Herederos: El PrÍncipe De Hielo

II

Camino en círculos en la habitación, esto no esta yendo como esperaba, pensaba tener algún plan para este momento, pero es más de medio día y nada. No tengo absolutamente nada.

Es imposible llegar al otro lado del castillo, me quedo claro la noche anterior cuando fui escoltado por uno de los guardias hasta mis aposentos. Esto apesta.

Si a esto le sumo que soñé con esos hermosos ojos violetas, que eran capaces de verme hasta el alma, ¡ojo! no me estoy quejando, solo no quería salir de la cama esta mañana.

No tengo una razón válida para que esta boda, no se lleve a cabo esta boda, me volveré loco.

Me acerco a la ventana. Veo en jardín como todos están ocupados para la recepción que sera aquí en el castillo, aunque no estoy seguro que habrá mucho que celebrar.

Llaman a la puerta.

―Pase.

―Hola, cariño.

Mi madre entra, llevando su traje corte recto color blanco, su cabello negro, el cual compartimos, recogido en un discreto tocado, su maquillaje como siempre impecable, y nada exagerado, sus ojos cafés brillan como siempre, yo tengo los ojos de Lennox, grises claros, una herencia familiar.

―Mamá...

―Me ha dicho tu padre, que estas un poco reacio al matrimonio.

Cierra la puerta tras de si y se sienta en mi cama.

―Reacio, es muy superficial, estoy completamente en contra a todo esto mamá, no puedo creer que no hayan consultado conmigo antes de hacerlo.

Asiente, dándome la razón, deja salir un suspiro y noto que esta mas cansada de lo habitual.

―Cielo, las cosas no están bien, hay mucha gente que esta en contra de tu padre, esto tuvo que hacerse para distraer un poco a la gente, estamos pasando momentos difíciles, el mundo se esta viniendo encima de nosotros, los reinados están cayendo alrededor del mundo. Si las cosas siguen de esta manera no pasara mucho tiempo para que sea nuestro turno.

Se que esta hablando en serio, inclusive yo lo sé, el descontento de la gente hacia mi padre ha crecido con los años, no es un mal Rey, intenta hacer lo mejor, pero es muy anticuado, es como ver a mi abuelo en el trono. Caen en los mismos errores que cayeron nuestros antepasados.

―Sabes que normalmente yo seria la primera en estar en contra de todo esto, pero la situación lo a merita. Sabes lo que sucederá en cuanto estés casado.

Por supuesto que lo se, según nuestra tradición, el nuevo Rey, se corona el día que desposa a la futura Reina, eso quiere decir que el no solo se trata de mi boda, sino también de mi coronación. Esa es otra buena razón para no estar de acuerdo con todo esto, estoy aterrado, aunque por supuesto jamás me oirán admitirlo en voz alta.

―Lo entiendes ¿verdad?. El País necesita un nuevo Rey, te necesitan a ti.

Asiento, un nudo se forma en mi garganta, mis padres esperan mucho de mi, mi pueblo espera solo lo mejor de mi.

―Entiendo todo esto mamá, pero no pidas que acepte casarme con una desconocida, ni siquiera sé si se acostumbrara a nuestra vida, o costumbres, ¿Cómo me pides que la convierta en Reina de un país al que no ama?

―¿Cómo sabes que no lo ama?

―Obviamente por que jamás la he visto o hablado con ella ― grito exasperado, acaso estoy hablando en un idioma diferente, o simplemente el loco soy yo.

Se retuerce un poco las manos, se que esta intentando mediar en esto, suelta un suspiro resignada.

―Permitiré que la conozcas, pero tendrá que ser fuera del castillo.

―Y ¿Cuál es la trampa mamá?

―Una vez la conozcas, no hay marcha atrás.

Ok... Habían escuchado un dicho que dice, "Por una mujer cayo un Imperio", bueno este es un buen ejemplo, mi padre no hacia mas que decirme que debía hacerlo sin mas, pero mamá sabia exactamente como hacer las cosas para conseguir lo que quería. Esto es inevitable.

―Lo haré. Pero quiero conocerla antes.

Se levanta y camina hacia mi, me envuelve entre sus brazos.

―Ese es mi pequeño, confía en tu madre, se que Lyris es la correcta.

Dejo salir un suspiro, ¿acaso tengo otra opción?

Dejo de lado mi acostumbrado traje, y elijo unos jeans un poco gastados y un jersey azul de cuello alto, peino mi cabello hacia atrás, y tomo unas gafas oscuras, la idea es que las personas no noten que soy yo, ahora espero conseguirlo. Me pongo el abrigo largo, me agrada mucho lo que muestra el espejo.

―Vamos guapo, es hora de conocer a tu futura esposa ― me digo a mi mismo, lo sé es idiota, pero necesito todo el apoyo moral.

Bajo hasta el parqueo donde Bernard me espera, al ser una orden directa de la Reina, no tuvo mas opción que ser parte de todo esto.

―Hermano, siento que debas hacer esto, se que tu padre te ahorcará cuando se entere.

Se encoge de hombros y sonríe, también a dejado el traje y va vestido casual.

―El viejo encontrará cualquier otra excusa para hacerlo, así que da igual. Además, debo admitir que yo también tengo curiosidad de como es. No se que podría ser tan malo como para que no la conozca el mundo. ¿Será fea?

¿Fea?, lo admito lo había pensado, pero en sus fotografías de niña no lo es, no creo que haya cambiado tanto al pasar los años.

―No lo creo, he visto un par de fotografías de niña, y no lo es. ¿Quizá esta un poco rellenita?




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