Hechizo de Amor

Capítulo IV

  Luego de caminar varios metros, tal y como sucedió en el primer sueño, se toparon con un cruce; y tal como hicieron en el primer sueño, jugaron a cara o cruz para elegir. Esta vez había tocado el camino de la izquierda. A medida que iban caminando cientos de pequeños gatitos tiernos aparecían y ronroneaban a sus pies. Algunos eran color rosa, otros amarillos, otros verdes… había de todos los colores.

—Creo que es el camino correcto —dice con una sonrisa Jonathan.

  Siguen caminando tranquilos, esperando salir del sueño sin esfuerzo. Pero para su sorpresa, se topan con el fin del camino color blanco, enseguida aparece un cartel que dice: “Los pequeños gatitos emanan color y ternura, pero de vez en cuando pierden la cordura”. Enseguida se dan vuelta asustados, y todos los gatos los tienen rodeados; ya no son gatitos tiernos, ahora se ven como monstruos rabiosos sedientos de sangre.

—Esta es tu área Moon —dice Silver recordando cómo a la bruja le encantan esos felinos.

—Parque de juegos, bolas de estambre; no permitan que seamos fiambre.

  Tras recitar aquel hechizo, un parque de juegos para gatos gigante apareció. Era muy colorido, tenía bolas de estambre, ratones para atrapar, diferentes superficies para rasguñar, y espacios donde dormir calentitos. Enseguida los gatitos corrieron hacia aquella atracción, y tras quedar fascinados con todo, el camino nuevamente apareció.

  Siguieron caminando hasta una colina muy empinada, y en medio del cielo otro cartel apareció. En él podía leerse: “Con mucha cautela te deberás de mover, pues un paso en falso te hará correr”. Los tres comenzaron a bajar muy lentamente, teniendo mucho cuidado de dónde pisar. Pero Silver pisó una roca y ésta se hundió. El suelo comenzó a temblar, y unos mecanismos parecían sonar. Entonces, una bola de estambre de diez metros cayó sobre la cima de la colina y comenzó a rodar a toda velocidad. Ellos, sin pensarlos dos veces, corrieron lo más rápido que sus piernas le permitían; excepto por el mago Silver, quien al haber activado la trampa, sus piernas dejaron de funcionar.

—¡Corran ustedes! —gritó el mago sabiendo que sería su fin.

—No dejaré que mueras aquí, no si puedo evitarlo —respondió la bruja Moon.

  Enseguida hizo aparecer una motocicleta flotante, lo subió, subió a Jonathan, y luego se subió ella para acelerar a todo lo que el motor se lo permitía. El final de la colina se acercaba, el camino para salir de aquella prueba, y los tres sonreían victoriosos esperando salir de allí. Pero para su desgracia, la bola de estambre es más rápida y choca a la moto, haciendo que los tres caigan de la colina en diferentes direcciones.

—¡Padre, madre! ¿Dónde están?

—¡Por aquí! —grita Moon alzando su mano tras un arbusto.

  Jonathan corre cojeando hacia la bruja y la ayuda a levantarse, pero no hay señales del mago por ningún lado.

—¡Silver! —gritan los dos mientras buscan por todas partes.

  Recorrieron cada rincón del lugar, pero el mago no aparecía por ningún lado. De repente un cartel sale desde el suelo frente a ellos y deja leer: “Al gran gato le gusta tomar lo que no debe, si les das lo que desea seguro te lo devuelve”. Sin dudarlo ni un minuto más, continuaron el camino hasta toparse con un gato gigante, medía al menos seis metros de alto; tenía cientos de colores, y un tercer ojo en su frente.

—¿Quién osa molestarme a mí, el gran gato de la sabiduría eterna?

—Sabemos que tú tienes al mago Silver, ¡devuélvanoslo! —grita la bruja Moon.

—Tal vez sí, tal vez no… tengo muchas cosas, ¿saben?

—Dinos qué deseas a cambio y te lo daremos sin reclamar —dice el joven Jonathan de rodillas.

  El gato levanta una pata, y del cielo baja una jaula donde se encuentra encerrado el mago inconsciente.

—Si quieren recuperarlo, deberán traerme al pez arcoíris que habita en el fondo del pantano Triarca. Para llegar a él tienen que tomar el camino derecho, luego de diez pasos girar a la derecha, después dar quince y doblar nuevamente a la derecha, finalmente dar otros diez pasos, girar a la derecha y seguir derecho hasta toparse con el lago.

  Los tres comenzaron a caminar a paso apresurado, sólo deseaban rescatar a Silver y salir de allí cuanto antes. Pero para su mala suerte, no habían pensado bien en las indicaciones del gato por lo que las siguieron al pie de la letra sin dudarlo.

—Ustedes realmente son más tontos de lo que creí… ¿Acaso no se percataron que los hice dar una vuelta? —dijo el gato apenas los vio volver a él— En realidad si caminan unos pasos hacia la izquierda se topan con el pantano.

  La bruja tenía ganas de asesinar a ese gato, pero antes deseaba recuperar a Silver. Caminaron unos pocos metros y se toparon con un pantano que daba asco de sólo mirarlo. Todo era verde, había hongos de todo tipo donde se viera, un vapor tóxico salía del agua y se percataron de que encontrar aquel pez sería un verdadero desafío.




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