—¿Q-qué haces aquí? — balbuceé. Cronos ladeó una sonrisa. Me puse de pie temblando al ver como Helios y Hades se hallaban completamente inconscientes, uno a cada lado de sus pies.
—Voy a llevarlos con los olímpicos— abrí los ojos con sorpresa «Es una trampa» pensé «¿Oh por los dioses que he hecho?».
—Cronos por favor— dije en un hilo de voz —No lo hagas— tragué saliva. El escozor en las heridas de mis brazos provocadas por los escombros estaba preocupándome, ¿por qué no estaban sanando completamente?
—¿Así me agradeces? — ladeó una sonrisa. En un parpadeo un estrepitoso pasaje bajó azotándonos con fuerza provocando que mi grito hiciera eco por todo el lugar —Abre los ojos— le escuché a mi lado. Di un paso atrás observando las afueras de la mansión donde todos se encontraban.
—¿Pe-pero como s-sabes que están aquí? — mascullé viéndole andar en dirección a la mansión —Cronos no, espera— corrí tras de él. Llevaba a Hades y Helios sujetados de una pierna arrastrándoles por el lugar. Me atravesé en su camino deteniéndole —¿Qué carajos crees que haces? — mi pecho hiperventiló —¡No puedes solo aparecer así delante de todos! — grité —¡Van a matarte! — jadeé con falta de aire —¡Además que mierda está sucediendo! ¿Qué maldito plan ha hecho ahora tu madre? — llevé mi mano hasta mi boca negando.
—Nada de esto tiene que ver con Gea— me vio sin ninguna expresión en su rostro —Lo he hecho porque he querido— negó tensando su mandíbula —Mi amor, no iba a permitir que te lastimasen más— soltó las piernas de los chicos para acunar mi rostro entre sus manos —Supe lo que sucedió con Atlas— tragué saliva —¿Por qué no me lo dijiste? — sus ojos se oscurecieron.
—¿Qué iba a cambiar con que te lo dijera? — sollocé —La sed de poder te estaba consumiendo ¡ni siquiera te hubiera importado! — grité alejando sus manos —¡Muchas veces te rogué con que acabaras con la guerra y vinieras conmigo! ¡Te amaba! — seguí gritando —Estaba dispuesta a abandonar todo porque fuéramos juntos a casa y no iniciaras la guerra— restregué mi rostro —¡Pero tú me hiciste más daño de los que allá dentro se encuentran! — apunté hacia la mansión. Cronos haló mi muñeca atrayéndome hacia él en un abrazo.
—Sé que es imposible que enmiende todo lo que hice— acarició mi cabello —Pero ya no quiero seguir con esto— quise separarme, pero se aferró más a mí —Voy a entregarme— detuve mi forcejeó —Solo les he traído a casa— negué.
—¿Cuál es el maldito truco? — pregunté separándome de él.
—Esta vez no hay ningún truco mi amor— tomó mi mano extendiéndole para luego llevarle hasta su corazón donde le sentí palpitar con tranquilidad —Solo estoy cansado— le vi fijamente —Le pediré a Zeus que me escarmiente con el fuego olímpico— abrí los ojos con asombro —Estoy harto del tártaro y de la culpa— negué. Se inclinó depositando un beso en mi frente. Tomó una vez más las piernas de los chicos arrastrándoles. Caminé en silencio a su lado hasta que llegamos a la entrada. Al parecer nadie se había enterado de nuestra presencia.
Tragué saliva justo en el momento que cruzamos la entrada, los pasillos estaban iluminados hasta que escuchamos voces en el salón principal y anduvimos hasta ahí. Mi corazón se agitó con sobresalto cuando Cronos extendió su mano para empujar la puerta «Le pediré a Zeus que me escarmiente con el fuego olímpico» tomé su mano antes que la puerta se abriera. Él volteó a verme.
—Estoy embarazada— solté sin razón. Sus labios se entreabrieron, pero su mirada se suavizó y una pequeña sonrisa se dibujó en su boca.
—Estoy orgulloso de ti mi pequeña niña— puso un mechón de cabello detrás de mi oreja —Ahora tienes la familia que siempre soñaste— mis lágrimas escaparon con libertad —Te convertiste en una preciosa y fuerte reina— limpió la comisura de mi ojo —Esto acabará pronto lo prometo— besó la punta de mi nariz justo como lo hacía cuando era una niña —Es hora— ladeó una sonrisa.
Abrió la puerta de par en par, vimos a Zeus en el centro del gran salón, a Ares y Hebe junto a mi padre y Poseidón. Todo sucedió en un pestañeo, un rayo impactó el pecho de Cronos lanzándole hacía afuera.
—¡No! — grité corriendo hacia afuera —Cronos— mascullé apartando los escombros sobre él —Oh por los dioses— mascullé limpiando su rostro con mis temblorosas manos.
—¡Aléjate de él! — Zeus gritó —¿Acaso te has vuelto loca? — extendió su mano mandando un pasaje directo hacía mi para segundos después aparecer a su lado —¿Qué mierda crees que haces? — cadenas gruesas se enrollaron en Cronos el cual gritó con dolor por la presión.
—Ze-Zeus— Tartamudeé el peso de la situación había caído al fin sobre mis hombros ¿qué es lo que había pasado? ¿Todo esto en verdad está sucediendo? —¿Es solo un sueño cierto? — musité tambaleándome a lo que Zeus me tomó de la cintura, una fuerte punzada azotó mi vientre haciéndome curvar.
—¿Qué has hecho? — musitó preocupado. Mi alrededor comenzó a girar hasta que todo se desvaneció.
—Ha sido demasiado para ella— ¿Apolo?
—No puedo entenderlo— escuché a Zeus suspirar —Se supone que nada podía dañarle, pero mira las heridas en sus brazos, ni siquiera se han curado ¿qué es lo que sucede? —.
—No tengo ni la menor idea— Apolo murmuró —Es como si algo estuviese captando toda su energía, tu hijo es imposible que lo haga por si solo—.
—Mi bebé— mascullé.
—Hera— sentí la fría mano de Zeus acariciar mi mejilla, traté de abrir los ojos, pero fue imposible, me sentía demasiado débil como para hacerlo.
—Mi bebé— volví a repetir.
—No te preocupes están bien amor mío— suspiré aliviada —Todos están bien, Hades y Helios aún siguen inconscientes—.
—Estarán bien...— dije —La salvación de los malditos está en tu sangre dales de beber...— la oscuridad se hizo una vez más.
«¡Mamá!» escuché a Ares gritar «¡Te amo!» me senté de golpe con la respiración acelerada, no podía parar de jadear y mi piel ardía ¿qué estaba sucediendo? ¿Acaso iba a prenderme en fuego? Acaricié mi vientre sintiendo una extraña presión en él.