Los lloros invadían los pasillos del hospital, Jess estaba devastado, no quería separarse de su cuerpo. Karen derramaba lágrimas en torrenciales apegada al pecho poderoso de Maikel. Coby y Sofy estaban en desconcierto mientras esperaban en el pasillo, Jazmín también esperaba a que Jess saliera, había derramado algunas lágrimas.
Jess beso por última vez la mano de Alison antes de que una enfermera se la llevara en la camilla, pero era difícil, se aferraba a su único amor verdadero.
Jess gritaba su nombre constantemente.
Karen intento calmarlo y lo estrecho entre sus brazos.
Pero era inútil.
La enea invadió aquel día sin prescindir de un acompañante y dejando a todos desolados.
Pasaron los días:
Jazmín se quedaba todos los días en la casa de Jess, quería asegurarse que nadie se fuera a hacer daño.
Poco después un día Jess salió temprano de casa, como de costumbre no hablaba nada. Y fue al invernadero. Jazmín se despertó temprano y no pensó que Jess saliera de casa a esa hora, con dudas en su cabeza y una extraña sensación de peligro, se levantó de la cama y se puso sus zapatillas, entonces busco a Jess por el resto de la casa.
Al ver que no aparecía entonces salió de la casa con un presentimiento. Un escalofrío en los huesos que no la dejaba en paz. Busco entre el patio trasero y los demás lugares en donde pudiera estar pero no lo encontró.
Jess llego al árbol en donde estaba el invernadero, aquel roble que había nacido torcido, que nadie pudo podar en años, pero era lo que menos le importaba, ahora lo único que pensaba era en la soga que llevaba en las manos, revestida de un perfecto amarillo, pero luego entonces ir a conocer a alguien que nunca pensó.
La muerte.
Sus manos empezaron a subir el árbol, ahora tenía sentido, aquella forma tan rara que tenía sus ramas largas y fuertes servían para algo.
Una horca.
Jazmín entonces entro a la cuarto de Jess tampoco se encontraba allí, inmediatamente aviso a Coby que aún estaba dormido. Ambos se pusieron a buscarlo, entonces Jazmín se le ocurrió que podía estar en casa de Karen.
Llamaron a Karen entonces ella negó su estancia en la mansión. Ambos se preocuparon más y contaron a Karen que era lo que estaba pasando ella también se puso a buscarlo, lo menos que quería era que Jess sufriera por causa de Alison y su difunta hija tampoco lo querría. Jazmín salió de la casa inmediatamente y empezó a buscarlo en la calle.
Ahora el pánico se apoderaba de sus cuerpos con vehemencia.
Paso por la salida del barrio y también busco en las tiendas más cercanas, corriendo se fue abriendo paso por las calles, pero no había ni una pista de su paradero. Más tarde Jazmín se le ocurrió la idea de buscarlo en el invernadero. Posiblemente era más probable que estuviera allí, podando las flores o buscando algo. Corrió directamente al parque, antes de que pudiera pasar algo…
Jess amarraba con parsimonia la cuerda a la rama, también hacia un nudo, el destino era algo sarcástico.
Él nunca pensó que iba a morir ahorcado, y menos por amor, pero pensó, no quería vivir sin Alison sin ver su sonrisa, sin escucharla. Era todo o nada, y ahora que estaba en la nada, solo le quedaba eso, morir.
Una vida sin Alison. No.
Bruscamente jalo la soga, entonces se formó una <<O>> en la cuerda, se la ato alrededor de su cuello y empezó a pensar.
La pandilla, Su hermano, Jazmín, Karen, Maikel, Sofy, todos.
Alison… se apodero de su mente. La última vez que la vio, estaban allí en el césped, acariciándola, y besándola.
Su calor uniéndose en su cuerpo.
Pero tampoco pudo hacer nada, su cabeza estaba absorta en ella, era su único pensamiento, sentado estaba en el tronco esperando a su caída, pero se estaba tardando más de lo que esperaba.
Jazmín entro al parque con la respiración alterada, corriendo a sus anchas, entonces más adelante se encontró con el pequeño puente debajo de su polea, perfecto Jess estaba allí.
Pasó el puente y cogió aire, mientras veía a Jess encima de un árbol con la soga al cuello.
—¿Qué haces?
Jess dejo de divagar entre sus pensamientos y vio a Jazmín cogiendo aire, en la parte de abajo del invernadero.
—¡Jazmín!
—¿Qué estás haciendo idiota? ¡Baja de allí inmediatamente!— Sus pies se juntaron y su cara estaba roja.
—No lo sé…—Titubeo algo pusilánime.
—Baja Jess. Ni intentes hacer lo que estás pensando.
Recapacitando Jess volvió en sí, dejando de lado aquella inmersión.
—Voy.
Jess empezó a bajarse del árbol, hasta que piso mal la rama y entonces cayo al aire. La soga se tensó y Jess empezó a ahorcarse automáticamente. Jazmín grito desconsolada mientras se acercaba a levantar sus piernas. Jess luchaba con la soga para mantener la cabeza arriba de sus hombros, pero no podía mantenerse.