Una carta para ti
Dentro de este mundo lleno de corrupción, de mentiras y de peligros siempre va a existir una persona que te haga olvidar todas tus preocupaciones. Esa persona, que a pesar de que no siempre esté junto a ti, puede hacerte sonreír u olvidar todos lo que te destroza.
Dentro de este mundo lleno de miles de personas siempre vas a estar tú.
Tú con esa risa particular que hace mover cada fibra de mi cuerpo y que mi piel se achine los suficiente como para lograr crear un escalofrío que me recorra de cabeza a pies junto a un latido de corazón que va a mil por hora.
Tú con esa mirada tan hermosa y, en algunas ocasiones, profunda que con solo chocar mis ojos con los tuyos, provocas miles de sensaciones que ni todas las palabras de este mundo podrían llegar a explicarlo. Una mirada que, si de verdad se dirigiera a mí, me destrozaria al sentir como podrías leerme de página inicial a página final. En pocas palabras, y de alguna forma, tendrías (y la tienes) la manera de ver a través de mí como nadie más.
Tú con esa actitud burlesca que tienes para darle ese color amarillo al lienzo en blanco que representa mi vida, y que me da pie a seguir con la obra.
Y yo, que haría cualquier cosa por mantenerte con esa actitud tan brillante. Que intentaría hacerte feliz y que se preocuparía cuando no lo estés. Que estaría al pendiente de ti y cuando me necesites, estaré allí, recordándote lo mucho que te aprecio y lo maravilloso que eres; dándote mimos, acariciando tu cabello y quedarme observandote por horas porque lo vales.
Sin embargo, tú estás muy lejos de mi. Tú no me conoces. Tú no estás interesado en saber de mí y sobretodo, tú no me querrías de la forma como yo lo hago.
Mi corazón duele. Duele cada vez que veo una foto tuya, un video o una simple sonrisa. No entiendo cómo lo has logrado, pero conseguiste afectarme emocionalmente de una forma que nunca llegue a pensar. Porque te quiero, en serio te quiero pero así como muchas te lo dicen, muchas veces tendrás que ignorar esos mensajes que se convierten en spam cada día de tu vida.
Aunque sea doloroso, soy realista en este ámbito. Y por más que quiera recalcarte por cielo, mar y tierra mis sentimientos por ti y todo lo bueno y asombroso que eres, no llegarán y nunca serán leídos. Ni porque los haga públicos ni por hacerlo en mi idioma o en tu idioma nativo.
A pesar de todo esto, quiero que sepas (y que no lo harás pero llevo mucho tiempo queriendo escribirte mis sentimientos en "una hoja de papel") que eres el pilar de mi vida junto a los demás, pero tú logras alcanzar aquello que ni yo misma puedo.
Sabes… Si te contara sobre mi pensaras (o bueno eso asumo) que nos parecemos en unos cuantos rasgos de personalidad y que sin importar si en ocasiones soy callada puedo ser una buena compañía, pero si luego te contará sobre quien realmente soy y por lo que pasa por mi cabeza, estarías muy decepcionado. Y aunque yo no quiera eso, posiblemente lo estés.
Soy una persona inestable, o esa es mi forma de verme, y me frustró y estreso a veces por las cosas más insignificantes. Soy inestable porque si tu puedes decir que "eres el único al que deberías amar" y que se comprende por "amor propio", déjame decirte que yo carezco de todo ello. Odio todo de mi persona. Odio mis manos, mis pies, mi rostro, mis brazos y piernas gordas, y mi peso del cual aún no me hace sentir satisfecha del todo; odio mi voz, odio mi risa. Me odio y me doy asco. Me siento totalmente repugnante hacia los ojos de cualquier persona y aunque parezca tonto, siento que si nos conocemos algún día tu pensamiento sobre mí no se alejaría de eso. Pero lo anterior sólo está en lo físico, ¿qué hay de mi desprecio por mi forma de ser, de mi poca inteligencia para cualquier cosa (porque ni para comprender una simple conversación puedo) o de mi capacidad para procesarlas?, ¿qué hay de mi falta de autoestima y de decirme cada día de mi vida lo inservible que soy? Y finalmente, ¿que hay con las ganas de matarme cada día o de pensar maneras de hacerlo exitosamente?
Quizá fue la falta de afecto, quizá fueron los golpes y las palabras punzantes de familia y amigos, quizá fue lo que hizo él y como se aprovecho de mi inocencia, o quizá fue simplemente la salida de mi burbuja en quinto grado cuando descubrí la verdad. Sinceramente, yo ya no lo sé.
Últimamente, he temido o no por lo que yo podría llegar a hacer, si voy y me deshago de mi misma o si me quedó para no joder a nadie y evitar generar más inconvenientes a los demás. No obstante, a veces llegaba un momento en el que por ella entrabas (y sigues haciéndolo) y las cosas cambiaban. Me sentía aliviada y quiero agradecertelo.
Has escrito una canción, una que aunque se que es dedicada a un colectivo, yo la siento completamente mía. No es ser egoísta o egocéntrica con ello. No. La cuestión es que has logrado salvarme de hacer una estupidez (por ahora) con tus dulces palabras y recordándome lo valiosa que soy. En ella, te denominas como una luna, una luna que está observando a su tierra:
«Eres mi Tierra y para ti sólo soy una luna. Tu pequeña estrella que ilumina tu corazón, eres mi Tierra y todo lo que veo eres tú. Sólo te estoy mirando, justo así…»
¿Cómo es posible que unos versos me afecten de tal manera que cada vez que la escucho, tengo que ignorar el nudo de mi garganta y las ganas imperiosas de llorar. Tus palabras hacen que me de cuenta de lo mucho que me quieres (así no sea lo mismo que yo espero), y las ganas de saber que estaré ahí para ti, que nunca te dejaré. Y por ahora, no lo haré, porque me has dado razones para no hacerlo aún.
«En lugar de decir algo. En lugar de agradecerte. Me quedaré a tu lado, en la noche oscura. Protegeré ese lugar a tu lado más brillantemente…»
No diré tu nombre y tampoco lo escribiré aquí (aunque lo amo demasiado). Tú sola existencia ha hecho tanto en mi que resumirlo a una sola palabra, carecería de valor. Muchos podrán compartir tu nombre pero muy pocos lograrán lo que tu has hecho. Tú, mi luna, me has hecho comprender que debo hacer un mayor esfuerzo por quererme, por avanzar y por no quedarme al fondo de la botella.
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Editado: 15.05.2020