—Pero Helios pue...—.
—¡He dicho que no! — Helios gritó sacándome un respingo. Se encorvó apretando los dientes con dolor ante su brusca reacción.
—Detente— musité —Vas a lastimarte— acaricié su mejilla.
—Voy a llevarte con Hiperión— dijo Zeus.
—¿Qué? — volteé a verle y Helios rio.
—¿Después que has amenazado con matarme ahora quieres salvarme? — rio irónico —Jamás aceptaría tu maldita ayuda— Zeus se acercó amenazante.
—Basta— me puse de pie interponiéndome entre ambos.
—No lo hago por ti maldito imbécil— cada palabra que Zeus decía colisionaba con furia contra sus dientes — Voy a hacerlo por los malditos mundos de los cuales soy responsable ¿acaso no lo entiendes? ¡Si tú mueres todo se va a la mierda! — gritó.
—¿Y qué más da? — Helios igualó su tono —Todo terminara yéndose a la mierda esté o no esté ¡nada importa ya! — se puso de pie tambaleándose quise sostenerle, pero me empujó con enojo haciéndome trastabillar.
—¿Estas bien? — Apolo me alejó de ellos más yo solo asentí. Mis ojos ardieron. Su rechazo y sus palabras me habían hecho daño. Pero dolía mucho más el saber que todo esto era mi culpa, y que yo le había arrastrado hasta su condena.
—Ríndete de una maldita vez— Helios masculló a unos pasos de Zeus —Nada de lo que hagas va a terminar con esto—.
—¡A la mierda con todos! — Zeus gritó con furia desapareciendo en un pestañeo.
Helios cayó de rodillas al suelo sosteniendo su pecho, el vendaje se fue empapando poco a poco con su sangre. Apolo corrió hacia él y le ayudó a ponerse de pie para sentarle nuevamente sobre la cama.
—Helios— musité acercándome a él —Si hay algo que...— antes que mi mano acariciara su mejilla él ladeó su rostro evitando mi tacto «Él te odia» dijo la vocecilla de mi conciencia «Ya se ha convencido que todo lo que le ha sucedido ha sido por tu culpa» —A-Apolo— traté de buscar mi voz —¿V-va a estar bien? — él asintió —Bien— musité en un hilo de voz. Salí a paso veloz de la habitación en búsqueda de Zeus, necesitaba respuestas o iba a volverme loca.
—Hera ¿estás bien? — me encontré con Poseidón sobre el diván.
—¿Dónde está Zeus? — pregunté temblorosa.
—Estaba afuera— respondió frunciendo el entrecejo —¿Sucede algo? — no respondí palabra alguna, di la vuelta sobre mis pasos yendo hacia la puerta. Caminé por la arena hasta que vi su rayo brillar cerca de la orilla del mar y a él de espaldas a mí.
—¿Qué mierda está sucediendo? — le rodeé cabreada para verle al rostro—¿De qué hablaba Apolo? ¿Por qué le vas a llevar con su padre? — sus ojos coléricos me causaron escalofríos mas no callé —¿Mi madre puede ayudarle con su sangre porque carajos no lo han intentado? — grité.
—Piérdete— masculló a lo que abrí los ojos ofendida —No te importa—.
—¡No vuelvas a hablarme así! — grité colérica y un rayo estalló en el cielo—Te exijo que me lo digas— dije entre dientes.
—¡Deja de fastidiar! — gritó y mi mano se estrelló contra su mejilla. En un pestañeo tomó mi cuello arrojándome de espaldas en la arena aun con su mano ahorcándome. Arañé sus muñecas y él ladeó una sonrisa.
—Suéltame— sollocé furiosa.
—Como ya es costumbre si te lo digo, estúpidamente correrás hacia el peligro— acercó su rostro a centímetros del mío —No permitiré que te arriesgues por ese maldito imbécil— soltó su agarre.
—Todo lo que le ha sucedido ha sido por mi culpa— susurré detallando su rostro —Cuando he ido a buscar a Poseidón, iba a ser asesinado por él, en el Olimpo cuando te he protegido a ti él no dudó en hacerlo conmigo— sollocé. Zeus endureció sus facciones —Ahora va a morir ¿y sabes por qué? Si, por haberme salvado otra vez— cerré los ojos. Zeus se alejó de mi poniéndose de pie.
—Esta envenenado— dijo sin verme.
—¿Qué? — me puse de pie buscando su mirada.
—La espada de Gea estaba envenenada, ella quería asesinarte a ti— llevé mis manos hacia mi boca —Pero tu solecito le recibió por ti al interponerse— tensó la mandíbula —Hemos intentado con la sangre de tu madre, pero no funcionó—.
—A-Apolo sa-sabe que hacer ¿no? — tartamudeé —Tiene que haber algo más— sollocé.
—Sí, tiene la cura— ladeó su rostro —Pero el cuerpo humano de Helios no la resistiría. En vez de ser su salvación seria su perdición—.
—Oh gran Zeus necesito de tu grandeza— la burlona voz de Helios se escuchó a unos pasos de nosotros. Volteamos hacia atrás viendo a Helios el cual se recargaba en Apolo para mantenerse de pie —Me rindo a tus pies por favor salva mi asquerosa vida— fruncí él entrecejo ante su actitud.
—Eso me interesa— Zeus se cruzó de brazos —Tus adulaciones me alimentan, sigue—
—¡Basta, necesito saber de una maldita vez que carajo está sucediendo! — grité y mis manos irradiaron sacándome un respingo —Mis atributos— susurré moviendo mis dedos los cuales volvieron a irradiar, Gea me los había devuelto, pero ¿por qué? ¿Qué fue lo que paso esa noche? Lo único que recuerdo es a Helios ser atravesado por la espada.
—Ahora que lo recuerdo ¿qué fue lo que Gea te dijo antes de que te dejara inconsciente— Zeus preguntó.
—No lo sé, no puedo recordarlo— negué pensativa —Solo veo en mi mente el momento en que ella apuñaló a Helios— volteé hacia él. Una bofetada universal me azotó —¡Eso es! — dije —Zeus entrega mis atributos a Helios—.
—¿Qué? — dijeron los tres al unísono.
—Zeus puedes dárselos ¿no? — mascullé —Eso le mantendrá con vida— volteé hacía él —Haría lo que fuera para que dejes de odiarme— Helios frunció el entrecejo, se alejó torpemente de Apolo caminando hacia mí a lo que yo le alcancé para que no cayera.
—¿Quién te ha dicho que te odio? — tomó mis hombros —¿Aún no te queda en claro que jamás te culparía por todo lo que ha sucedido? Hera entiéndelo, lo que ha pasado no tiene nada que ver contigo y si lo he hecho es porque me importas— Zeus rio sarcástico —Lamento mucho lo que ha sucedido allá adentro— suspiró con cansancio —No quise hacerte creer que te odio o estoy culpándote de algo—negó — Es solo que la situación de los mundos me está sobrepasando— acarició mi mejilla.