Dedicado a Jess Esqueda
________
Paso mis manos por mi rostro, pero las lágrimas no dejan de brotar. Paso la página nuevamente y me sorprendo al ver que casi no se entiende nada de lo que hay escrito, aun así, hago lo posible por descifrar las líneas y las tachaduras porque algo me dice, que esta es su despedida, su última nota.
Hola.
Han pasado cuatro meses desde que entré al hospital, según Noah, y mi mente es más un lienzo en blanco que otra cosa. No recuerdo a mi madre, no recuerdo a mi padre, no recuerdo casi nada, solo momentos aislados que no me dicen nada.
Por si no lo has notado, casi no puedo ni escribir, así que esta es mi última vez. Llevo dos horas solo para escribir estos dos párrafos. Mover mi mano es casi un imposible, pero no quería irme sin despedirme correctamente.
No te recuerdo, pulgarcita, pero escribirte me llena de paz. Sé que nunca leerás estos cuadernos; se supone que me fui para ahorrarte el sufrimiento, así que no tendría sentido que seas consciente de mis últimos momentos.
Solo quería decir que, aunque no te recuerdo, sé que te amé con locura y que tú a mí también. Vivimos una historia preciosa de amor que lamento con todo mi corazón haber olvidado, pero me queda la satisfacción de saber que fui feliz. Me voy de este mundo pronto, pero sé que viví más y mejor que muchas personas que se van siendo ancianos.
No creo tener arrepentimientos salvo el de haberme interpuesto entre tú y Noah. Solo tengo un deseo, que seas feliz, que vivas tu vida a plenitud, que sonrías, que rías, que ilumines el mundo con tu sola presencia y si mi hermano puede acompañarte en cada paso, aún mejor.
Te amo, tal vez mi mente lo haya olvidado, pero sé que así es y recuerda: Esto no es un adiós, pulgarcita, esto es HASTA QUE NOS VOLVAMOS A VER.