-¡Dumbuldore! están llegando cada vez mas de esos seres, los hemos logrado detener pero no será por mucho tiempo, ¿qué hacemos?-, comenta Minerva Mc Gonagall mientras se dirigía corriendo a un joven Dumbuldore quien con gallardía e ímpetu pero sobre todo inteligencia decide agarrar de la mano a Minerva y desaparecer para volver a aparecer en otro lugar del castillo de Hogwarts, el lugar seleccionado era la biblioteca de la escuela, de inmediato Dumbuldore comienza a revisar estante por estante a hojear libro tras libro sin encontrar una respuesta a la gran incógnita, ¿Qué eran esas cosas? Y ¿Por qué los atacaban?
-es una suerte que esto haya pasado en épocas navideñas y que este año ningún alumno se haya quedado en el castillo-, comenta Mc Gonagall mientras realizaba hechizos de protección en la puerta de entrada de la biblioteca, a lo que Dumbuldore comenta,-tal vez, pero si no hacemos nada, no habrá castillo al cual regresen a estudiar-. La tensión comenzaba a invadir al joven director que en ese tiempo era un maestro de defensa contra las artes oscuras, los libros no decían nada de aquellas criaturas y no había nada semejante a lo que se pareciesen, por lo que Dumbuldore se sentó y comenzó a pensar en una solución pero antes de que las ideas bombardearan su cabeza una fuerte explosión lo saco de su transe, la puerta de la biblioteca había caído, los seres extraños comenzaron a entrar, gritando con una voz robótica,-¡Exterminar!, ¡Exterminar!, se ha detectado formas de vida compatibles con la energía de los señores del tiempo… deben ser eliminados… los daleks debemos ser los únicos seres del universo…¡exterminar señores del tiempo!-, Dumbuldore y Mc Gonagall seguían confundidos esos seres robóticos sin cara y con una gran pieza que salía de la parte más alta de su cuerpo que asemejaba a un ojo pero también a un cañón, sin pies y tan grandes que podían ocupar claramente un espacio grande de la habitación, no dejaban de repetir que ellos eran señores del tiempo pero realmente ¿Qué era un señor del tiempo? Y ¿Por qué los confundían con ellos?, en eso uno de los daleks se acercó a la barrera, que hizo previamente Mc Gonagall, desintegrándose al instante, -se ha detectado una barrera de energía… preparen rayo al máximo poder…esta barrera no es rival para los daleks-, al término del discurso los daleks empezaron a atacar con rayos salidos de unos pequeños cañones ubicados en la parte de en medio del cuerpo robótico, todos esos rayos y disparos rebotaban contra el hechizo de escudo que protegía a Dumbuldore y Mc Gonagall pero aunque el hechizo funcionaba, sabían bien que no duraría mucho tiempo y más si el ataque seguía con la misma fuerza con la que lo estaban haciendo, debían pensar rápido una solución, no podían desaparecer y aparecer en otro lado, era imprescindible detenerlos ya y no huir más. El hechizo se esfumo, la fuerza de ataque de los Daleks fue colosal que lograron ese cometido, con amenazante peligro los Daleks se acercaron a los dos magos y antes de que los atacaran, los robots empezaron a girar y a gritar algo que a los dos magos desconcertó; -el Doctor ha sido detectado… encuentren al Doctor… Todos los Daleks en alerta… el Doctor viene en camino…-.
En ese momento una cabina telefónica de policía azul apareció volando atravesando una de las ventanas de la biblioteca y arrollo a todos los Daleks en el camino justo antes de aterrizar, con todos los Daleks, que se encontraban en la biblioteca, destruidos la cabina de teléfono abrió su puerta y de su interior salió un hombre con traje azul camisa y corbata, pero el detalle que más sobresalía de él era unos tenis Vans rojos.
-vaya, supongo que llegue justo a tiempo, hola a todos soy el Doctor y necesito que entren en este mismo instante a mi nave, si no quieren que más de esas cosas lleguen y acaben con todo-, los dos magos no lo pensaron dos veces y entraron a la cabina, al entrar vieron el gran centro de mando, un centro de mando el cual se veía hecho con desperdicios tecnológicos, cables cayendo por todos lados, pero sorprendentemente todo funcionaba o parecía hacerlo, pero para el Doctor había algo raro en ese momento, no se habían sorprendido de lo inmenso que lucía el lugar por dentro, lo cual le genero algo de descontento, pero todo se disiparía con lo que vería a continuación; el Doctor comenzó a manejar la TARDIS pero una pieza importante se cayó de una de las partes del centro de mando, todo el lugar comenzó a moverse, era similar a estar en un barco durante una tormenta, el Doctor no podía estar manejando la TARDIS y al mismo tiempo recoger la pieza caída la cual estaba lejos de su alcance, fue en ese preciso momento cuando lo imposible sucedió enfrente de sus ojos, Dumbuldore saco su varita y pronunció un conjuro, -¡ACCIO!-, en automático la pieza salió disparada directamente a la mano de Dumbuldore, este se irguió y logro pararse en sus pies sin caer pese a la agitación del lugar se acercó al Doctor y le dio la pieza, el Doctor inmediatamente coloco la pieza en su lugar y como por arte de magia la TARDIS dejo de moverse agitadamente, todos pudieron ponerse de pie sin caer en el intento, en eso el Doctor saca su confiable destornillador sónico y apunta a ambos magos para escanearlos pero la reacción fue tan abrupta que sorprendió a Mc Gonagall que con ágil destreza y determinación agito su varita diciendo al tiempo,-¡Expelliarmus!-, el destornillador sónico salto por los aires y cayó en la mano de la bruja, el Doctor quedo impactado, fascinado, y con una sonrisa que se dibujaba de oreja a oreja dijo, -existen, realmente existen, ¡esto es increíble!, tengo muchas preguntas que hacerles…esperen un momento…-, el Doctor con suma velocidad corre a un rincón de la TARDIS y saca un cuaderno de pasta marron con un bolígrafo, acto siguiente regresa a con sus nuevos tripulantes y abre el cuaderno, de su saco saca un par de lentes cuadrados de armazón negro y grueso, y comienza a interrogar a los magos.