- ¿Crees en Dios? - me pregunta. Miro sus ojos puros como la nieve, aquel color que se refleja en sus pupilas y que me dicen lo inocente que es. Me hace envidiarlo.
- Si. Necesito creer en él – Le contesto con tanta sinceridad
- ¿Y para qué?
- Para no perderme.
- ¿Por qué en él? - Levanta su rostro hacia el cielo
- El mundo siempre cree en algo, en personas, en una roca, en riquezas, en dioses, en sí mismos. Yo elijo a Dios
- ¿Pero por qué creer en él?
- Tengo miedo de lo que pueda pasar
- ¿Temes a que alguien te hago daño?
- No, temo a lo que pueda pasar a la vida de este mundo, (inmediatamente pienso en las personas). ¡Necesito redimirme!
Doy media vuelta y comienzo a caminar con paso lento. De pronto la sangre empieza a correr por mis brazos, siento el líquido en mis manos. Agradezco que la oscuridad sea grande para no mostrar el color rojo.
Tiro el cuchillo cubierto de color y lo cubro con escombros de la tierra.
Alzo mi vista y respiro profundo, apenas y puedo ver por un segundo la luz de la luna. Lluvia comienza a caer sobre mí. Es perfecta, mis lágrimas se mezclan.
Gritos, llanto y todo tipo de quejido vienen a mi mente otra vez. Coloco mis manos sobre mi cabeza, quiero callarlas, pero todo es imposible. No puedo. Es insoportable. Me vuelven loco.
Mi cuerpo comienza a lavarse de nuevo. Ahora estoy limpio pero las voces no cesan.
Respiro profundo, sonrío, solo soy yo hablando conmigo mismo de mí mismo. Lágrimas han cesado y ahora solo queda risa de dolor, continúo caminando, comienzo a orar y pido perdón por mis pecados. ¡Padre, en donde quieras que estés, perdóname y ten misericordia de mí!
La lluvia no cesa, mi ira empieza a incrementar, ¡No! ¡Otra vez no! ¡Maldición! De nuevo las voces comienzan, mis pies se vuelven pesados, me sumerjo al profundo del mar.
¡Ah, de nuevo apareces! Veo una tenue luz, una cadena comienza a bajar, mi cuerpo es atraído como un imán y entonces la punta de aquel hierro se convierte en algo diferente ¿Qué es? Me entrelazo en algo suave, la oscuridad comienza a desaparecer y luz blanca comienza a notarse cada vez más. Me quedo en un fondo blanco ¿Dónde estoy? ¿Eres tú? Entonces siento la lluvia de nuevo en mi cuerpo ¿Qué ha pasado? Cierto, me encuentro en la calle parado, abrazo mi cuerpo congelado.
Sonrió. Ahora solo siento tranquilidad y paz, tal vez ya me perdonaste ¿Verdad?
#20866 en Otros
#6123 en Relatos cortos
poemas de la vida, poemas cortos, poemas de amor desamor tristeza
Editado: 01.02.2021