Una hora más tarde, Harry se dirigió al despacho del director, en el cual ya se encontraban los otros elegidos y un numeroso grupo de maestros, el cual, discutía a gritos sobre la elección de Harry, cuando en eso, Dumbledore apareció corriendo violentamente, sujetándolo por los hombros, causándole un leve daño.
-¿Harry, tu pusiste tu nombre en el cáliz de fuego? -exclamo Dumbledore con severidad.
-No -respondió Harry tajantemente, con una mirada firme, sin siquiera moverse de su lugar.
-¿Le pediste a algún alumno que lo hiciera por ti? -volvió a inquirir el anciano, con más ímpetu aún.
-No.
-¿Estas completamente seguro?
-Como chingas. Que si -exclamo Harry, mientras se libraba del agarre de Dumbledore, para luego sacudirse con clase y elegancia.
-¡Miente, estoy segura! -grito madame Máxime.
-Claro que no, el cáliz de fuego es un objeto mágico muy poderoso -interfirió ojo loco-. Solo un potente hechizo podría engañarlo.
-Bueno en eso tiene razón, solo yo podría hacer algo así -dijo Harry nada modesto, mientras se terminaba de acomodar el cuello de su camisa hacia arriba-. Pero aún así, no he sido yo.
-Parece que sabes mucho de esto, Moody -dijo el director de Durmstrang, mientras lo encaraba muy de cerca.
-Mi trabajo era pensar igual que lo hacen los magos tenebrosos -respondió Alastor, acercando más su rostro.
-Esto no nos ayuda en nada -dijo Dumbledore, pasando por el medio de los dos que peleaban verbalmente.
-Que bueno que hizo eso, viejo; un poco más y estos dos se tramaban a besos -dijo Harry con una sonrisa burlesca, mientras al fondo Severus asentía seriamente.
-Tu decides, Barty -exclamo Dumbledore.
-Las reglas son absolutas, el cáliz de fuego tiene inapelablemente la decisión. El señor Potter no tiene salida; es a partir de hoy otro participante del torneo -confirmo Bartemius.
-A huevo -grito Harry festejando con el brazo, mientras todos lo volteaban a ver con caras de desconcierto.
Más tarde, en el dormitorio de los chicos de Gryffindor, Harry se encontraba alegremente preparando su cama para dormir, mientras cantaba una rolita de Julión Alvarez, cuando en eso paso Ron por su lado, con una cara de pocos amigos.
-¿Como lo hiciste? -pregunto el pelirrojo de repente.
Harry se quedo unos segundos desconcertado, pensado a que se refería su amigo. Cuando en eso recordó algo, que lo hizo sentir ciertamente incomodo.
-Bueno, amigo, entiende que estamos en la adolescencia, y a veces uno se pone muy cachondo… Solo me puse la capa de invisibilidad encima y empece…
-No, no. No se de que hablas -intervino Ron con una cara de incomodidad-. Pero no me refiero a eso.
-Gracias a la Virgencita de Guadalupe que no hablabas de eso. Pensé que lo siguiente seria pedirme prestada la capa.
-Sabes muy bien de lo que hablo. Debiste decírselo a tu mejor amigo -respondió Ron con tristeza.
-¿Decirte que? -inquirió Harry-. Oh, hablas de lo del torneo… Bueno, sabes que soy el protagonista -se encogió sencillamente de hombros- No seas gay. Tal vez alguien saque un spin off de ti o algo así… aunque no creo -dijo rápidamente mientras tocio.
-Si ese soy yo; Ron Weasley el gay amigo de Harry Potter.
-¿Pues si, no? -dijo Harry sonriendo, mientras se envolvía entre las mantas.
Al otro día, de nuevo en el despacho del director, la foto que se usaría en los periódicos de El profeta, era tomada.
-Que carismático cuarteto -dijo con sarcasmo, una algo atractiva señora de aproximadamente treinta y cinco años, de pelo rubio y lentes.
-Eso quisiera yo -dijo Harry en el medio de todos.
-Hola, soy Rita Skeeter y escribo para el diario El profeta. Pero eso ya la sabían. A ustedes no los conocemos.
-¿Perdón? -inquirió Harry con el ceño fruncido, mientras se aclaraba la garganta, para llamar la atención-. Soy Harry, Harry Potter: el maldito elegido ¿Le suena?
-Bueno, bueno, a casi ninguno de ustedes los conocemos -dijo la señora, rodando los ojos-. Ustedes son la noticia ¿Que rarezas esconden detrás de esas rosadas mejillas? -pregunto mientras cacheteaba a la hermosa adolescente del grupo-. ¿Que misterios enmascaran esos músculos? ¿La valentía se esconde bajo esos risos? ¿Que motiva a un campeón así? -dijo mientras abrazaba fuertemente a Cedric y Harry-, porque yo quiero saberlo, y también mis lectores.
-Venga para acá y yo le digo -exclamo Harry, cuando la vio de espaldas, caminando.
-¿El más joven? Perfecto.
Rápidamente, ambos se metieron aun pequeño armario, el cual era tan estrecho que sus cuerpos quedaban casi juntos.
-Gracias al cielo, ya tenia muchas ganas de esto -dijo Harry mientras sus manos acariciaban con desespero la cintura y la espalda de la escritora, a la vez que sus labios iban a parar en el cuello y pecho de la misma.
Editado: 04.09.2020