Herencia Oculta

Capítulo 4: Fragmentos de la verdad oculta

Han pasados dos semanas desde aquel acontecimiento en la biblioteca y del sepelio de mi abuelo, no logro entender estas cosas, necesito respuestas.

Estaba en la biblioteca de mi abuelo nuevamente cuando todo empezó a cambiar. Me sentía perdida entre los estantes, rodeada de libros viejos que parecían susurrar secretos cada vez que los tocaba. No era la primera vez que exploraba esta sala desde su muerte, pero aquella tarde algo era diferente. El aire estaba más denso, como si el pasado se aferrara a cada rincón de la casa, exigiendo ser descubierto.

Mi mente aún estaba revuelta por las cartas que había encontrado días antes. Eran fragmentos dispersos de lo que parecía un gran secreto familiar, uno que mi abuelo había intentado ocultar. Pero había más. Lo sentía, casi lo podía tocar. Entre esas páginas amarillentas y la tinta desvanecida, había algo que cambiaba mi percepción de todo lo que creía saber sobre mi familia.

Me acerqué al escritorio de mi abuelo. Entre los cajones viejos y desgastados, encontré una carta diferente a las demás. Esta estaba sellada con cera roja, y mi nombre estaba escrito en una caligrafía precisa: “Para ti, cuando sea el momento.”

Lo supe en ese instante: el momento había llegado.

Rompí el sello, y mis manos temblaban. Era como si mi cuerpo ya supiera lo que estaba a punto de descubrir, aunque mi mente aún no pudiera procesarlo. Comencé a leer las palabras de mi abuelo, y cada frase resonaba en lo más profundo de mi ser.

Carta de Don Arturo:

*"Mi querida Lyvia

Si estás leyendo esta carta, significa que ya has comenzado a sentir los cambios. Hay algo en nuestra sangre, algo que nos conecta con el tiempo de maneras que otros no pueden comprender. No es solo un poder, es una responsabilidad, y ha sido transmitida de generación en generación. Lo que tú experimentas ahora, lo viví yo a tu edad. Lo mismo le ocurrió a mi padre y a su padre antes que él.

El tiempo no es lineal para nosotros, Lyvia. Podemos alterarlo, movernos a través de él, pero cada acción tiene consecuencias. El don de nuestra familia está envuelto en peligro, y el precio a pagar es alto. Algunos de nosotros hemos logrado controlarlo, otros no han sido tan afortunados.

Cuando cumplas 21 años, despertaras algo en ti que ha estado esperando. Ahora todo depende de ti. El legado de nuestra familia vive a través de ti, pero también sus sombras. Te advierto que no estás sola en esto. Hay otros que saben lo que eres y lo que puedes hacer. Debes tener cuidado en quién confías.

Este es solo el comienzo. Te dejo con más preguntas que respuestas, pero debes saber que cada decisión que tomes, a partir de este momento, te acercará a la verdad, o te alejará de ella para siempre.

Con amor,
Don Arturo."*

Mis manos soltaron la carta, pero mi mente aún estaba aferrada a sus palabras. ¿Alterar el tiempo? ¿Moverme a través de él? Mi cuerpo temblaba, pero no de miedo, sino de algo más... algo que no entendía. Sentía una energía que pulsaba bajo mi piel, una sensación creciente de que algo estaba despertando dentro de mí.

De repente, la habitación pareció cambiar. El aire se volvió pesado y todo a mi alrededor comenzó a volverse borroso, como si el espacio y el tiempo mismos se hubieran distorsionado. Sentí que mi cabeza comenzaba a girar, y una sensación de vértigo me invadió. Las imágenes de la habitación se desvanecieron, y, por un momento, no supe dónde estaba.

Cerré los ojos, tratando de mantener el control, pero cuando los abrí nuevamente, ya no estaba en la biblioteca. Era como si hubiera sido transportada a otro lugar... o a otro tiempo. Los colores eran extraños, como si el mundo se moviera más lento, como si todo lo que me rodeaba estuviera inmerso en una especie de calma inquietante.

De pronto, me vi a mí misma, de niña, corriendo por el jardín de mi abuelo. Era una visión clara, como si estuviera viviendo ese momento de nuevo. Me acerqué, pero cuando extendí la mano para tocar a mi yo más joven, la imagen se desvaneció. Todo se desmoronaba a mi alrededor. ¿Estaba viendo el pasado? ¿Era esto lo que mi abuelo quería decir con moverme a través del tiempo?

Intenté respirar profundamente, tratando de salir de esa especie de laguna mental, pero justo cuando creí que lo lograría, alguien habló detrás de mí.

—No deberías estar aquí sola.

La voz era inconfundible. Lucas.

Giré sobre mis talones y lo vi parado en el umbral de la puerta, sus ojos oscuros fijos en mí. Había algo en su mirada que me resultaba intrigante y peligroso al mismo tiempo. No sabía si podía confiar en él, pero en ese momento, necesitaba respuestas, y él parecía ser la única persona que las tenía.

—Lucas, algo está pasando conmigo... —le dije, con la voz temblorosa, aún afectada por lo que acababa de experimentar.

Él no respondió de inmediato. Solo me miró, como si estuviera evaluando mis palabras, o quizás evaluándome a mí. Finalmente, dio un paso hacia mí, y sentí que el aire entre nosotros se volvía aún más tenso.

—Lo sé —dijo, en un tono bajo—. Estás empezando a descubrir lo que eres. Pero no debes precipitarte, o podrías perderte en el tiempo.

Sus palabras resonaron en mi cabeza. “Perderme en el tiempo.” ¿Qué significaba eso? ¿Podía esto realmente ser tan peligroso?

—¿Por qué me estás diciendo esto? —le pregunté, dando un paso hacia él.

Hubo un breve silencio. Lucas me miró a los ojos, y por un momento, sentí que podía ver más allá de su fachada fría. Había algo en él que no podía descifrar del todo. Pero entonces, algo cambió. Sentí una energía extraña en el aire entre nosotros, algo casi magnético.

No sabía si era el miedo o la confusión lo que me impulsaba, pero cuando di un paso más cerca de él, nuestras manos se rozaron accidentalmente. Fue solo un instante, un toque apenas perceptible, pero fue suficiente para que una chispa recorriese mi piel. No era solo una atracción física; había algo más. Algo que parecía estar conectado a ese poder que recién comenzaba a comprender.




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