Hanzo y Lisa

Las cosas resultan tal cual tu pensamiento acerca de ello

 Lisa: Vaya, vaya. ¿Te dignaste a llegar a tu casa?. Decía mientras se comia una de las galletas.

 Hanzo: Al menos debias esperarme, para comenzar a comer. Dije mientras se lo arreabataba una de ellas.

 Lisa: Son mas deliciosas al estar caliente. Punto medio de comida perfecta. Es lo que diría mi padre si estuviera aquí. Respondió mientras se acababa de un solo bocado otra galleta.

 Hanzo: Para ser mujer, comes muy rapido.

 Lisa: Mi querido Hanzo, ¿desde cuando esta determinado a qué velocidad un dama puede comer su bocadillo?.

 Hanzo: No lo sé. desde ahora quizás.

Lisa: No hables asi, restas mucho puntos. Dijo entre risas.

 Mientras llegabamos a mi departamento, me conto su trayectoria desde su casa, sin evitar sentir piedad por mi hambrienta existencia. La crueldad humana, número uno es aquella que,"cuando vas de visita a casa de alguien, no lleves nada para compartir". 

 Sus palabras se grabaron en mi mente como si se tratase de alguna operación matematica fundamental.

 Hanzo: Bueno si lo ves de ese modo, me gustaria que vengas siempre. Le dije con una enorme sonrisa.

 Lisa: Asi sera mi querido Hanzo. Respondió.

 Entramos a mi casa, la abuela Yuto, estaba tomando té y mirando un programa japones acerca de costura. Sus ojos se abrieon muy grande y observo detenidamente, a la mujer con galletas horneadas en su mano, de una sonrisa enorme y ojos brillosos. 

 Lisa se anticipó, y antes que mi abuela diga una palabra o intentase levantar. Se presento y la saludo.

 Mi abuela le devolvio el saludo y procedio a presentarse. En un momento y sin tener que forzar absolutamente nada, mi abuela asintio mirandome una vez que Lisa se fue a poner las galletas en un plato, indicandome, que la agradaba.

 La mañana transcurrió rapido, y la pasamos genial. Hablaron de aventuras, desamores e incluso mi abuela le conto sobre mi abuelo. Sus lagrimas se derramaban con cada palabras, y Lisa, la agarraba de su mano, escuchando con mucha atención cada una de sus palabras.

 La imagen de ambas se quedo plasmada en mi mente, como recuerdo de infancia inolvidable.

 Y la mañana se fue, con ella el sol estaba bien arriba y el medio día nos invito a almorzar, entre los 3, al calor del sol y el horno. Ayude a Lisa a cocinar y deleitamos el paladar de mi abuela con una comida excelente. Ella nos agradecio y posteriormente, se retiro a su habitación para poder descansar.

 Ambos nos quedamos solos, aprovechando la tele y el sofa, nos recostamos mirando un documental acerca de los fantamas y como se viven las actividades paranormales.

 Cada tanto que aparecía una escena de terror, Lisa me abrazaba y no me soltaba. Sus pupilas se engrandecían y no apartaba la mirada del televisor. La observaba como si fuera una obra de arte y ella, al darse cuenta, me regalaba una sonrisa. Ella asombrada con cada escena y yo asombrado con su belleza.

 Una pausa y nuestras miradas se encontraron, nos acercamos más de lo habitual. Su brazo extendido rodeo mi cuello y me llevo hacia ella, rendida ante sus pies y con ganas de besarla, cerre mis ojos y sucedió. Sus labios eran dulces y tiernos, su lengua vagaba por mi boca encontrandose con la mia y formaban una pareja. Mis manos acariciaban su cabello y cuerpo, no podía ver nada pero me sentia en el cielo. 

 La acosté y me subí arriba, la aprete hacía el cálido y reconfortante sofa. Ella paso sus manos por mi espalda y me deseaba, por mi parte, la queria para mi y sentirla más aún. Entre besos nos abrimos paso a mi habitación, nos tiramos a la cama como aquellos jovenes que han acabado de casarse y la pasión del amor recorre sus venas. 

 Ella se saco su remera rosa con palabras en arabe y yo la mia, tenia un corpiño negro muy lindo, pero ni siquiera pude admirarla bien, porque me llevo hacia ella. Desabrocho mis pantalones y con patadas hacía atras me los saque, a lo cual con mis boca desate el suyo. Nos tape con las sabanas y nos desnudamos. 

 Por primera vez, estaba haciendo el amor. Y me estaba yendo muy bien. Pasaron horas y nos quedamos dormidos. Ella encima de mi.

 Nos despertó mi teléfono que estaba sonando, por una alarma que puse. Ella me observaba mientras lo apagaba.

Hanzo: Eres grandiosa.

Lisa: Tú eres maravilloso Hanzo Akame. Respondió mientras hacía circulos con sus dedos posados en mi pecho.

 Hanzo: Me encantaría que seas mi pareja. No sé porque lo dije, pero las palabras salieron solas y cuando quise taparme mi boca. Ella agarró mi mano y la detuvo.

 Lisa: A mi me encantaría serlo. Estaba colorada y sus ojos se veían mas hermosos de lo habitual.

 Tal vez lo dije, porque no queria que nadie más se enamorará de su brillantes y hermosos ojos. De su personalidad excelente y su bondad que sobrepasa a todo lo que etse bien en este munod. Ella es la personificación de la paz, porque no creo, que haya lugar o situación en el mundo, que me haga sentir de la misma forma.

 Al rato se vistió y preparo para irse. La ayude a lavar y limpar lo que habiamos ensuciado. La abuela le dió un gran abrazo y le dio las gracias por su visita. Ella quedó encantada y le dijo que volvería muy pronto.

 Una vez en la calle, estabamos agarrados de la mano.

 Hanzo: Realmente la pase bien.

 Lisa: Igual yo. Respondió mientras se pedia un taxi.

 Hanzo: Espero volver a tener una visita así muy pronto, o ir a tu casa un día. Dije mientras me rascaba la cabeza.

 Lisa: Asi será mi querido Hanzo. Pero primero, vayamos a trabajar mañana y quizas para la hora de la cena, te invite a mi casa a conocer a mi madre.

 Hanzo: Así sera. Contesté sonriendo.

 Nos despedimos con un beso y subio al taxi. Mientras se estaba marchando el auto me hacia gestos y tirandome besos a los cuales respondía de la misma forma. Jamás me habia sentido tan bien.




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