Heridas Ocultas

Capítulo extra: DEGAN

NARRA DOMINIC

 

Sabía que en algún momento tenía que enfrentar a los padres de Megan formalmente. No bastaba con saludarlos de vez en cuando. Además Megan merecía que hablara con ellos. Había sido paciente todo este tiempo conmigo. Todavía seguía ofreciéndome su apoyo cuando las cosas se complicaban. Y hacerle el favor de ir a cenar a casa de sus padres era lo menos que podía hacer.

Estaba en deuda con ella por el simple hecho de estar ahí junto a mí en las situaciones que pudieron haberme destruido.

Cinco minutos antes de las ocho de la noche, ya estaba frente a la puerta esperando a que sus padres nos recibieran. Me sentía nervioso como la mierda. Era como si estuviera a punto de entrar a un calabozo sin salida. No tenía por qué sentirme de esa manera. Derek y Jay se hubieran reído a carcajadas si me escucharan. Pensarían que estaba siendo un patético. Había otras cosas más importantes de qué preocuparme que pasar un par de horas con dos personas que aún no comprendían lo mucho que amaba a su hija.

Unos pasos se fueron acercando desde el otro lado de la puerta e instantáneamente apreté la mano de Megan, sólo para recordarme que estaba aquí por ella y no para impresionarlos.

-Tranquilo, Dominic. -Escuché su voz a mi lado y la miré de reojo. Tenía una pequeña sonrisa en su rostro-. Todo va a salir bien.

Asentí, en un intento de apegarme a sus palabras pero luego sacudí la cabeza. No podía asegurar nada.

-Lo siento, es sólo que es la primera vez que hago algo como esto.

-¿No conocías a los padres de las chicas con las que salías? -dijo, casi en un susurro.

Fruncí el ceño, meditando su pregunta. Luego caí en la cuenta que jamás había tenido una relación normal. Quiero decir, no era un mujeriego pero tampoco me esforzaba en conocer a una chica después de una noche. Estaba tan encerrado en mi miseria que no podía pensar en eso.

-Tomaré eso como un no -respondió en tono divertido cuando me quedé en silencio.

Dejé salir un suspiro. Megan me estaba afectando demasiado. Pero me gustaba que tuviera esa reacción en mí.

La puerta de repente se abrió y volví a sentirme inquieto. El padre de Megan nos miró con la misma expresión pacífica de la última vez. Cuando estuvo a punto de decir algo, Chad apareció detrás de él con una enorme sonrisa.

-¡Hola, Megan y Dominic!

Su aura alegre y refrescante causó que la ansiedad por salir huyendo disminuyera. Hace semanas que no lo había visto. Me comunicaba con él por medio de llamadas telefónicas. Así que era reconfortante percibir su energía despreocupaba de nuevo.

-¿Cómo estás, Chad? -dije, devolviéndole la sonrisa.

-Bien, esperando a que éste hombre los deje pasar. -Señaló con el dedo pulgar a su padre.

El sr. Lewis le lanzó una mirada cansada y Chad simplemente sonrió mostrando los dientes exageradamente. Luego de estrecharnos las manos e intercambiar un par de palabras, entramos al interior. Posé la palma de mi mano en la espalda baja de Megan mientras nos dirigíamos a la cocina. Miré el vestido ajustado color aqua que llevaba y me contuve a susurrarle algo indebido al oído. No podía hacerlo libremente cuando tenía a Chad al otro lado, contándome sobre lo que había hecho los días anteriores.

-Chad, dejaste tu videojuego encendido. -Una adolescente, que reconocí como Hayley, caminó hacia nosotros hasta ponerse frente a él, con una mirada molesta-. Es la décima vez que lo haces y los malditos sonidos de las armas se escuchan hasta mi habitación.

Megan se aclaró la garganta.

-Hayley, tenemos visita.

Unos ojos parecidos a los de ella, se trasladaron hacia a mí, apenas sabiendo que estaba ahí. Sonreí y me observó de arriba a abajo detenidamente. Mi sonrisa desvaneció. ¿Qué diablos...?

-¿Él es tu novio? -preguntó, volviéndose hacia Megan.

-Sí, lo soy -dije con un asentimiento-. Mi nombre es Dominic, un gusto.

-Vaya. -Hayley se me quedó mirando por un momento antes de sonreírme-. Por casualidad, ¿no vino algún amigo tuyo a casa?

Chad resopló y siguió a su padre a la cocina. Reí entre dientes y miré a Megan, quien se notaba incomoda.

-Hayley, por favor -se quejó, negando la cabeza.

-¿Qué? -reprochó su hermana mientras ponía los ojos en blanco-. Los chicos sexys tienen amigos sexys.

-Ahora que lo dices, tengo un amigo llamado Jay que...

-Dominic, ni siquiera lo pienses. -Megan me frunció el ceño y no pude evitar sonreír.

-Quiero conocerlo -dijo Hayley animadamente.

-Por supuesto que no -aclaró Megan con determinación-. Además, él es mayor que tu.

-Tengo diecisiete y medio -contestó Hayley, cruzando los brazos.

-Sigues teniendo diecisiete -discutió Megan.

-Jay tiene veinte. -Me encogí de hombros, restándole importancia la diferencia.

-Dominic, es suficiente. Hablar sobre esto no tiene sentido. -Megan me tomó del brazo, obligándome a llevarme por el pasillo que llevaba a la cocina y luego miró a su hermana sobre su hombro-. Hablaremos sobre esto otro día. Por ahora Dominic y yo somos los invitados.

La madre de Megan estaba acomodando la mesa y levantó la mirada cuando nos escuchó entrar. Nos sonrió, pero todavía se veía inconforme con lo nuestro. Supongo que enterarse que mi padre fue encerrado por drogas y violencia familiar la hizo desconfiar de mis intenciones. Sin embargo, tenía la certeza que con el tiempo, se enteraría que verdaderamente mis sentimientos hacia Megan era un amor inmenso que no me alcanzaría describirlo con palabras.

Horas después, logré mantener una conversación versátil y normal con sus padres. Era un alivio tener a Megan salvándome de las preguntas relacionadas con mi familia. Ella me notaba incomodo y sabía que aún no estaba totalmente de acuerdo con hablar sobre mi pasado con otras personas. No era algo que me gustaría contar. Prefería que se quedaran con la duda a que me miraran con lástima y compasión.



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En el texto hay: romance, accion, amor

Editado: 03.11.2020

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