Hecho a tu medida

CAPÍTULO 53. ✺Nuestra promesa✺

Al día siguiente, Ángel subió a su estado una foto de él junto a Cynthia en la Noria. Ambos portaban unas sonrisas enormes y ella no paraba de abrazarlo.

En cuanto vi esa imagen lancé mi celular lejos, deseando no haber visto esa fotografía tan desagradable. Me incomodaba notar que ambos se veían bien juntos. Apostaba a que él le había pedido ser su novia con el mismo monólogo que me lanzó a mí, tan sentimental y genial que la inocente Cynthia creería.

Dolía ver lo evidente que era que Saavedra nunca estuvo realmente interesado en mí. Sí existió un momento en que creí que yo podía gustarle, siendo la única en la que pensaría. Sí, bueno, la vida real suele ser mucho más asquerosa de lo que uno espera.

Resoplé molesta y decidí no pensar más en ello.

El resto de mis vacaciones me la pasé en casa ayudando a mi madre con los quehaceres o paseando a los perros de mi tía abuela de vez en cuando, agradecida porque al menos no me encontré con ese sujeto en ningún momento.

Además, Carol pareció estar de buenas ya que actualizó Besos Prohibidos hasta el final. ¿Qué puedo decir? Estuve mucho tiempo de luto sin leer nada más, pues me entristeció que algo tan maravilloso concluyera.

El desenlace fue… bueno. A decir verdad, esperaba un final donde todos fueran amigos, arreglaran sus diferencias y hubiera una boda que le hiciera competencia a la realeza. No obstante, lo que recibimos fue un giro de ciento ochenta grados, pues el shipp que triunfó fue el Dyle. Así es, LinAngel quiso darnos un honorable final en donde mi ángel caído y su rival fueran pareja.

Resultó ser que todo este tiempo el odio de ambos hermanastros era un mero disfraz de su tensión sexual, y el estar peleando por Jade también fue para aparentar que no sentían nada el uno por el otro. Y, a pesar de haber sido una simple distracción contra la sociedad, Jade se lo tomó bastante bien y apoyó a la pareja, convirtiéndose en una amiga más.

Entonces, de alguna forma obtuve el buen final.

¿Lo más loco? Aunque ningún lector esperó tal giro, nos encantó y llenamos el capítulo con comentarios positivos. La verdad era que en pareja ambos eran encantadores y se complementaban bastante. Y si intentaba recordar unas escenas del pasado, podría decir que de cierta forma esa tensión sí existió, sólo que aquellos momentos fueron nublados por la visión de la protagonista. Así que no pude hacer más que felicitar a Carol por su obra.

Eso fue todo lo destacable de mis vacaciones.

Para cuando me di cuenta febrero llegó junto con el inicio del sexto semestre. No esperé mucho tiempo para hablar con Lau, con quien compartía dos clases. Le exigí que me contara de principio a fin sobre Miguel, y pese a no darme muchos detalles, un día antes de San Valentín, me lo presentó.

Al verlo, mi primera impresión fue: es demasiado grande. Debía medir un metro con noventa y tantos centímetros, era mucho más musculoso que en la foto y mil veces más guapo. No quería admitirlo aún, sin embargo, Lau se había sacado la lotería ya que también era simpático y elocuente.

Pasamos media hora conversando en la cafetería hasta que él tuvo que irse y aproveché para molestar a mi amiga.

—Así que, tú y él, ¿eh?

—Sabía que empezarías a molestar —gruñó mientras rodaba los ojos.

—Claro que sí —admití sin pena alguna—. Después de todo soy tu amiga. —Me reí al notar la clara irritación en su rostro—. Sé que mañana tendrán una cita, así que no se vale esconderme lo que pase, ¿de acuerdo?

A regañadientes, aceptó.

—¿Qué hay de ti? —atacó—. ¿Vas a tener una cita con Isaac o con Ángel?

—Ninguno —contesté con un suspiro cansino—. He hablado con Isaac pero no se ha mencionado nada de mañana. Y no quiero que vuelvas a mencionar a Ángel.

—¿Pues qué pasó?

Torcí los labios.

—Tiene novia.

Lau abrió los ojos de par en par.

—No te creo.

Asentí miserablemente.

—A algunos hombres les gustan varias chicas a la vez. —Me dejé caer en el espaldar de la silla—. Lo peor es que el muy idiota ya estaba saliendo con ella mucho antes de confesarse.

—Auch —dijo al hacer una mueca—. No me gusta saber que me equivoqué.

—¿A qué te refieres? —cuestioné confundida.

—Bueno… —Hizo varios gestos como si se debatiera en si debía decirlo o no—. Digamos que apoyaba al güerito en secreto. No sé, creí que era una buena persona. —Pausó un par de segundos—. Aunque aún no me agrada eso de que Isaac te tratara mal, te apoyaré si intentas enamorarlo.

—No creo que vuelva a hacerlo —admití cabizbaja.

Sin importar cuánto lo pensara, estaba segura de que ya no quería repetir ese ciclo humillante.

—Vaya —murmuró con el ceño fruncido—, eso sí que no me lo esperaba. ¿Ya no te gusta?

—Sí, pero… creo que estoy cansada. No sé. Ay, como sea. Me voy a mi siguiente clase.

Hui sin escuchar su respuesta, dejándola confundida.



#33594 en Novela romántica
#21465 en Otros
#3223 en Humor

En el texto hay: comedia, amor platonico, romance juvenil y humor

Editado: 28.03.2023

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.