La mañana siguiente nos volvieron a despertar con la infernal bocina del día anterior. Solo la había oído dos días, pero definitivamente ya la odiaba. Me levanté con más ganas que el día anterior. Había logrado descansar bastante mejor que la otra noche y tenía más energía. Fui la primera de la habitación en salir al baño y por eso cuando llegué no había nadie todavía.
Me tomé mi tiempo en el retrete e incluso me hice dos trenzas de raíz antes de que llegara Hazelle con Laura y Olivia y Will detrás. Dejé que se tomaran su tiempo esperando sentada en uno de los bancos para dejar las toallas. Después, nos dirigimos a la habitación para dejar las cosas y al comedor para el desayuno.
Había para comer exactamente lo mismo que el día anterior así que cogí un par de tostadas con mantequilla y leche con cacao y y fui a la mesa. Allí, empezamos a hablar del orden del día.
-Vosotros no sabéis esto porque vinisteis hace poco, pero solemos hacer aerobic casi todos los días- nos comentó Olivia a Will, Laura y a mí-. Es obligatorio para los que tienen alguna actuación en la que deben bailar, así aprendemos a controlar nuestra respiración mientras nos mantienen un poco en forma.
Sentí que toda la energía con la que me había levantado se esfumaba de golpe, y por las caras que pusieron mis compañeros, a ellos tampoco les apetecía demasiado. Al menos no era la única a la que le daba una pereza terrible ponerse a hacer aerobic a estas horas.
-No es difícil seguir los pasos, son muy repetitivos y casi todos iguales. Lo único malo es que acabamos todos reventados y con agujetas. Los que llevan más tiempo suelen cantar la letra de las canciones para practicar aún más la respiración y no ahogarse tanto en las actuaciones, pero te aseguro que los primeros días no tendréis aire para hacer eso. Yo parezco un perro asfixiado cuando lo intento- explicó Hazelle riéndose.
-¿Y eso se supone que lo tendremos que hacer todos los días?- preguntó Will con mala cara, sabía lo poco que le gustaba bailar.
-Menos los fines de semana y la última semana, que mayormente ensayamos en La Bóveda. Al final se hace hasta divertido, en serio. No es para tanto. Nos reiremos un rato- contestó Olivia de nuevo.
A Will no pareció convencerle la respuesta, pero no dijo una palabra más en todo el desayuno. Terminamos de comer en silencio y tras dejar las bandejas y pasar por el baño para lavarnos los dientes fuimos a la sala del horario, donde efectivamente ponía que teníamos aerobic antes de los ensayos y nos dirigía a una sala en la que no había estado todavía. Caminamos todos hasta allí a pesar de que Olivia no estaba obligada a venir ya que no bailaba en ninguna de sus actuaciones, y fuimos los primeros en entrar a una habitación rodeada de espejos y tan grande como el comedor. Tenía un equipo de música un poco más grande que los de las otras salas y un montón de botellas de agua con toallas dobladas en una esquina. Fuimos a sentarnos al lado de las botellas hasta que empezó a llegar gente.
Según lo que me explicó Hazelle en ese tiempo, a este aerobic solo venían los de camiseta blanca y negra, ya que los de la camiseta gris (los bailarines) tenían una clase diferente a nosotros, adaptada a su cometido. Evidentemente, a nosotros tampoco nos podían pedir bailar como profesionales, al igual que a ellos no les hacían cantar como nosotros.
Un poco después entraron Tanya, Christian, Harshaw, Angel y un chico que debía ser el alemán Leander y una chica que debía ser la serbia Nevena. Después apareció un grupo de algunos a los que no conocía de nada, ya que no había coincidido con ellos en ninguna actuación ni me habían hablado de ellos. Los últimos en llegar fueron el chico canadiense Léo con Gianluca detrás.
Por otra puerta apareció un hombre con ropa de deporte, que imaginé que sería el profesor de aerobic. Parecía un poco más mayor que la mayoría de los que estábamos aquí, pero seguía siendo muy joven. Llevaba en la mano una memoria USB en la que estaría la música que íbamos a bailar hoy.
Después de saludar y poner la primera canción comenzamos la clase. Tenía una música bastante dulce y era lenta, la utilizamos para estirar y desentumedecer los músculos. Cómo me habían avisado, los profesionales cantaban la letra desconocida para mí, aunque sólo se oyó la voz algo ronca de Christian. Se turnaban cada día para cantar la canción del estiramiento una persona diferente, me dijo Hazelle por lo bajo.
En cuanto acabó, el profesor dio un par de saltos en el sitio para acabar de desperezarse y sonó la siguiente canción con un volumen bastante más alto que la anterior. Empezaba con una especie de solo de trompetas y en cuanto los profesionales comenzaron a cantar el profesor inició el baile. Como habían dicho en el desayuno, los movimientos no eran difíciles. Nos movíamos de izquierda a derecha mientras seguíamos al profesor para los movimientos de brazos. También tenían razón en el hecho de que a mitad de canción ya se me cansaban los brazos de estar haciendo aspavientos todo el rato. Aunque hubiera querido cantar a la vez que bailaba, no me sabía la letra de la canción, a pesar de que era en inglés. Además, tenía que estar pendiente de los movimientos de brazos, que cambiaban en cada tramo de la canción.
Al terminar la canción bajé por fin los brazos, cansada, pero al momento empezó la siguiente. Todavía no tenía la respiración acelerada, pero no me habría venido mal un descansito. Eché una mirada a Will, que tenía peor cara que yo y seguí la coreografía rápidamente después de sonreirle.
La siguiente canción tenía un ritmo muy diferente a la anterior. Si no me equivocaba, el estilo se llamaba reggaeton, y estaba en español. Los que ya conocían el baile hacían movimientos algo más sensuales, aunque como yo no entendía la letra tampoco sabía por qué lo hacían. La verdad es que no estaba mal ese estilo, aunque pasaría demasiado tiempo antes de que pudiera aprender a cantar la letra en ese idioma, como había comprobado en la clase de ayer con Tanya.