¿Conocen a aquellas personas que suelen ser explosivas por naturaleza? Pero no me refiero a esas que al enojarse te atacan con puños o algún otro tipo de violencia física. Y tampoco de cuando se hace de manera verbal. Más bien, se trata de esas personas que se dejan llevar por sus sentimientos cuando sucede algo que puede ser tanto bueno como malo. Gente que no quiere herir a las personas pero que ellas mismas están heridas en el fondo. Gente que simplemente quiere desahogarse de las falsas expectativas o de la misma realidad tan cruel que la vida puede llegar a ofrecerles. Pues déjenme decirles que dentro de todas esas personas explosivas, estoy yo.
Si me emociona algo, ahí me verán hablando con todos de ello. Si me molesta algo, lo hablo con alguien o lo consulto con mi almohada todas las noches. Si me entristece algo suelo quedarme callada y no comentar nada al respecto. Soy totalmente consciente de que guardar ese sentimiento es perjudicial porque en algún momento terminaré explotando pero ¿a quién le importa?
Cuando hay traiciones en tu vida, tristezas por montones y falta de amor propio ya no ves las cosas como los demás. Un mundo gris es en todo lo que se convierte tu lienzo y el universo que de pequeña decidiste construir desaparece por la colisión de todos los astros en un instante.
Cuando me refiero a ser alguien explosivo significa estar completamente roto. Ser alguien.... No, ni es eso. Es no ser alguien. Y ese no ser, es lo que me opaca y ataca.
Pero nada es mas hiriente que después de plasmar la ira sobre cómo los demás son ahora contigo, cómo te sientes sobre una puta hoja de papel o simplemente en la estúpida aplicación de notas de tu teléfono, duele.
Aquella vez que las cosas no estaban saliendo del todo bien. Y no solamente hago referencia a la vida social o profesional sino más que todo mi vida personal. Estaba en una encrucijada. Estaba dolida conmigo misma por no lograr las expectativas que yo misma me ponía ¿Saben que llorar todas las noches era horrible? ¿Saben que incluso busque maneras de acabar con este sufrimiento? Pero aquí lo doloroso no es pensar en esas preguntas sino en el hecho de que yo ya no me veo un futuro claro y tengo mis fechas y años posibles de como mi vida terminará. Sonrió con amargura ante aquella estúpida idea que ha pasado y sigue pasando por mi cabeza.
Durante esos tres meses seguidos de pura melancolía, donde la depresión acabó conmigo, me pude dar cuenta de lo peligrosa que era para mí misma apenas sentí que el tiempo de mi soledad fue más extenso que cualquier otra decaída anterior y fue justo ahí que sin necesitar de alguien profesional acepte por primera vez que lo que padecía no era normal y que en realidad sí estaba deprimida conmigo misma.
Esa vez no sentí arrepentimiento de los locos pensamientos que atravesaban mi mente. No hallaba el momento exacto para escribirle a alguien acerca de cómo me sentía. Aunque es un poco irónico porque cuando le conté por encima algunos aspectos a mi mejor amiga, ella ya me habia recomendado ir a un psicólogo luego de haberme ayudado unas cuantas veces. Sin embargo, a pesar de que le prometí ir, hasta el día de hoy no he cumplido con ello. Tenía miedo. Desde ese momento, decidí no hablar más de ese tema con ella porque no quería preocuparla más y no quería involucrarla con mis demonios. No quería agobiarla más y me callé.
Fue hasta un día donde casi cometo varias estupideces que me empecé a sentir más mierda de lo que ya estaba. No quería tocar fondo pero supongo que lo estaba consiguiendo y fue en ese momento que decidí escribirle a la única persona que me había escuchado durante mucho tiempo el año anterior ¡Que idiota fui! Le escribí pensando que a pesar de no haber hablado mucho últimamente iba a estar ahí para ayudarme como me lo había dicho pero luego de hablarle sobre mi crisis y de que tratara de darse cuenta que no quería vivir más, sus respuestas, aunque no fueron vacías, las sentí indiferentes. Estaba pidiendo ayuda ciegamente, me dolía el alma y el corazón. Lamento si suena tan dramático pero era así como realmente se sentía.
Esa noche lloré como nunca lo había hecho y antes de cometer una brutalidad decidí darle una última oportunidad a mis amigos. Supongo que era porque estaba tan sensible y vulnerable que por primera vez en mi vida conté todo lo que me pasaba y pensaba a aquella persona que mis mensajes leyó y respondió pasadas la media noche. Sin embargo, agradezco de todo corazón el apoyo que ella me brindó.
Al cabo de un tiempo, logré recomponerme. Unir mediocremente mis pedazos y salí de aquella situación. Esa persona de esa noche me ayudó demasiado y me brindó un poco de valor para continuar con esta miseria aunque sea por un tiempo más.
Hace unas semanas atrás salí con una amiga, hablamos y reímos y luego le mencioné, por encima, sin tomar tantos detalles, acerca del porqué esa personita que yo añoraba tanto y que había cagado en escribirle en esos días oscuros me dijo algo que terminó de herirme totalmente.
— Ella me habló de eso también — dijo mi amiga aludiendo al hecho de que ninguna de nosotras se escribía tan seguido como antes — dijo "solo me escribe cuando tiene crisis".
La manera en cómo su respuesta fue hecha me destruyó. Podía notar la poca relevancia que era yo para ella en su vida. La poca sensibilidad con la que me imagine que lo mencionó. Quería ponerme a llorar cuando mi amiga me contó sobre ello pero ¿Saben que hice? Sonreí, solté una risa falsa. Lo más irónico de todo, es que sólo sucedió esa vez, cuando de una crisis le escribí luego de distanciarnos.
Lo peor es que no la odio, puede que este molesta, pero si estoy un poco sentida por su comportamiento.
Soy explosiva porque con todo lo anterior cómo no lo sería. Soy una bomba en el tiempo que quien sea que se equivoque en cortar los cables erróneamente podría activarse y estallar. Soy inestable mentalmente y ese es un problema ¿Siquiera soy alguien?
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Editado: 15.05.2020