1 de Enero
El sol entró por la ventana logrando despertarme, me levanté de la cama y me dirigí hacia el baño para hacer mis necesidades, en cuanto salí me dirigí hacía el comedor.
Mi abuelo se encontraba sentado desayunando junto a mi abuela.
Me acerqué para abrazarla, ella me rodeó con sus brazos al instante.
- Feliz cumpleaños, mi niña. - beso mi mejilla.
- Feliz cumpleaños, princesa. - me saludó George desde el otro lado de la mesa.
- Gracias a los dos, los quiero. - conteste.
- Nosotros aún más, niña. - dijo George.
- Haz, ¿te gustaría desayunar y luego ir a comprar algunas cosas para preparar tu comida especial? - pregunto mi abuela, aún abrazándome.
- Prefiero ir y luego vengo a desayunar, ¿está bien? - conteste y ella asintió. - ¿En qué lugar se ve que la cumpleañera se va a comprar su propio almuerzo? - bromee.
- En esta casa. - contesto George con una sonrisa, solté a mi abuela y luego lo abrace a el, tal vez no era mi abuelo de sangre porque tan sólo se había casado con mi abuela hace un año...pero realmente lo quería como tal, después de todo era el único que tenía.
Y había estado conmigo toda mi vida.
Minutos después me retiré hacía el mercado a comprar las cosas que me habían encargado.
Maldije no haber desayunado.
Luego media hora después terminé con el encargo.
Volví a casa algo feliz, mi cumpleaños era un día especial para mi, y sin duda pasar días especiales con ellos dos lo hacía mil veces mejor.
Mi madre se había ido hace unos años a la ciudad para trabajar, y aunque hablaba una vez al mes con mi abuela, no sabía casi nada de ella ya que nunca se había molestado en intentar comunicarse conmigo.
Y aquí me encontraba.
Sentí un sentimiento extraño al ver la casa tan...tranquila, tal vez sólo era el desayuno.
Abrí la puerta y grite al ver lo que había.
Las mesas y las sillas estaban tiradas y destrozadas al igual que los muebles, en el medio de la sala había un cartel que decía "Feliz cumpleaños, Harper", pero estaba caído y destrozado.
¿Pero qué había pasado?
Corrí con rapidez hacía la cocina y se encontraba en igual estado, corrí hacia mi habitación y luego hacía la de mi abuela.
Las dos estaban vacías.
Comencé a entrar en pánico y a sentir como el mundo comenzaba a caerse, y entonces corrí al último lugar posible, el patio trasero.
Un grito se escapó de mis labios al ver lo que había en el medio del patio.
Mi abuela y George se encontraban abrazados rodeados de sangre, corrí a su lado y primero me percaté de que George...estaba frío.
Esto no puede estar pasando, ¿en que momento había pasado todo esto? Coloqué mi mano en su cuello y grite nuevamente al darme cuenta de que tenía un corte en la garganta y ya no tenía pulso.
Antes de llorar me acerqué a mi abuela y toque también su cuello, ella sí tenía pulso, pero débil, agarre uno de los trapos tirados que había de la mesa del fondo y se lo coloque en su costado apretando, ya que por ahí al parecer perdía sangre.
Con mi mano libre saque con rapidez el teléfono que George me había regalado en Navidad y llame a la policía.
Y entonces comencé a esperar mientras me largue a llorar en silencio.
No se a los cuantos minutos vino la policía, pero me alejaron del cuerpo y comenzaron a hacer su trabajo con los enfermeros.
Y me quedé en silencio y quieta mientras observaba, sabía que lloraba porque sentía mis mejillas mojadas, quería gritar, pero sólo podía ver como tapaban el cuerpo de George y se llevaban en una camilla a mi abuela.
Entonces finalmente, todo se volvió oscuro.
...
Recordaba como me había despertado en el hospital, me había desmayado debido a la situación, el doctor me había dicho que le había salvado la vida a mi abuela. Y que aunque quisiera no hubiera podido hacer nada por mi abuelo porque murió al instante, recordaba a mi abuela llorar al enterarse.
Y entonces supe que nunca disfrutaría de mi cumpleaños nuevamente.