Es una hermosa mañana de septiembre, la primavera recién está comenzando y el amor se respira en el aire. Las aves alegran el día con su sonata serena, el sol tiñe el cielo de hermosos colores con sus primeros rayos, y las flores adornan el paisaje abriéndose para sentir la cálida brisa que circula en el campo.
El mago Silver abre sus ojos cauteloso como cada mañana, vivir frente a su enemiga Moon, la bruja más poderosa en Raytown, no lo deja tranquilo ni un momento, siempre debe estar alerta ante cualquier hechizo en su contra. Al ver que todo a su alrededor se hallaba en absoluta tranquilidad, se levantó de su cama de un salto, y luego de un gran suspiro para llenar sus pulmones de aire fresco, se dirigió a asearse con una enorme sonrisa de satisfacción dibujada en su rostro; sin esa bruja molestando, hoy sería un gran día para él.
Luego de dedicar una hora completa exclusivamente a su blanca barba que lo caracteriza, el mago Silver se dirige casi danzando con su camisón blanco hacia su cocina; este día prepararía su desayuno sin utilizar magia para poder relajarse cómodo, ya que no tiene poderes sin su túnica azul y su gorro puntiagudo del mismo color.
Mientras, en la casa de enfrente, la bruja Moon ya se encontraba lista para molestar a su vecino. Lo espió durante los últimos quince minutos sin parar de reírse; es sorprendente que el mago no lograra oír su tan característica risa de bruja ¡iiijijijijiii! que casi suena como el rechinar de una puerta.
—¡Santas varitas! —gritó el mago luego de que la bruja le tirara un rayo en el trasero mientras tomaba su desayuno— ¡Al menos déjame estar preparado!
La bruja Moon reía a carcajadas observando cómo Silver corría a su habitación en busca de su túnica y gorro para poder darle una cucharada de su propia medicina. Pero al sostener su túnica, Moon la hacía desaparecer de sus manos y la aparecía en otra parte para que el pobre mago corriera de un lado a otro. La prenda aparecía en la cama, luego en el sofá, y después en la terraza; hasta que finalmente la bruja con una sínica sonrisa dijo:
—¿Sabes qué? Creo que esa cosa está muy sucia… ¡A lavarla se ha dicho!
Entonces metió la túnica en el retrete, esperó a que Silver se agachara para tomarla, y la quitó de ahí abofeteándolo con aquella ropa mojada. Finalmente, ella se aburrió de molestarlo y decidió salir a dar un paseo; tal vez encontraría algún otro gato negro que tomaría como mascota.
El pobre mago Silver ya cansado, tomó su preciada túnica, y tras un muy largo suspiro intentando liberar con él toda la frustración que sentía, se sentó en el suelo del baño y comenzó a escurrir su prenda; luego la colgaría.
—¡Ven pequeño gatito! —grita la bruja Moon tras ver un gato negro correr hacia los árboles.
Corre tras él lo más rápido que puede. Al principio está convencida de que lograría atraparlo sin problemas, pero luego de doblarse el tobillo; pasar por seis telas de arañas gigantes, las cuales quedaron pegadas a ella; y caer por una colina de cactus, finalmente acorrala al felino contra una gran roca.
—¡Más te vale no escaparte o verás!
Tras prácticamente luchar con el pobre animal asustado, le lanza un hechizo enviándolo a su casa. La bruja, bastante frustrada, se deja caer en la tierra y comienza a hacer un gran berrinche. De repente, algo le cruza la mente como una ráfaga de viento haciendo que grite enojada consigo misma por no haberse avivado antes.
—¡Ven aquí escoba!
Una vez encima de su preciada escoba mágica que consiste en una rama torcida y un manojo de paja atado en un extremo de ésta, se lamenta todo el viaje por haber sufrido tanto para atrapar al gato en vez de volar con su escoba. Entra a su casa ya rendida, y camina a paso apresurado hacia su nuevo gato, al cual alza entre sus brazos apenas lo encuentra. Lo acaricia para que éste se tranquilice, y al escuchar su ronroneo se sienta en el viejo sofá verde, colocando al gato en su regazo.
—Te llamarás Night. ¿Qué sucede? ¿No te agrada el nombre? —pregunta Moon al ver el notable enfado del felino— ¿Y cómo quieres que te llame señor princesito a ver? —dice sin esperar respuesta alguna, pero para su sorpresa sucede algo totalmente inesperado.
—¡Silver! —grita el gato convirtiéndose en el mago.
—¡Maldito mago! ¿Cómo te atreves?
—¿Acaso creíste que me quedaría de brazos cruzados luego de lo que me hiciste? ¡Te lo merecías por ser tan bruja!
—Oh… gracias por el elogio cariño.
El mago vuelve victorioso a su casa, sin saber que Moon está maquinando la venganza más cruel que se haya hecho jamás en la historia de la magia; pero para eso, debía tomarse el tiempo de crear la poción perfecta. Aquel brebaje debía hacerse de la forma más minuciosa posible, bastaba con el error de no descontaminar el ambiente antes para que se echara a perder por completo. Una vez que todo estuvo listo, se puso manos a la obra.
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Editado: 28.03.2018