Herederos: El PrÍncipe De Hielo

VI

Josabet

Tres años antes...

― Ese matrimonio es solo un farol, no importa lo que el Rey diga, debemos seguir adelante con eso ― dice mi padre, está obsesionado con la idea de que sería el mejor rey de la historia del país, ese era su sueño frustrado.

Mi madre se mantiene al margen de todo esto, no está de acuerdo, pero tampoco puede hacer nada al respecto.

―Si se da la coronación. Habremos perdido el trabajo de los últimos cinco años, cambiarán los asesores y perderemos a todos los informantes que tenemos dentro del palacio.

Todos mis tíos tuvieron que huir después del derrocamiento del último rey de Aiden, mi abuelo. Sufrieron hambre, frío, hasta que por fin al final encontraron un hogar, aquí, en Ambur, pero su ambición los llevará directo a perder todo lo que han conseguido hasta ahora.

―Josabet, ¿sabes que no deberías estar escuchando las conversaciones de tu padre? ― me asusto, mi madre ha aparecido de la nada, su voz es acusadora, creo que comienza a sospechar de mi, nunca he estado de acuerdo con la forma en que mi padre hace las cosas, he intentado hablar con él, pero está completamente cegado.

Suspiro mientras me volteo para ver a mi madre que me mira con reproche.

―No lo hacía, venía a informar que el cargamento de papá está por llegar al puerto ― mi madre abre los ojos emocionada, no entiendo ¿cómo es que no aprendieron la lección?

El cargamento era lo último que esperaban para poder dar inicio a la rebelión, un buque lleno de armas de todo tipo estaba ingresando ilegalmente al país, debían matar al príncipe que descansaba en el castillo Lennox a las afueras de la ciudad, y de esta manera desestabilizar al reinado.

Estaba previsto que el buque llegara a tierra esta noche, pero no perdí oportunidad de cambiar eso. Ser la hija de Theodor Barrier, me daba cierto poder. Y si una vez más tenía que salvar el pellejo de ese tonto príncipe, lo haría.

Todo está fríamente calculado, el momento de la emboscada, la captura, tortura y la ejecución pública del futuro rey de Hannover, cada una de ellas era más atroz que la anterior, sentía nauseas cada vez que escuchaba hablar a mi padre de esa manera, esto ya había llegado muy lejos, no me importa ser repudiada por mi familia, ni aquella estúpida palabra, princesa, que salía de sus asquerosos labios, como si fueran reales.

Llega a mis oídos que el príncipe adelanta su regreso a la capital, lo que implica un gran alivio para mí, todo está preparado para el día siguiente. Había una sola persona en la que podía confiar en este pueblo y esa era la abuela Bridge. Cuando había tomado conciencia de la maldad que había en mi familia, tuve que buscar un apoyo, me llevo años descubrir que la abuela Bridge, no era otra que la Reina del pueblo, como todos cariñosamente la llamaban.

Ella se preocupó de que recibiera educación, aprendiera buenas costumbres y poder mantenerme en el camino correcto aun cuando todo me arrastraba al camino equivocado. Aprendí también a ser fuerte, a no claudicar sin importar lo difícil que se veía el presente, a luchar por aquello en lo que creía aun si debía ir contra viento y marea.

Bridge no solo era una mujer brillante, era la persona más humana que he conocido, y ella era mi maestra, mi mentora.

Corro en medio de la noche hasta el castillo Lennox, al llegar a la puerta principal, los guardias me permiten la entrada con una ligera reverencia.

Parte del castillo está iluminado, como es costumbre. Todos se encuentran reunidos en el salón principal, ocho pares de ojos se vuelven a verme cuando entro como un huracán dentro del salón.

―Josabet, mi cielo ― entrecierra los ojos, y me hace una señal para que me acerque ― ¿Qué es lo que ha sucedido?

Apoyo mis manos sobre las rodillas, intentando recuperar aire.

―Mi padre... la rebelión ― mi garganta esta tan seca que me duele articular palabras.

Bridge conocía de qué hablaba, al igual que el abuelo Lex, nos habíamos preparado por años para este momento.

―Tranquila cariño ― me acaricia la nuca ― Este reino no caerá ante la codicia de los Barrier.

El abuelo Lex camina hasta nosotras, se acerca a mí y deposita un tierno beso en mi mejilla.

―Esa es mi niña valiente.

Encontré el amor que necesitaba en estos dos, no podría pagarles jamás todo lo que han hecho por mí.

Al final la revolución fue evitada, la guardia real comandada por el General Lex Lennox, el mismísimo abuelo, estuvo presente en la captura de mi padre, aunque todos sabíamos que esto era únicamente una solución temporal, cumpliría su sentencia y su ambición se combinaría con venganza.

No sabía cuál de ellas era peor.




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