Capítulo 6. Introducción al FOLD.
Tal cual como el coronel Toriello lo dijo, Tom amaneció con un horrible dolor muscular. Jamás había sentido algo así y tareas básicas como bañarse o sentarse le eran un martirio. A pesar de que un médico en turno lo evaluó y le dio un fuerte analgésico los músculos le dolían al mínimo esfuerzo.
—Esto demuestra que jamás has hecho ejercicio.
Luis se quedó con Tom quien se retrasó por el dolor.
—Gracias por esperarme, creo que ya puedo ir al comedor.
—Necesitas comer así que intentemos apurarnos. ¿Quieres correr? ¿Una carrera al comedor?
—¡Luis! —exclamó Tom con un largo gemido.
—Bien, ¿y si te consigo una silla de ruedas?
—¿Se puede?
—¡Claro que no! Serás un oficial, tendrás que superar esto. Tranquilo, te aseguro que para mañana… ¡te súper dolerá más!
—¡Luis! —gritó Tom de nuevo con un aún más largo gemido. Los chicos llegaron al comedor y se sentaron con el resto del pelotón.
—¿Te sientes mejor? —preguntó Fanny con preocupación a Tom.
—No… —gimió Tom—. Pero espero pronto.
—Yo también estoy adolorida, estamos iguales —dijo Fanny sonriéndole a Tom—. Parece que tú y yo somos los únicos con dolor. —Fanny sacó la lengua culposa.
Tom le sonrió a su compañera quien, al igual que Luis lo trataba como a un igual.
—No le digas mentiras, no es bueno alimentar ese tipo de cosas —advirtió Ben a Fanny.
—No lo son —reclamó Fanny—. Algunos de los que estamos aquí somos personas normales, como Tom y yo.
¿Normal?, se preguntó Tom, aunque entendía de que hablaba Fanny. Pero, le era bastante claro que ella no era nada como él. Fanny pertenecía a esa raza de brillantes creaturas que tenía como compañeros. Le agradaba mucho la sinfonía del rostro de su compañera, tanto que pensaba en que lápices y tonos usaría si la dibujara. Eso sí, el cabello negro lacio de Fanny sería un reto para plasmar y hacerle honor.
—Si a eso le llamas normal —dijo una voz que se acercaba al pelotón.
—¡Lucas! —exclamó Luis al levantar la vista y ver al cadete sentarse con ellos.
—Hola, Luis, Halcones Dorados, hoy desayunaré con ustedes —anunció el dragón, los halcones lo contemplaron algo extrañados—. La verdad, estoy aquí porque me llamó la atención el rumor de ese cadete A que la hizo fatal en los físicos, supuse que se trataba de Fields.
—¡Oh! Basta con eso —objetó Luis—. ¿No has considerado que quizás Tom tiene una habilidad oculta con FOLD o algo así?
—Quizás tienes razón, te daré el beneficio de la duda. —Lucas sonrió malicioso y tomó un gran sorbo de jugo de naranja—. Aunque ya sé que Fields está debajo del cinco. Ya veremos porque les tengo una buena noticia: la clase de FOLD será con dos pelotones, es decir, los Halcones Dorados y los Dragones Rojos estaremos juntos. ¿No es genial?
Tom procuró ignorar a Lucas y tomó su desayuno en silencio intercambiando una que otra palabra con Luis. Mientras el tiempo pasaba y su primera clase de FOLD se aproximaba, Tom se ponía más y más nervioso; sobre todo por el hecho que compartirían la clase con los Dragones Rojos.
Después de la comida, la capitana Will esperaba solitaria en la entrada de la Academia.
—¿Dónde se habrá metido ese tonto? —se preguntaba a la vez que golpeaba las escaleras con el tacón—. ¡Siempre hace esto! —gritó exasperada.
—¿Quién? —escuchó Miranda que le preguntaron.
—¡Julio! —exclamó Miranda al ver a la persona que esperaba—. Pues tú, tonto. ¿Cómo es posible que me tengas aquí esperándote como idiota tanto tiempo? Sé más considerado, me ofrecí a ser tu guía personal. ¡Yo! Miranda Will, la nieta del Gran Mariscal Will…
—Y la favorita del teniente general Will. Lo tengo claro, capitana Will —dijo Julio remarcando “Will” —. Le pido una monumental disculpa por la tardanza de este humilde servidor suyo.
—Bien, disculpa aceptada. —Miranda le sonrió y lo tomó con fuerza del brazo—. Venga conmigo, doctor Locusto.
Miranda y Julio entraron, la capitana le explicaba cuanta cosa veían. Los salones, áreas de convivencia, bibliotecas, oficinas; nada se le escapó. Julio no dudaba en preguntar a su guía, la visita le emocionaba. Julio era en especial disonante con el ambiente de la Academia, todos en uniforme y él en pantalones de mezclilla, tenis y una camisa tipo polo que seguro pensó sería lo suficiente formal para la visita. Después del recorrido, llegaron a la oficina de la capitana.
—¿Verdad que es genial? —le preguntó Miranda a Julio.
—Bastante. Ideal para atender a la joven élite de Terrenal.
—Exacto. —Miranda le ofreció un refresco a Julio y ambos se sentaron a descansar—. Tuvimos suerte, aún estamos a tiempo para que llegues a la primera prueba. A todo esto, ¿por qué se te hizo tarde?
—Unas cosas en el laboratorio me tomaron más tiempo del qué pensé.
Miranda contempló a Julio inquisidora.
—Tienes ojeras… ¡te atrapé! Noche de ciencia ficción entre semana, ¿no? Te desvelaste y llegaste tarde, ¡seguro!
—Algo así y fue mini-noche de ciencia ficción, sólo fue la trilogía de Blade.
—¿No te cansas de esas películas?
—Jamás lo haré —declaró Julio—. Siempre me ha parecido curioso, ya pasamos incluso la fecha de la tercera película y todavía no tenemos replicantes. Supongo que lo más parecido son los total folders y por ende los Eones. Aunque ellos no son androides biomecánicos, yo diría que son más bien como…
Miranda se quedó seria y bajó un poco el rostro, Julio calló al notarlo.
—Perdón, a veces no me contengo.
—No, no es eso. —Miranda negó y le sonrió a Julio—. Es que, ¡no sé que es un replicante!
—Eso se arregla, te invito a la próxima mini-noche de Blade.
—Me sacrificaré. Oye, y ya que trajiste el tema. En realidad, siempre he tenido mil preguntas que hacerte, pero no era capaz, a pesar de los años seguía doliendo. Ahora, gracias a ustedes, tengo esperanza y ya me siento fuerte. ¿Puedo hacerlas ahora?
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Editado: 07.11.2024