Hechos para ser uno solo

005

AUDREY STRONG

— ¿Qué piensas hacer? En algún momento tendrás que hablar con tu familia. —le sugerí a Chloe por cuarta vez en el inicio de semana.

—No conocemos a sus padres, Audrey. No sabemos cómo reaccionaran ante tal noticia. —opinó Lennox desde el escritorio.

Cada quien estaba metida en sus cosas y a veces nos reuníamos para hablar mientras hacíamos cada quien hace lo suyo.

Lennox desde nuestro escritorio con su ordenador y un lápiz en su oreja. Chloe sentada detrás de su máquina a de coser con una cinta métrica rodeando  su cuello, mientras yo estaba en la pelucona alfombra del suelo leyendo y aprendiendo las leyes.

—Si necesitas ayuda para ir hablar estaremos en tu habitación. —alenté a Chloe.

—Husmeando en tus faldas a cuadros y tacones de punta.

Lennox podría ser sarcástica pero debíamos admitir que sus comentarios tenían gracia.

De pronto la puerta se abrió lentamente.

— ¡Pelirroja! ¡Rubia! ¡Pelinegra! Arribaaaaa. —gritó arrastrando la palabra cantando.

Ahora los chicos nos conocían así por el color de nuestros cabellos. No nos molestaba, nos divertía, somos PRP. Igual que los chicos, está el normal, el pelo crespo con poca barba y el pelo largo. Sería un nombre muy grande para ponerlo. Hasta ahora éramos GRUPO D que no conocimos así.

— ¿Por qué? ¿Qué te pasa ahora? —atendió Lennox con un tono desinteresado.

De hecho ninguna de las tres le prestaba la atención que el necesitaba. Estábamos inmersas en lo nuestro como para escuchar las historias de Engelbert.

—Acabe otra novela. No entrará a mi lista de favoritas pero tuvo lo suyo. —se sentó en el sillón a lado del escritorio donde estaba Lennox.

—No me cuentes, por favor. —le pidió Chloe tapándose los oídos.

—Debo decir que mi madre no es muy buena escogiendo producciones.

Hace un tiempo descubrimos este gusto culposo de Engelbert, mirar novelas turcas, tenía lógica al ser sus padres turcos. Pero él tenía una pasión con ellas, sus padres le envían los discos con todos los capítulos, muy aparte de que él tiene un aspecto así, la una barba que carecía en su mentón y poca parte de sus mejillas.

— ¿No deberías tener tus prácticas de periodismo, amigo? —le preguntó Chloe.

—No te preocupes por eso, lo tengo controlado.

LENNOX HARÍ

Engelbert seguía aquí, hablaba con las chicas, no le tomaba mucho interés.

No es un tema en el que debería meterme. No tengo ni idea de que tema hablan.

—Oye…—me susurraron a mi lado. — ¿Quieres escaparte de aquí?

—El que debería escapar eres tú, si te encuentran acá.

—Tengo métodos de escabullirme. —mencionó vacilando.

—Lindo método para escabullirte en las recamaras de las mujeres. —solté sarcástica, lo cual lo notó.

Notó cual es el error y se quedó callado pensando.

— ¿Quieres salir hoy en la noche? Es viernes ¿Qué otra mejor cosa tienes que hacer?

Enserio me molestó un poco su comentario.

—Bueno, lo siento por no estar rodeado de chicas que me invitan a salir como tú.

— ¿De qué les sirve susurrar si igual lo escuchamos todo? —habló Audrey mirándonos.

Suspiré. Creo que iba conociendo a Engelbert, y de algo estaba segura, es que este chico es muy insistente y no se rinde hasta lograr lo que quiere. Algo que me llama la atención de él.

Su insistencia es algo que me molestaba en momentos pero me gustaba que no pare hasta conseguirlo.

—Lo pensaré, ¿Bien? —me rendí.

Este sonrió tan gloriosamente, quería rodar los ojos.

Se paró aún con una sonrisa, no quería pensar que la causa de su sonrisa era una probabilidad de salir hoy. Se acercó a Audrey, dándole un abrazo y un beso en modo de despedida, igualmente hizo con Chloe.

Olvidaba lo cariñoso que era con todos. Se acercó a mí pero lo impedí poniendo un peluche y haciendo que le diera un beso al peluche y no a mí. Acto que le causo gracia y revolvió mi cabello ya desordenado por cierto.

NYLE VEGA

Salí encontrándome con los chicos afuera esperándome. Necesitaba refuerzos, si la respuesta era positiva, lo celebraría con ellos, si era negativa, disfrutaría el ridículo que hice pero con ellos.

—Cuéntanos. De frente al grano, ¿Sí o no?  —con un tono entusiasmado me pregunto Alonso.

—Ninguno, es un “lo pensaré” —imité su voz. Intento fallido. —Aún así organizaré todo.

— ¿Es bueno o malo? —preguntó confuso Nyle.

—Supongo que bueno, porque no me odia. ¡No me odia, chicos! ¡Así es, Engelbert! —grité como si estuviera alentando un equipo de futbol.

En ese momento la puerta blanca de madera se abrió, dejando ver a dos chicas.

—Veníamos a decir que no hagan ruidos, pero si es Engelbert podríamos hacer ruido adentro en la habitación. —me miro con una sonrisa picarona.

No, no, no.   

—Disculpa, pero no gracias. —le ofrecí una sonrisa.

Ya he recibido muchos comentarios como esos, siempre le he respondido con una sonrisa y ser amable, la costumbre me hacía pasarlas de largo. 

Alonso nos llevó con él, avanzamos para ahorrarnos lo que querían seguir diciendo. He recibido comentarios así y hasta más fuertes, trato de ignorarlos, hacerme el de la vista gorda.

— ¿Te gusta, Lennox? —pregunto Nyle aún manteniendo el paso.

—Estoy cien por ciento que no me gusta. Solo quiero caerle bien, es un problema, me gusta ver a las personas felices y no serias.

Sí, eso es.

 CHLOE MEYER

Día viernes iniciando el fin de semana, eso significaba que tendría a mi madre por dos días en este mes.

La puerta se abrió ver a mi joven madre, una modelo y diseñadora joven, de hecho nos tuvo muy joven, aun con dos partos conserva sus curvas para tener 47 años.



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En el texto hay: seduccion, amor sexo, sed de venganza

Editado: 22.03.2021

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