Hera: La caída del sol y el rayo

No puede ser cierto

—Mamá— escuché murmurar a ¿Ares? —No mueras maldita sea ¡no lo hagas! —pude sentir el calor que me proporcionaba al estar entre sus brazos. Mi mentón estaba acomodado en su hombro más no podía moverme, era como si mi cuerpo no me perteneciese. Y para nuestra mala suerte una terrible tormenta estaba desatándose furiosamente, podía sentirlo no era Zeus esto indudablemente era obra de «Caos»

—A-Ares— musité rogándole a los dioses que pudiese escucharme en medio de tanto ruido, mi garganta estaba secándose volviéndose casi imposible que un sonido entendible saliese de mi boca. Estruendosos rayos se escucharon cortar el viento. Ares me sujetó mucho más fuerte contra él justo en el momento que una honda de energía nos hizo rodar por el suelo y aunque en este momento pareciese estar de más yo no podía sacarme de la cabeza el nombre de Aria.

—¡Mamá por favor resiste! — Ares gritó cubriéndome con su cuerpo. Ladeé mi rostro observando difusamente a Caos caminar entre la oscuridad, sus ojos estaban completamente negros y una clase de humo negro salía por su nariz y su boca ¿era parte de su verdadero cuerpo no?

—Vete— murmuré.

—No lo haré— dijo Ares y yo negué. Llevé la palma de mi mano hacía su pecho usando la última fuerza que me quedaba enviándole lejos en un pasaje. Mi cuerpo se desplomó, enterrando el rostro en el pasto sin fuerza alguna para moverme, toda mi energía había sido drenada.

—Aria— escuché decir.

—¿Caos? — musité con la voz pesada.

—Mi amor— su cuerpo se materializó cayendo de rodillas a mi lado —Mi amada Aria— me tomó por los hombros girándome con cuidado. Tomó mi mano y depositó un beso en el dorso de esta. 

—He-Hera— pude murmurar —So-soy Hera—.

—No...— se acercó susurrando sobre mis labios —No lo eres— me besó. Algo bajó por mi garganta provocándome dolor, quise gritar más nada sucedió, hasta que un fuerte golpe me quitó a Caos de encima. Me senté de golpe tosiendo como loca, tomé mi garganta entre mis manos mientras buscaba oxigeno con desesperación ¡estaba ahogándome!

—¡Mamá! — Ares gritó llegando hacia mí, más una silueta demasiado conocida salió disparada sobre él mandándole a suelo.

—Zeus, Ares— musité arrastrándome hacia ellos, observando como por la frente de Zeus un pequeño hilo de sangre chorreaba.

—¿Estas bien? — dijo levantándose con prisa. Examiné mi herida y esta se había cerrado. Fruncí mi entrecejo tocando con mis dedos donde debería de estar más todo estaba bien, acaso ¿Caos tendría algo que ver?

—Estoy bien— musité confundida.

—¡Voy a matarte! — escuchamos gritar a Caos frente a nosotros.

—Ares llévate a tu madre— Zeus ordenó.

—¡No! — dije poniéndome de pie en frente de ambos —Algo sucede con él— tragué saliva.

—Es más que obvio que algo le sucede— dijo Zeus entre dientes mientras su energía comenzaba a incinerar sus ojos.

—No, alto— le encaré —No le lastimes, creo que puedo solucionarlo— me di la media vuelta yendo hacia Caos.

—Hera detente— Zeus cogió mi brazo mientras Caos seguía acercándose enfurecido.

—Mi amor confía en mí— alejé su mano despacio —Voy a estar bien— él suspiró dejando escapar un bufido rabioso dando un paso hacia atrás.

—¡Papá que carajos haces! — escuché gritar a Ares —¡No la dejes ir! — caminé despacio y Caos se detuvo. Me acerqué fingiendo valor más al tenerle de forma imponente a unos pasos de mí hizo que mis piernas comenzasen a temblar.

—Caos— susurré.

—Aria, volviste— insistió y yo negué acortando distancias.

—Caos soy Hera— llevé mi mano hacía su mejilla dudando por un momento si tocarle era lo correcto más así lo hice —No soy Aria— él frunció el entrecejo y nuestro alrededor comenzó a temblar, pequeñas rocas parecían levantarse del suelo como si estas levitasen.

—¡Hera esto no está funcionando! — escuché gritar a Zeus.

—Por favor regresa— suspiré acariciando su mejilla —Para con todo esto— llevó su mano hasta su cabeza al parecer algo estaba haciéndole sufrir. Un quejido salió de su boca encorvándose con dolor, le tomé por la cintura al verle tambalear y él me abrazó.

—No te vayas, no lo hagas otra vez, prometo cuidarles— musitó dejando todo su peso en mi haciéndome caer con él —No vuelvas a dejarme, voy a amarles— las ráfagas de viento y oscuridad se desvanecieron como si nada jamás hubiese sucedido, las linternas estaban encendidas y el fuego que las explosiones habían provocado estaba ahí intacto.

—¿Caos? — le meneé más no se movía —Oh no...— dije con preocupación. Zeus se acercó quitándomelo de encima para recostarle en el suelo.

—¿Él está...—.

—Esta inconsciente— Zeus interrumpió a Ares y yo suspiré con alivió.

—¿Qué carajos ha sido todo eso? — Ares negó confundido.

—La mujer— volteé a verles —¿Dónde está? ¿Quién era? — me puse de pie —¿Mi amor estas bien? — quise tocar la mejilla de Ares, pero este dio un paso hacia atrás evitando mi contacto. Mi corazón se hizo pedazos

—Creo que Caos le ha matado— dijo sin más.

—No— Zeus respondió rápidamente —No está muerta, he podido detenerle a tiempo— dijo —Le he dejado inconsciente para que no causara más problemas— mordí mi labio —¿Pero porque Caos repetía el nombre de Aria? — tragué saliva.

—A sido a mí a quien ha llamado con ese nombre— dije ganándome su atención.

—Entiendo que después que esa loca te hiriese él causo todo este desastre— Ares habló observando los árboles derribados a nuestro alrededor —¿Acaso te ha confundido con alguien? — me encogí de hombros negando.

—Vayamos adentro— dijo Zeus poniéndose de pie —Que Apolo te vea para asegurarnos que todo está bien— acarició mi vientre y una pequeña descarga le recorrió causándome cosquilleó —Ahí está otra vez— murmuró confundido.

—Llevaré a Caos adentro— dijo Ares levantándole sin esfuerzo.

—Ar...— quise decir más nos dio la espalda yéndose, volteé hacía Zeus y mis lágrimas corrieron con libertad por mis mejillas a lo que me haló hacía él abrazándome.



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En el texto hay: trianglo amoroso, drama, amor

Editado: 15.12.2020

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