía sus vestidos. Entonces se acercó tanto hasta quedar a menos de un metro de la columna de arena. Levantó suavemente su mano pálida con indicios de tocar la arena en movimiento ascendente. Su mano sentía aquella vibración intensa que ocasionaba el paso de la arena. Estando a un centímetro de tocar la lámina de arena miró atrás a Lena, quien cruzada de brazos veía lo asombrada que estaba. Se preguntaba qué pensarían los maestros Ajhons al verla tan cerca al ducto.
Luego volteó y comenzó a acercar suavemente su mano derecha a la lámina de arena.
- Ten en cuenta que a la velocidad a la que pasan los granos de arenas te pueden cortar. – Le gritó Lena en su misma posición. – Debes ser lo bastante precavida.
Eli escuchó a Lena y lo hizo de una forma precavida tanto que en primer contacto con la arena solo sentía un dolor desgastador en las yemas de sus dedos.
- Duele, pero es tan fina como el agua. – Pensaba impresionada.
- ¿Qué te parece? Querida. – Preguntó Lena.
- Es impresionante. – Respondió Eli mientras intentaba mirar hacia atrás.
Aquel pequeño movimiento descompensó su cuerpo. La arena jaló su brazo y su cuerpo de la en sentido del flujo, hasta más o menos unos tres metros de altura del suelo. Aquel percance también desequilibró la columna de arena, haciéndola tambalear fuertemente. Lena instantáneamente hizo algunos movimientos con el brazo izquierdo que hicieron sostener a la niña con arena que extrajo justo antes del ducto, mientras que con el derecho intentaba equilibrar el flujo.
Dos de los tres maestros Ajhons automáticamente se sumaron a estabilizar el flujo, cambiando algunos movimientos de aquella danza.
Lena se desentendió del equilibrio de la columna de arena y puso suavemente a Eli en el suelo, sobre una alfombra de arena generada con la extraída del ducto.
- ¿Qué pasó? Querida. – Le preguntó.
- Sentí un fuerte jalón. – Respondió Eli jadeando de un fuerte dolor en su brazo derecho por magulladuras que apenas se llenaban de sangre.
Se tocaba las partes no expuestas de la piel.
- ¿Sientes que te zafaste el brazo? – Preguntó Lena.
- Solo ha sido superficial, aunque el sobreesfuerzo ha hecho que me duele gran parte del antebrazo. – Respondió Eli en el mismo son.
- Tranquila. Solo enojaste a unos dos maestros, no es de importancia. – Dijo entre risas. – Ahora levántate y vamos para que te curen esas heridas superficiales, querida. – Dijo mientras impulsaba a Eli con la arena y con otros dos movimientos la introducía nuevamente a la columna de arena.
Eli aprovechó aquel impulso y termino de ponerse en pie, pero con la cabeza agachada. Entonces se dirigió a los maestros de forma avergonzada.
- Lo siento. – Dijo.
Los maestros siguieron su danza sin decir o dar a entender algo al respecto, mientras Lena, un poco agitada por aquel repentino esfuerzo, tomaba la iniciativa de retomar aquella caminata que tendrían mientras se supone tocarían temas específicos. Sin embargo, cuando tomaron el pasillo que conducía al nivel siguiente donde hay un gran jardín centrar llamado “El Antiguo Oasis”, un guardia la alcanzó y le hizo detenerse para darle una razón.
- Mi señora, espere. – Gritó un par de veces el joven guardia mientras se acercaba rápidamente.
- ¿Mi señora? – preguntó irónicamente después de voltear.
- Claro, mi señora. Lo siento, vengo algo agitado. ¡Kak lava! – Respondió el guardia mientras se ajustaba el velo que le cubría toda la cabeza.
- No te he visto antes en el dominio… ¿Qué tiempo llevas aquí? – Preguntó.
- Poco menos de una semana. – Respondió el guardia. – Soy de las tribus la costa este del desierto, he vivido toda la vida en ese lugar.
Lena lo quedó observando por un par de segundos.
- ¿Por qué me has buscado con tanta prisa? – Preguntó.
- Su hermano Are ha llegado al dominio. Ha solicitado su presencia en la “arena”. – Dijo haciendo referencia a que su hermano la espera en la sala principal del dominio.
- Eres muy amable. – Respondió con una sonrisa en su rostro. – Puedes retirarte.
- Con permiso. – Se despidió el joven guardia mientras emprendía su camino.
- Espera. – Dijo Lena antes de que la distancia fuera mayor entre ellos.
- Nunca más en tu vida, por tu propio bien, me vuelvas a decir señora delante de alguien, ni siquiera vuelvas a decir esa palabra, querido. – Dijo en un semblante totalmente aterrador. – Ya puedes retirarte.
El joven apenado y sorprendido por el cambio de temperamento de Lena no tuvo más remedio que asistir con la cabeza, dar media vuelta y escabullirse por el pasillo. Eli rompió aquella tensa línea que había creado su tía con una película referente a un vertebrado en aquel pasillo, un escorpión rojo.
- ¿Qué es? – Preguntó mientras señalaba al vertebrado.
- Me sorprende tu pregunta, mi niña. – Dijo asombrada. – Está ilustrado en casi todas las paredes del dominio, querida. Es nuestro emblema. Es el emblema de tu familia. El rey del desierto. El escorpión rojo del desierto.
Solo en ese momento Eli notó que realmente estaba ilustrado en casi todas las paredes de bronce que miraba a simple vista.
- Debes viajar a EL RISCO, tienes que llegar sano y salvo a ALTO VERANO. ¿Lo entiendes? – Dijo Lena sin más allá.
- Padre siempre me lo dijo. – Respondió Eli.
- Eres una Warden, querida. Tu lugar esta allá con ellos. – Asintió Lena.
- Hare lo que tenga que hacer, Lena. – Dijo Eli con una determinación admirable a su corta edad.
- Eres parte de la familia, Are y yo haremos todo lo posible para que estés bien. – Dijo Lena. – Ahora me disculparás. Tengo que ir a ver a tu irritante abuelo, así que ve a tu habitación, querida. Y recuerda lo que hemos hablado.
Durante dos días siguientes Eli permanecía en su oscuro y frio cuarto, arrecostaba en una de las esquinas del mismo dejando divagar su mente en muchos posibles escenarios, pero intentando continuamente seguir aquel consejo que le dio Lena de mantener los posibles futuros escenarios sin peso alguno que pueda afectar su estado de ánimo. Sin embargo, casi se le era imposible dejar de pensar en sus padres.
La habitación tenía cierto olor desagradable, el día anterior le llegó la notificación de no salir de ella debido a que un grupo de Monjes había llegado al dominio. Las heces y la orina de la niña, que estaban en un pequeño balde en una de las esquinas, estaban en estado de descomposición, por lo que la niña mantenía en indicios de vómitos.
Pronto quedó dormida en aquella misma esquina.
Se encontraba a las afueras de las puertas del dominio subterráneo de SOHA caminando entre las algo oscuras calles del mercado de la cuidad. Mas o menos a mitad de aquella calle recta sintió una rara sensación que la hizo mirar hacia la pared de barro derecha. Entonces notó, dentro de aquel oscuro escenario, que de manera muy rápida crecía un hueco que alcanzó en menos de un segundo un diámetro superar a un metro, del que, a medida que crecía, aumentaba la sensación de una rara energía muy densa que salía de él.
Eli quedó paralizada al presenciar que unos brazos negros, totalmente gruesos y muy formados, llenos de pelos, se abalanzaban hacia ella de forma muy rápida hasta agarrarla de su brazo derecho tomándola casi que desprevenida. El shock en el que estaba desapareció al sentir que aquellas llenas quemaban la piel que la agarraba.
Eli no pudo hacer más nada que gritar fuertemente mientras era jalada hacia aquel oscuro y denso hueco en la pared de la calle.
La chica despertó totalmente asustada en aquel mismo lugar de la habitación donde quedó dormida. Se preguntaba sobre la posibilidad de que hubiese algún posible significado de aquel raro sueño, pero fue desconcentrada al sentir la misma sensación de aquella pesadilla mientras en la parte izquierda de la pared de la habitación se formaba aquel mismo hueco totalmente oscuro y denso, que se agrandaba a más de un metro de diámetro en menos de un segundo. Nuevamente los brazos rojizos tomaban a la niña por su pierna izquierda hasta hacerla caer en el hueco.
Nuevamente se despertó bastante asustada en la mitad de la cama, no creía lo que había pasado.
- ¿Qué mierdas pasa? – Dijo en vos baja mientras miraba el techo de su habitación.
Después de un pequeño momento cayó en cuenta que no había quedado en la cama, sino en una de las esquinas de la habitación, lo que hizo comprender que algo seguía mal. Sus sospechas fueron confirmadas cuando nuevamente se formó aquel hueco oscuro y denso en el techo de la habitación, justo arriba de ella. Dos babosos brazos oscuros y llenos de pelo cayeron encima de ella en caída libre.
Eli por fin despertó totalmente sudada y con lágrimas de sangre en su cara en aquel mismo lugar donde quedó dormida.
- ¿Qué mierdas fue eso? – Se preguntaba nuevamente abrazándose a ella misma.
De repente, unos golpes sonaron en la puerta de la habitación espantaron nuevamente a Eli, quien abrió más de la cuenta sus ojos al sentir un profundo miedo.
- Soy yo, querida. – Gritó suavemente Yara desde afuera. – Ábreme, te he traído de comer.