Hello Sadness (español)

Craziness

Sam, mi querido, Sam. Te amo. Te he estado observando por mucho tiempo pero aún no te tengo.

Eres tan perfecto. Tan perfecto para mi.

Sam, ¿sabes qué amo de ti?

Amo tus ojos avellana, tu cabello despeinado negro, tu sonrisa, tus manos, tu risa y aquel lunar que tienes en la punta del tobillo. Amo aquella pulsera verde que nunca te quitas de tu muñeca, amo verte entrenar baloncesto cada viernes a las cuatro de la tarde después de clases. Amo tus expresiones de cuando algo no te agrada y lo mandas a la mierda; amo estar contigo en todo momento aunque tu no te des cuenta, amo saber a que lugar me llevaras después de clases. Pero Sam, lo que más amo de ti es verte dormir, como lo estás haciendo ahora en estos momentos.

Sin embargo, hay cosas que no me agradan del todo de ti.

Sam, ¿sabes qué odio de ti?

A esa zorra de Olivia. Aquella que se hace llamar tu novia. Esa que se la pasa todos los días en tu casa, dándote besos, abrazos y amor ¿Acaso no entiende ella que la única que debería hacer eso soy yo? ¡Maldita!

Pero Sam, hay cosas que ella no te cuenta. Es por eso que la odio. Dime si no sabías que la que aparentaba amarte cuando se iba de tu casa, en la de ella la esperaba otro chico. Y quien iba a creer que aquel chico era tu mejor amigo, Fred. Sabía que él era un hijo de puta pero no pensé que fuera a ser tan idiota para meterse con alguien de tan bajo nivel como ella.

Aunque debo admitir que por una parte me alegraba. Me alegraba saber que cuando lo descubrieras, te alejarías de ella y de él; te alejarías de todos esos tontos que no te valoraban y estarías sólo para mí.

Iba contigo. No lo sabías, como siempre. Tenías en mente darle una sorpresa a Olivia el día de su cumpleaños. Llegaste a su casa y un poco nervioso miraste la puerta practicando lo que pensabas decirle y lo que anoche te dije que no debías, que era una pérdida de tiempo. Cuando ya te encontrabas más tranquilo tu dedo se acercó para tocar el timbre pero se detuvo antes de tiempo debido a unos extraños sonidos que provenían de adentro. Te asustaste, pensaste que algo le pasaba a Olivia. Decidiste entrar a la casa por la puerta trasera. Ese día fue cuando los descubriste.

Ya eras mío.

Llegaste a casa todo vuelto trizas, conteniendo las lágrimas. Rompiste todo a tu paso, no te importaba. Me gustaba verte frustrado y enojado. Fuiste a un estante de la cocina y sacaste varias botellas de alcohol para abrir una, bebertela de un trago y llevar las demás a tu cuarto. Esa noche no pude ir a verte dormir, iba a dejar que celebrarás sólo tú ruptura.

Hey, Sam ¿por qué ya no tienes esa sonrisa que tanto me gusta en tu rostro? Sonríe, Sam. No es para tanto, ella no lo valía. Sam, vayamos a algún lado como siempre. Yo te cuidaré.

¡No la busques! No te atrevas a timbrar en esa casa. Él no lo hizo y suspire con tranquilidad. Sam, deberíamos de ir a tu casa, ahora es tu mejor lugar para evitar que cosas así sucedan.

Amor, voy a ayudarte. Yo iré a hablar con ella, para que desaparezca de tu mente, para que no la tengas que buscar más.

Ya lo he arreglado. Ya puedes dormir hoy con más tranquilidad. Ya no la tendrás que ver por aquí. Me he encargado del problema con mis propias manos.

Admito que fue divertido pasar un rato con Olivia. En un principio, no me trataba de la mejor manera, no hasta que le mostré un juguete que me encantaba frente a ella. Sam, tuviste que ver su cara de terror al ver aquel cuchillo. Estaba aterrada y yo no podía parar de reírme, me pedía perdón por haberte dañado. ¡Que ridícula! Nunca conocí a una persona tan entretenida. Luego ella se quedo callada. La lleve y la senté en el sofá de la sala de estar. Y empecé a hacer dibujos y escritos en su piel, para distraerme un poco más antes de que aquel rojo carmín se extendiera por todas sus ropas. Me despedí de ella y le agradecí que hubiera entendido el problema. Me fui y cerré la puerta de su casa para luego ir a visitarte. Estaba muy feliz.

Esa noche te vi dormir. Quería acostarme a tu lado pero temía despertarte pues de todas las cosas que hacías verte dormir era mi felicidad más grande.

Sam, ¿POR QUÉ ESTÁS GOLPEADO? ¡¿NO TE SEGUÍ ESTÁ VEZ Y ALGUIEN SE ATREVE A ACTÚAR DE ESA FORMA CONTRA TI?! ¿QUIÉN TE HIZO ESTO? ¿QUIÉN SE ATREVIÓ A TOCARTE? ¡¿FRED, ACASO QUIERES JUGAR?!

Fred, no vivía tan lejos de Sam así que decidí darle una pequeña visita. Golpee a su puerta. Al verme, él me preguntó quien era, yo le dije que una amiga lejana de Olivia. El frunció el ceño y antes que hablara le pregunte por Olivia, me dijo que no había podido contactarla porque no descolgaba el teléfono cada vez que la llamaba. Antes de seguir con la charla me cerró la puerta y eso fue lo que me sacó de mis casillas.

¡Ahg, Fred! No pude tener compasión de ti, no como la tuve con Olivia. Mi cuchillo jugaba con tus dedos mientras que tu asustado y gritando de dolor tratabas de deshacerte de las cuerdas que tenían a tu cuerpo apresado.

Cinco... cuatro...tres...dos... y...¿Qué es lo que sigue Fred? Contestame, no es tan difícil. Es el único que te queda de esta mano, cuentalo. ¡CUENTALO!

Y lo corté.

Fred, no te rindas todavía, faltan aún los dedos de la otra mano y los de los pies, luego tu muñeca y tus pies. No seas una nena. Solo son dedos y otras partes de tu cuerpo.

"¡Déjame!" me dijo, lo mire y le sonreí.

"Te lo mereces por haber dañado a mí Sam" y me rei.

Sam, también me deshice de Fred. De ese maldito que te puso las manos encima, de aquel que te veía la cara de tonto cada vez que se acostaba con tu novia a escondidas. Pero, tranquilo, ya no podrá hacerte nada malo.

No salías de tu casa y era perfecto. Me quedaba horas y horas observandote, viendo como comías, reías al ver algo divertido en la tele o el cómo dormías.

Era momento de que me presentará. ¡Sam por fin ibas a conocerme! Yo era la chica que había hecho tu vida más fácil.




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