Hello Sadness (español)

Unquietness

Aquella clase comenzó como cualquier otra, con la presentación del profesor y con uno que otro detalle particular que hacía destacar la metodología del mismo. El problema era que para aquella chica, no resultaba ser una común y corriente. No. Ella estaba tan ensimismada en no cometer un error que no prestaba toda su atención a esta. Sus manos y pies tembloros y el leve sudor de las primeras, demostraban la ansiedad que presentaba para que la clase acabará cuanto antes. Sentía que en cualquier momento iba a desfallecer y que se convertiría en la burla de la clase.

— Saquen una hoja — el maestro pidió y los comentarios de sorpresa y acongojo no se hicieron esperar por parte de los demás estudiantes. Sin embargo, el corazón de la chica retumbaba tan rápido y tan fuerte que pensó que iba a ser escuchado en todo el salón.

«Saquenme de aquí, por favor» pensó, aunque era un poco tonto hacerlo porque ella desde un principio decidió estar allí. Entonces, ¿por qué se quejaba?

— Escriban su nombre completo y la fecha en el primer renglón — su mano, que aún no paraba de temblar, fue en busca de un lápiz dentro de su estuche color púrpura y en la hoja blanca escribió lo que se le había dicho.

Al cabo de un rato y de haber escrito otro que otro dato sobre alergias, último libro leído y película de cinearte vista, se soltó una pregunta que la dejó sumergida en un mar de dudas.

— ¿Quiénes son ustedes? Escriban mínimo siete renglones sobre ello.

Al principio lo creyó fácil, no le vio ningún problema, hasta que posó la punta del grafito en el papel y su mente quedó en blanco.

«¿Quien diablos soy?» se preguntó a sí misma. Soltó una risa baja con tono irónico y se dio cuenta que era lo suficientemente patética para no saber responder tal cosa. Veía como todos escribían y al parecer ella era la única que todavía no redactaba nada. Obviamente, no podía quedarse sin escribir algo y simplemente optó por colocar características de ella y sus gustos como: "me gusta el color rosa aunque suene un tanto "típico"" o "soy muy risueña y amo la música". Estupideces. Eso eran. Pero eran lo que más se acercaba a su propia definición.

Le hubiera gustado sincerarse y escribir todo lo que sentía en ese momento, todo ese nerviosismo y toda esa ansiedad que le impedía actuar con normalidad, pero no se lo permitiría, mucho menos cuando se trataba de la primera clase y de la primera vez que se veía con aquel profesor.

Soltó un suspiro pesado. Bueno, en realidad ya había soltado unos cuantos más atrás. En cualquier ápice, podría quedarse sin aire o empezar a hiperventilar. Y eso le generó más angustia de la que ya tenía.

— Bueno, ya es hora de recoger las hojas — el docente artículo sacándola de sus pensamientos. Cuando el hombre pasó para recibir su papel, notó que su mano aún temblaba pero lo dejó estar porque ya no había nada que hacer; simplemente, dejó ir esa hoja con opiniones vacías y vagas junto a un llamado de auxilio que nunca se hizo oír.




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