Henry

IV.

Su abuela acabó de consolarla le dio unos calmantes que le ayudaron a dormir de nuevo. Está no era la primera noche que Sofía la pasaría así.

Al día siguiente su abuela le prometió que buscaría el muñeco, pero lastimosamente esa promesa no la pudo cumplir, en la tarde la abuela tuvo que salir y no pudo ayudar a Sofía, tendría que esperar por lo menos a mañana que ella estuviera desocupada.

La abuela regresó muy tarde y cuando llegó preparó un delicioso chocolate para Sofía y Raúl, y mientras lo bebía Sofía vio una pequeña luz atravesar la ventana de la cocina. Era la enorme Luna.

Cuando llegó la hora de irse a dormir Sofía rezó para no ver a Henry en sus sueños pero esto no funcionó. Sofía fue acosada de nuevo.

-¡No! ¡Nooo! -Gritó la niña entre el sueño y la realidad. Henry estaba encima de ella ahorcándola y diciéndole cosas ininteligibles, hablaba como en otro idioma. su abuela se levantó e intentó despertarla sacudiéndola con cuidado pero fuertemente.

Cuando Sofía despertó se sujetó el cuello a sí misma, sudaba por montones estaba roja y se veía exhausta, sus ojos estaban brotados y su pecho se inflaba como si se fuera a ahogar. La pequeña se agarró de la abuela y lloró toda la noche, no se desprendió ni un solo segundo, su abuela no apagó nunca la luz pero sin embargo Sofía esa noche no pudo volver a dormir.

Sofía tenía miedo de que Henry volviera, pero también tenía miedo de nunca volverlo a ver.



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En el texto hay: miedo, suspenso, pesadillas

Editado: 03.05.2020

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