El tiempo se les escapaba de las manos y aunque ya se tenía a uno de los mejores magos del mundo luchando codo a codo junto a él, el Doctor, junto con sus nuevos compañeros, debían pensar en algún plan para derrotar a la amenaza que acechaba a cada momento los pasillos de Hogwarts.
-¿y cómo se extermina a un Ángel lloroso?-, pregunta Hermione quien revisaba con ardua prisa y fascinación cada libro de la estantería del despacho de su director de escuela.
-hay dos maneras, una de ellas es generando una paradoja del tiempo, algo que no ha sucedido en nuestro pasado y que provocamos en nuestro futuro, eso envenena la energía que se libera al hacer los viajes en el tiempo, esa energía la consumen los ángeles y se destruyen, pero es muy riesgosa, una paradoja puede ser capaz de destruir todo el universo, la otra es haciendo que los ángeles…- en eso el Doctor, mientras escudriñaba todos los objetos del despacho de Dumbuldore, vio a la mascota de Dumbuldore, un fénix llamado Fowks, este mismo miro a los ojos al señor del tiempo y el Doctor, con aire sombrío, continuo,-…se miren los unos a los otros, literalmente no dejarían de verse por el resto de la eternidad hasta que alguien externo los mueva y los ubique de una manera que salgan de su propia visión, al estar bloqueados cuánticamente, es imposible que salgan de su propio bloqueo, es por eso que cuando están con otros ángeles, estos, se cubren la cara haciendo parecer que están llorando, lo hacen para evitar contacto visual con los de su propia especie, ya que si hacen eso sería su propio fin-.
-creo que esta vez los enemigos a los que nos enfrentamos son más peligrosos que los mismos Daleks, ¿cierto Doctor?-, comenta Dumbuldore, con esa tranquilidad y sabiduría que lo caracteriza, y con paso lento pero firme se coloca a lado de su viejo amigo, le pone una mano al hombro y le dice, -lo que sea que necesites amigo mío, cuenta con ello-.
-necesitamos pensar en un plan, debemos hacer que los ángeles, todos ellos se encuentren en un mismo lugar, una vez reunidos, hacer que se vean y así pondremos fin a esta locura-, dice el Doctor mientras, se golpeaba su cabeza con la punta de sus dedos en un gesto para hacer fluir sus ideas.
-es muy sencillo, si lo que buscan los ángeles y por lo que en un principio llegaron aquí fue la energía mágica que nosotros emanamos, tenemos que reunir a toda la escuela, es un festín que ningún ángel podría resistir, los atraeríamos a todos y cada uno de ellos y así podríamos congelarlos para siempre-, comenta Hermione a lo que Ron hace un gesto de desaprobación y le dice, -estás loca, hablas de reunir a toda la escuela, serian muchas vidas en riesgo, y si falla el plan seremos alimento de estatuas-.
-tienes una mejor idea Ron, si la tienes dila, yo solo hago lo mejor que puedo-.
-a mí que me dices, tú eres la lista-.
En eso Harry interrumpe la discusión, -ya no peleen chicos…-, sus amigos quedaron en silencio, en eso Harry continua, -…escuchen no tenemos otra opción, entre más tiempo pasemos Vuxwig seguirá poniéndole trampas a todos en Hogwarts para vengarse-.
En eso Dumbuldore se volte hacia Harry y algo incrédulo le dijo, -¿el joven Vuxwig de la casa de Huffelpuff?-, Harry asiente con la cabeza, en eso Dumbuldore vuelve a hablar, -es increíble que un joven tan calmado y tranquilo, sobre todo, proveniente de la casa Huffelpuff, haya sido el autor intelectual de esto-.
-no es el autor intelectual, al parecer los ángeles ya estaban aquí, Vuxwig lo único que hizo fue liberarlos y hacer una especie de trato con ellos, el obtendría su venganza del mundo que lo abandono a su suerte y los ángeles tendrían alimento ilimitado- comento Harry a Dumbuldore, quien con una mirada melancólica, comenta, -es increíble pensar, como el corazón de un niño es tan fácil de quebrantar, y como un alma tan noble se puede romper, pero incluso la más rota de las almas se puede arreglar con algo de amor y compasión-.
Al terminar de oír esas palabras la puerta de entrada del despacho de Dumbuldore se escucharon varios golpes y la manija queriéndose abrir, era evidente, los ángeles sabían que estaban allí dentro e iban a por ellos, en eso el Doctor rápidamente les dijo a todos que entraran a la TARDIS, y sin pensarlo dos veces todos entraron de inmediato, pero antes de cerrar la puerta de la TARDIS se logró ver que alguien aparecía en el despacho, era Mc Gonagall quien al ver la TARDIS entro inmediatamente.
-no puedo creer que este otra vez aquí…-, dijo Mc Gonagall aun impactada por la presencia de la TARDIS, -…Profesor Dumbuldore, tenemos problemas más grandes que pasear en este artefacto-.
-lo sabemos Minerva, de hecho, el Doctor fue quien me busco en primer lugar, apoyado por los tres jóvenes magos que conocemos ya bastante bien-. La profesora Mc Gonagall gira su cuerpo en dirección a los jóvenes magos y con una mueca que demostraba incredulidad pero con una ausencia total de sorpresa, les dice a los tres magos, -¿Por qué siempre que algo sucede están ustedes tres presentes?-.
En eso Minerva voltea a ver al Doctor y esta se sorprende al ver a otra persona diferente de la que conoció hace muchos años, -¿Doctor?, ¿eres realmente tú?, tu cara, tu ropa, tu cabello, ¡tus zapatos!, adoraba esos zapatos-.
-regeneración de los señores del tiempo, lo explique ya muchas veces y ahorita no hay tiempo para más platicas-, con un solo y rápido movimiento el Doctor activa una palanca la cual enciende la TARDIS pero antes de que esta despegara, la TARDIS empieza a sacudirse estrepitosamente de un lado a otro, provocando que todos sus pasajeros cayeran al suelo y empezaran a moverse junto con la TARDIS, el movimiento era tan grande que era imposible levantarse hasta que el Doctor logra incorporarse nuevamente de pie y observa las pantallas correspondientes a las cámaras exteriores, logrando ver como una multitud de ángeles movía la TARDIS en un intento de sacarlos a todos sus pasajeros de adentro de ella, el Doctor rápidamente apaga la pantalla puesto que era bien sabido para él una de las reglas para combatir a los ángeles y esa era, “toda imagen de un ángel, se vuelve un ángel” por ende no podía tener las pantallas encendidas mucho tiempo.