— Concéntrate, bloquea todo a tu alrededor y déjate llevar —susurra una voz suave y tranquila en su oído.
Tenía los ojos cerrados, tratando de vaciar mi mente, hundirme en la oscuridad y abrir mis sentidos. Tomando una lenta y suave respiración, poco a poco los sonidos fueron desapareciendo a mi alrededor y fui avanzando hacia otro plano dentro de mi cabeza. En poco tiempo, estaba flotando en la nada, rodeado de una confusa nebulosa oscura que no dejaba espacio a la luz. Pude percibir como poco a poco mis sentidos retraídos fueron abriéndose en este plano sin restricción. Primero fue mi olfato, podía distinguir un suave aroma a pasto; a ese le siguió mi oído, se escuchaba un ligero susurro del viento viajando a través de las praderas; luego vino el gusto, curiosamente, un ligero sabor seco, como el de las semillas, inundaba mi boca. Sintiendo un ligero cosquilleo en mis parpados, decidí “abrirlos”, encontrándome con una oscuridad absoluta. Trate de agudizar más la percepción en mis pupilas y luego de un tiempo, cuando creí que no lograría nada, pude vislumbrar por el rabillo del ojo un tenue destello. Enfocando mis sentidos despiertos hacia ese punto brillante, me sentí acercarme hacia él, logrando ver un hilo delgado que se enroscaba sobre sí mismo y flotaba perezosamente en la nada. Decidido, extendí mi “mano” hacia el hilo que brillaba tenuemente en la oscuridad. Lo toque, enroscándolo entre mis dedos, sintiendo su firmeza y fragilidad al mismo tiempo, como su calor se apagaba tenuemente a medida que pasaba el tiempo, y tire. Al segundo de hacerlo, fui recompensado con un latido débil, al que le siguió otro y otro, cada uno más fuerte que el anterior. Aun apretando fuertemente el hilo enroscado en mis manos, abrí los ojos al mundo exterior aun con el hilo apretado fuertemente en mis dedos y los enfoque en el otro extremo de este; un pequeño conejo silvestre de pelaje marrón el cual se encontraba inerte, minutos antes y ahora se estremecía casi imperceptiblemente.
—Maravilloso! —alabo la persona a mi lado— ahora asegúrate de anclarlo y luego suéltalo.
Tome una última respiración y me concentre en cumplir con lo que se me pidió. Reuní la energía en mi centro, la guie hacia mis manos y la deje fluir a través del hilo hacia la criatura que se aferraba débilmente a la vida. Unos instantes después mis esfuerzos fueron recompensados. El conejito se incorporó en la mesa y se movió perezosamente, mirando todo con ojos curiosos y moviendo su naricita. Deje escapar una risita, y con un último tirón de mis pequeñas manos, deje ir el hilo que agarraba firmemente, este desapareciendo de mi vista.
—¿Cómo lo hice? —pregunté expectante dirigiendo mi atención hacia mi instructor.
—Mejor que muchos aprendices más experimentados —responde con una suave sonrisa cálida en los labios— estoy orgulloso de ti —dice y me envuelve en sus brazos. Yo me aferro a él y entierro el rostro en su pecho disfrutando del confortable calor— creo que esto ha sido todo por hoy —se aparta de mi con reticencia— ¿qué tal si vamos a la cocina y comemos una rica rebanada de pastel? —pregunta alegremente mientras extiende su mano.
—¡Si! Gracias mami —dije tomando su mano y ambos dejamos el cuarto de entrenamiento para ir a las cocinas.
Mientras caminamos por los pasillos hacia la cocina, pude apreciar mejor a mi “madre”, con su hermoso cabello negro que le llegaba a la espalda baja, utilizaba una túnica casual de verano de color azul celeste que combinaba con sus ojos del mismo color; media unos 1.78 y su edad rondaba los treinta. Su rostro era suave, con facciones definidas y siempre adornadas por una expresión amable que combinaba con su voz igual de cándida. Era un hombre amable y de gran corazón que vivía por su familia y recibía cada día con una enorme sonrisa. Sigue asombrándome el saber que mi “madre” sea un hombre. Todo es muy extraño y complicado para que termine de entender, pero aquí es algo normal que existan las parejas del mismo sexo y estos tengan hijos, ¡biológicos! Aun no asimilo bien como es esto, pero este hombre que me acompaña fue quien me “trajo” al mundo, mi madre.
Él se percató de que lo miraba atentamente y me dio una sonrisa mientras caminábamos. Yo se la devolví con igual entusiasmo y suspiré internamente al ver que volvía a centrar su atención al frente. Tenía que aprender a no mirar fijamente a las personas como ahora, eso me traería muchos problemas… Aunque en su mayoría no fue mi culpa, no podía darme el lujo de que las personas que me rodean descubran mi secreto. Que no soy el dueño de este cuerpo.
Parece mentira, pero yo no soy originario de este mundo. Fue algo sorprendente cuando me desperté y vi que estaba viva. Por un momento creí que alguien me había encontrado y llamado a una ambulancia; luego vi todo lo que me rodeaba y me di cuenta de que no estaba en un hospital. El shock llego cuando descubrí que estaba en el cuerpo de un niño pequeño, más aún al darme cuenta de que ni siquiera estaba en mi mundo. Parece que, al morir, mi alma vagó hasta terminar en este cuerpo. No entiendo mucho lo que paso, nunca fui muy habida a esta clase de temas extraños, casi no leía nada que tuviera que ver con ficción, no tenía los recursos en mi antigua vida para acceder a muchos libros, menos los iba a utilizar para leer cosas de las cuales no iba a sacar ningún provecho, tenía cosas más importantes que hacer que perder mi tiempo en mundos de fantasía.
De todas formas, según pude averiguar de todo esto, un mes antes de despertar en este cuerpo, los residentes de esta casa fueron atacados por monstruos. Si, monstruos, aquí existen lo que solo se podía ver en las películas y los cuentos de ficción en mi mundo. Esa fue otra sorpresa muy difícil de superar, pero al final acabe entendiéndolo. Al parecer, la victima principal del ataque fue el dueño de este cuerpo, quien a pesar de que logro salvar la vida a duras penas, no pudo despertar en todo un mes. Escuche decir a escondidas a los habitantes de la casa que pensaron que el alma de este cuerpo fue devorada, ya que no existía ningún hilo provenir de él. Fue un misterio y un milagro que este cuerpo siguiera con vida, siendo más asombroso todavía el que despertara repentinamente. Según “mi madre”, le sorprendió mucho ver un hilo saliendo de este pecho cuando había pasado todo un mes sin nada, con este cuerpo ausente de alma.